Son famosos, cobran mucho dinero y se enfrentan a diario a retos de mucha responsabilidad. Son los presentadores de televisión, las estrellas más rutilantes de la pequeña pantalla. Pero ¿se merecen todos el puesto que tienen? Seguramente no. ¿Quienes son los presentadores menos profesionales o los que más nos sacan de quicio?
Ser presentador de televisión no es nada fácil. Se requieren unas habilidades, un don de palabra , una capacidad de improvisación y una rapidez que muy pocos tienen. Además, ellos son la cara única del programa que representan. Tanto, que un buen conductor puede levantar o hundir, por sí sólo, un formato.
Mercedes Milá o Jorge Javier Vázquez, por ejemplo, nos pueden caer mejor o peor pero saben muy bien qué hacer para captar audiencia. Yo he visto infinidad de galas de GH o de ‘Supervivientes’ que hubieran sido insoportablemente aburridas si no fuese por la labor del maestro (o maestra, en este caso) de ceremonias.
Habría que definir qué es ser un buen presentador: Para empezar, tiene que saber dónde trabaja y a qué público se está dirigiendo. Puede que llamar «hija de puta » a una concursante (como le sucedió a J.J. Vázquez en ‘SV2011)’) parezca poco profesional pero ese fue uno de los momentos más vistos del año, por lo que se podría decir que se hizo un buen trabajo. Se cumplieron objetivos. ¿Todo vale?
Además, hay que diferenciar entre presentador y colaborador. El primero tiene que estar atento, controlar y estar por encima de los que tiene a su lado. El segundo goza de una mayor libertad escénica, aquella que carece casi de responsabilidades y que siempre puede ser frenada por un superior. El problema surge cuando un tertuliano aspira a ascender sin estar preparado.
En España tenemos grandes profesionales del medio tales como los mencionados Vázquez y Milá, Jesús Vázquez, Ana Rosa Quintana, Susana Griso, Carlos Sobera, Paula Vázquez, Raquel Sánchez Silva, Luján Argüelles o Christian Gálvez. Pero sin embargo, hay personajes muy populares a los que deberíamos poner en cuarentena.
En mi humilde opinión, algunos resultan excesivos, otros se quedan cortos y los hay que, simplemente, no han encontrado su sitio. Muchos de ellos ya han aprendido la lección y han echado el freno (bien porque se han retirado, bien porque les han retirado)y otros siguen estando en la picota (y de qué manera ) ¿Cuáles son los presentadores o presentadoras menos brillantes de nuestra tele? ¿Tienen solución?
Cristina Tárrega: Yo, yo y después yo
Confieso que soy un gran seguidor (que no admirador) de Cristina Tárrega y reconozco que se lo ha montado muy bien. Es una tipa lista. Sin saber muy bien por qué se ha autoproclamado como nueva gurú de la autoestima (física, principalmente). Sus libros, que no son más que un catálogo de productos de belleza, se venden como churros y su web acumula cada día más visitas. Cristina Tárrega ha hecho de sí misma un producto y puede que ese sea el problema.
Aunque hoy por hoy aparece como colaboradora de ‘Sálvame’ con sección propia, hasta hace bien poco conducía sus propios programas en Telemadrid. Y digo programas porque muchos hemos crecido viendo a esta mujer de madrugada entrevistando a famosos o escuchando las tragedias ajenas en espacios como ‘Sola en la ciudad’ (que luego exportó a A3 bajo el nombre de ‘Cristina, amiga mía’) ‘Vive la vida’ o ‘Territorio Comanche’-además de ser la responsable de ‘Gent de Tàrre’ en Canal Nou-.
Como presentadora, la Tárrega sólo sabe hablar de sí misma. No sé cómo lo hace pero ya pueden estar hablándole de violaciones, ruinas, palizas, incestos, accidentes o cualquier otro drama, que ella siempre lo va a relacionar con su persona. Por ejemplo, recuerdo una vez, en la que una mujer llamó a ‘Sola en la Ciudad’ para confesar, por primera vez en su vida, que era homosexual y la Tárrega, mientras se acariciaba el cuerpo, le preguntó a su interlocutora algo así como:
Oye, ¿a que yo gusto a las lesbianas? ¿A que sí? Dime por qué. Es que yo sé que les gusto mucho. Dímelo.
De verdad que aplaudo lo que ha hecho Tárrega con su carrera pero dejarla al frente de un programa a ella sola supone una sobredosis de escotazos, morritos y anécdotas personales. Da igual que tenga delante a Alejandro Sanz, a Miguel Bosé o al último premio Nobel de la Paz, eso es el show de Cristina y ahí sólo se habla de ella.
Puntos fuertes: Que en realidad es muy lista y sabe muy bien el público que tiene.
Puntos débiles: Su egocentrismo, su vehemencia desmedida y cierta carencia de sentido del humor.
Estaría mejor si…: Que se quede como está, con sus cremas y sus secciones. Tárrega sabe mejor en pequeñas dosis.
Arturo Valls: El ‘gran’ salto
El pasado 2 de junio de 2013 se hizo pública una lista realizada por la consultora Personality Media, en la que se han elegido a los famosos mejor valorados entre los españoles a la hora de ser elegidos para campañas publicitarias . Y en el puesto número 7 encontramos a Arturo Valls. Lo entiendo. El tipo es simpático, agradable, empatizas con él, es un crack como actor y como cómico pero puede que no tanto como presentador.
