Hace años, lo friki, el esperpento más extremo, estaba de moda. Pero los tiempos cambian y en la televisión más aún. Los que antes era estrellas absolutas del trash español, ahora son mediocres figuras que se niegan a desaparecer. ¿Cuáles son los casos más ‘graves’ de frikis que no deberían regresar?
¿Qué es un friki? El término ha cambiado a lo largo de los años. Viene del inglés, freaky, que quiere decir extraño u extravagante. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, se relacionaba con las atracciones de feria, con las personas que sufrían algún tipo de malformación física llamativa. Más adelante, a partir de finales de los 80, la palabra se usó para describir a cualquier fanático u obseso de una afición, en especial a los devotos de la ciencia ficción, fantasía, juegos de rol, videojuegos, anime…
Pero llegado el siglo XXI, en España, el término se mudó a la tele y pasó a describir a toda persona extravagante y excesiva tanto en aspecto como en actitud que basaba su popularidad precisamente en sus peculiaridades. Esta nueva ‘raza’ se la debemos principalmente a Pepe Navarro y a Xavier Sardá. Tanto de ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’ (A3) como en ‘Crónicas Marcianas’ comenzaron a circular personajes extraños.
Para triunfar como ‘friki’ , hay que ser auténtico, es decir, creerte lo que eres. El problema es que con el tiempo, muchos han exagerado y falseado sus formas. Son los usurpadores del freak que han provocado que, hoy por hoy, se le llame así a casi cualquier persona que salga en la televisión, desde colaboradores hasta concursantes de reality. Ahora, todos somos frikis.
Actualmente, la cultura friki televisiva se ha reducido prácticamente a Telecinco, única cadena que da cobijo a ese mundo esperpéntico. Pero la tendencia ha ido a la baja y en los últimos años no se ha hecho más que reciclar (gracias a varios realities) a viejas glorias frikis.
Muchos han intentado ser los nuevos iconos trash pero pocos han conseguido calar realmente (es el caso de Paqui ‘La Coles’ en ‘Sálvame’, Dani de ‘GH12+1’ y alguno que otro tróspido de ‘¿quién quiere casarse con mi hijo?’ (Cuatro)).
Esta semana vimos a Sonia Monroy colándose en la gala de los Oscars y me dio mucha pena. La ex ‘Sexbom’ sigue empeñada en hacernos creer que es una star con todas las de la ley y a estas alturas ya es ridículo. Eso me hizo reflexionar en todos aquellos personajes que una vez fueron iconos, que nadie se tomaba en serio pero que se forraron con sus excentricidades y que ahora, han sido renegados, como mucho, a la madrugada de la vida, a la nocturnidad, a los call-tv, a las entrevistas cutres al final del ‘Deluxe’ o incluso al ostracismo más cruel.
Bienvenidos al circo de los horrores. Pasen y vean a los cinco frikis más entrañables y pasados de mora que se niegan a ‘morir’ televisivamente. ¿Merecen una segunda oportunidad?
Cañita Brava: El niño pequeño
En este caso he de apuntar un dato personal. Yo tuve la oportunidad de trabajar un tiempo con Cañita Brava en un programa de televisión y, en honor a la verdad, es un personaje entrañable. Es un niño pequeño. Vive en su mundo e incluso le escuchaba hablar solo por los pasillos.
Cañita, nombre artístico de Manuel González, saltó a la fama con ‘El semáforo’ (TVE) y más adelante con su participación en la saga ‘Torrente’. Daba la impresión que hacía mucho que no sabíamos de él pero en realidad no ha parado de trabajar en su Galicia natal. En los últimos años ha dado las campanadas en la cadena gallega V Televisión.
¿Queremos que vuelva? Yo espero que le vaya muy bien en la vida y que nunca le falte el pan pero su caso despierta el debate. Me recuerda al ya fallecido Pozi. ¿Es ético reírse de ellos en la TV? Muchos dirán que no, que es una forma de crueldad pero, al fin y al cabo, no dañan a nadie y comen de lo suyo.
Aramis Fuster: La bruja del cuento
Los videntes, hechiceros y brujos siempre han pertenecido a la cultura friki. No sólo por su extraña profesión sino porque ellos mismo se encargan, por su habitual indumentaria, de recordarnos que están fuera de cualquier convención social. Es como que para ser medium, llevarás ropajes extravagantes y las uñas pintadas con purpurina.
Uno de los personajes más destacados de la ‘parapsicología trash’ de nuestro país, fue Aramis Fuster, una mujer que sigue empeñada en decirnos que es una eminencia internacional de las artes oscuras pero que explota como nadie su faceta friki.