En ‘Allá tú’ (T5) o en ‘¡Ahora caigo!’ (A3) tenía un pase pero su sola presencia en ‘Splash: Famosos al agua!’ (A3) me obligaba a cambiar de canal. Estaba desatado. Parecía que quería caer bien a toda costa a base de imitar al Jim Carrey más insufrible. Esas muecas, esos gritos esa hiperactividad….
Puntos fuertes: Su humor y su presencia.
Puntos débiles: Que le digan lo que tiene que hacer. Su exagerada puesta en escena.
Estaría mejor si: Si se relaja y es él mismo. De verdad que si está en esta lista es sólo por ‘¡Splash!’.
Eva González: Problemas de adaptación
Escribo estas líneas mientras veo la tensísima final de ‘Masterchef’ ( TVE) y me reafirmo: Eva González no es buena presentadora. ¿Hace falta decir por qué? Por su acento. Más bien por su ausencia. Y es que esta ex miss se ha creído que es la embajadora de la España global y reniega, casi de manera insultante, de sus raíces andaluzas. Sus intentos por vocalizar de manera neutra provocan, sin embargo, que no se le entienda nada y que repita el guión sin naturalidad.
Eva González no improvisa, parece siempre nerviosa, tensa. Ella suelta el texto con excesiva cautela y nadie se la cree.
Puntos fuertes: Lo increíblemente guapa que es.
Puntos débiles: Falta de tablas, vocalización nula y negación del ‘yo’.
Estaría mejor si: Acudiera a un logopeda.
Tania Llasera: El exceso
Puesto que Pilar Rubio lleva mucho tiempo desaparecida, he optado por incluir aquí a Tania Llasera. Que no se lo tome a mal (ni ella ni sus fans) pero esta chica necesita relajarse. Es muy guapa y muy maja (y concediendo entrevistas es un encanto) pero en televisión puede llegar a causar ansiedad. Peca de lo mismo que Arturo Valls pero creo que en su caso es más grave. Me da la sensación de que Llasera suple su carencia de tablas con muecas y aspavientos a granel.
De todo esto ya nos dimos cuenta cuando se encargaba a solas de ‘Resistiré ¿vale?’ (T5) pero fue como co-presentadora de ‘La Voz’ cuando directamente nos sacó de quicio. Parecía sufrir el típico ataque epiléptico de Leticia Sabater cuando gritaba aquello de : «Al mediodía, alegría». De hecho, T5 le quiso dar una oportunidad de crecer otorgándole las riendas del Debate de ‘La Voz’ pero la cosa no duró ni dos semanas.
Puntos fuertes: Lo guapa, maja y alegre que es.
Puntos débiles: Su descontrol y su lenguaje no verbal. Desquiciante.
Estaría mejor si…: A mí no me gusta en ‘La Voz’. Vale que no sale mucho pero su presencia se hace notar para mal. Aún así, la veremos repetir en otoño. Esperemos que se haya tranquilizado.
Anne Igartiburu: El perfecto maniquí.
Basta ya de andarse por las ramas: Anne Igartiburu es un fósil prematuro que a TVE le ha dado por tener como marca. No le quitamos mérito, ojo. La rubia es mona (eternamente mona, porque no envejece), correcta y más o menos solvente. Lo que sucede es que no evoluciona y como presentadora es muy, digamos, limitada. ¿Cómo es posible que una mujerona de su tamaño y sus medidas no llame la atención? Porque es que no da más de sí.
A Igartuburu, sino le das un guión perfectamente diseñado, se atolondra, se pierde y comienza hablar con un acento extraño (simbiosis imperfecta entre el vasco y el gaditano), no le salen las palabras y se pone a tocar a los invitados como si padeciese de un tic nervioso. Para una mujer que lleva tantos años en el medio, que es rostro de una casa, no tiene perdón.
Pero Anne es el perfecto busto parlante que le conviene a la pública. No se mete en líos, no se conocen sus inclinaciones políticas y no suele protagonizar escándalos. Ella es la clásica presentadora americana de los años 60 que le conviene a cualquier gobierno. Pero por muchas campanadas, programas de bailes con famosos y por muchas galas pre eurovisión, la moza encaja mejor ‘dando paso a vídeos’, tal y como vaticinó en su momento, Mariló Montero.
A finales de abril de 2013, la rubia le dijo adiós a su gran apuesta, +Gente’ en las tardes de TVE y a nadie le extrañó. El programa estaba desfasado, era aburrido y no aprovechaba su potencial y para colmo, Igartiburu no supo adaptarse. Padecía de una diarrea verbal inútil. Hablaba por los codos de cosas intrascendentes y se quedaba en paréntesis cuando realmente podía decir algo interesante. Pero lo más ‘grave’ es que Igartiburu padece del mal que corroe a la mayoría de presentadores de la tele: la falta de sentido del humor. Humor real, digo, no el de los chascarrillos y las muecas.
Puntos fuertes: Es el perfecto maniquí que si tiene un buen guión delante se defiende.
Puntos débiles: Su forzada naturalidad.
Estaría mejor si…: Dando pasos a vídeos.