Me parece incomprensible, por ejemplo, que una persona diga que es muy seria y luego entre en programas como ‘Hotel Glam’ (T5), dónde aterró a propios y extraños con su tanga. Pero más increíble es que siga existiendo gente que aún vaya a su consulta en busca de respuestas vitales.
Pensé que era un personaje olvidado pero no. Hace poco la vi en ‘Sálvame’ asegurando que ella es la la responsable de la mala época que está pasando Kiko Hernández (de baja por depresión) ya que conjuró contra él un maleficio.
¿Queremos que vuelva? No la echo de menos. Su puesto lo ha ocupado una gran estrella de las madrugadas: Sandro Rey, que sí es genial.
Padre Apeles: Con la Iglesia hemos topado
El padre Apeles pertenece a una rara especie dentro de los frikis. El que fuese cura e un tipo listo, inteligente pero que, creo, sucumbió a la ambición mediática. el que fuese uno de los polemistas más famosos de los platós allá en los 90, reapareció el sábado 29 de octubre de 2011 en ‘La Noria’ (T5) para confesar que lo único que desea es que su vida acabe. Dijo tener depresión y que se pasa el día tomando antidepresivos y bebiendo alcohol. No tiene dinero ni trabajo. meses más tarde ( en junio de 2012) saltó la noticia de que había sido ingresado por haber ingerido una gran cantidad de fármacos. Antes había intentado aparecer en ‘Sálvame’ y quiso asegurarse el puesto atacando a Belén esteban pero no coló.
¿Queremos que vuelva? Yo no, la verdad pero algo me dice que regresará a la típica entrevista del ‘Deluxe’ para contar sus desgracias.
Sonia Monroy y Yola Berrocal: Fuga de cerebros
A estas las pongo en un pack porque ambas representan lo mismo: el friki como esperpento físico y, en su caso, como objeto sexual. Las dos son muy amigas y su suerte ha sido pareja.
Ambas saltaron a la fama por sus excesos físicos, por sus pechos sobrehumanos y fueron la versión ‘moderna’ de la vedette de toda la vida. Pero pasado el tiempo, las ‘cantantes’ se han agarrado a la fama con uñas y dientes, tanto, que no han tenido problema en aparecer en diversos realities y explotar su cara más freak.
Siguen siendo famosas, nadie lo duda, pero ya da mucha pena verlas. Con tanto montaje y tanto escándalo de serie B, uno las mira con tristeza. Han basado su éxito en su físico y ya tienen una edad.
Ahora, Berrocal dice que, por culpa de la crisis, va a hacer las Américas puesto que el suyo es un ejemplo de «la fuga de cerebros» que vive nuestro país.
Por su lado, Monroy está enfrascada en su nuevo docu reality que describe sus andanzas por Hollywood y como aperitivo, la vimos colarse en la alfombra roja de los Oscar. Fue tan bochornoso, tan incómodo de ver (sobretodo por ese vestido de volantes…¡Dios!).
¿Queremos que vuelvan? En realidad no se han ido. Cansan pero no molestan.
Tamara: La negación
Lo de Tamara no fue flor de un día. Su presencia hizo regresar al espíritu ya olvidado de la España de los 80. Sus trabajos discográficos, más allá del ‘No cambié’, merecen consideración y respeto y su apelativo de ‘diva’ no fue un regalo.
Tamara (Yurena ahora) consiguió ser objeto de estudio. Todo un fenómeno de masas que adoptó la comunidad gay y rompió barreras sociales. Quizá suene a exageración pero nadie puede negar que lo de esta mujer (nacida también de ‘Crónicas Marcianas’ y conocida por haberse enrollado con Paco Porras, el vidente de las verduras…) fue brutal.
Sus conciertos eran multitudinarios, protagonizaba portadas, realities, diversos programas de Televisión y su maxi sencillo de ‘No cambié’ fue disco de oro.. De hecho, no nos olvidemos que su CD ‘Tamara Superstar estuvo amadrinado por la mismísima Alaska y fue producido por grandes como Carlos Berlanga, Nacho Canut, Joaquín Fernández (miembro de Los Nikis) o Luis Miguélez.
Pero el problema de Tamara, pienso, fue que se tomó demasiado en serio así misma y por mucho que se cambiara el nombre, no supo renovarse. Pasó de diva a esperpento y aunque sigue apareciendo puntualmente en ‘Sálvame’ e incluso posó desnuda en ‘Interviú’ ya nadie le quita la etiqueta de ‘juguete roto’.
¿Queremos que vuelva? A mí me provoca nostalgia pero si aparece o no, me trae sin cuidado.