Hoy por hoy parece que todo el mundo puede ser colaborador de TV. Basta con tener una vida curiosa o extravagante para que te paguen regularmente por salir en un plató. Pero en un mundo en el que los programas del corazón se han aislado, casi por completo, al universo Telecinco, son pocos, al final, los que aguantan. Realmente ¿qué se necesita para ser un buen colaborador de TV? ¿Cuáles son los peores?
Parece que fue hace mucho cuando, para ser colaborador de programas del corazón se necesitaba ser, a priori, periodista o haber ejercido como tal. Antes, tales espacios, como su propio nombre indica, estaban destinados a comentar la vida social y amorosa de los personajes famosos. Ya no. ‘Sálvame’ (T5) cambió definitivamente las normas del juego. Y digo definitivamente porque antes, formatos como ‘Crónicas Marcianas’ o ‘Tómbola’ (Canal9) marcaron un precedente. ¿De qué hablamos? De la mutación del colaborador en noticia.
Ahora, lo que importa no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta y quién lo hace. Ahora no hace falta tener una buena agenda y tener exclusivas. No, ya no. Ahora, tú mismo puedes ser tu propio producto. Es la herencia de ‘Gran Hermano’. A partir de este reality, cualquiera pudo ser famoso. La preparación previa ya no importa. Pero ojo, siempre ha habido clases.
Si uno observa la televisión actual y los programas del corazón en particular, se dará cuenta de que finalmente, los que más aguantan y a los que no les falta trabajo son los que saben combinar las dos cosas: Creación de personaje y aportación informativa. Es decir, los que dan juego y dan noticias a la vez.
Además, hay que tener en cuenta una cosa. Actualmente, la prensa amarillista se ha reducido casi exclusivamente a T5. Todo aquello de lo que se quejan las asociaciones de telespectadores está acotado en un sólo canal. Los de Mediaset ya no tienen competencia y son ellos los que han marcado las reglas de juego. Por ejemplo, cuando hablamos de que un famoso prepara un montaje para ‘hacerse platós’, ahora deberíamos decir ‘un plató’. El de ‘Sálvame’. Punto. No hay más (en ‘Ana Rosa’ o en ‘QTTF’ o no pagan o pagan muchísimo menos)
Ahora bien, Telecinco tiene una forma peculiar de hacer televisión. Vasile ha creado un mundo propio en el que los espacios y sus personajes se retroalimentan los unos a los otros). Para entrar, sólo se necesita meterse con el vecino o dejar que se metan contigo. Repetimos, la panacea para cualquier colaborador de este tipo es… sí, lo han adivinado; dar juego.
Pero hay una serie de personajes que no se sabe muy bien por qué, siguen apareciendo en antena sin tener cualidad alguna que justifique su sueldo. Con una selección absolutamente subjetiva, veamos pues, cuáles son los 5 peores colaboradores de los programas del corazón y por qué.
Chelo García Cortés: Tener información y no saber venderla
Programa: ‘Sálvame’
Comienzo diciendo que en ‘Sálvame’, en mi opinión, sobran bastantes, principalmente los que no hablan de más temas que no sean los suyos o los que no provocan ataques gratuitos y descarados que no se cree nadie sólo para mantenerse en su silla (Mónica Pont, Víctor Sandoval, Raquel Bollo, Olvido Hormigos…). Por eso, elegir a los ‘peores’ colaboradores del cortijo no es tarea fácil.
Hemos elegido a Chelo García Cortés porque nos sirve muy bien de ejemplo para representar la periodista de corazón de la vieja escuela que no ha sabido evolucionar. Nadie debería cuestionar la profesionalidad de García Cortés en su campo. Nadie. Ella era un toro salvaje en programas más convencionales como ‘DEC’ (Antena3), pero tras dos años en el cortijo aún no se ha adaptado.
A Cortés (como a Olvido Hormigos pero en mayor y distinta medida) la han contratado para ser una especie de saco de boxeo y ella ha llegado a admitirlo. Parece que la periodista sigue incómoda en su puesto. Ella es buena porque da exclusivas y tiene una red de contactos única, pero eso no es suficiente para un programa como ‘Sálvame’. Chelo sigue recelosa de su vida privada y se resiste a que jueguen con ella como hacen con el resto de sus compañeros. Es genial y la aplaudimos por mantener su cuota de intimidad pero estando donde está, eso provoca que se quede en un segundo plano.
Miguel Ángel Nicolás: El ‘fashionista’ de pose.
Programa: ‘El programa de Ana Rosa’ (Telecinco).
Curtido en el mundo de la moda, Miguel Ángel Nicolás da su visión sobre la crónica social y el estilo junto a Ana Rosa Quintana. En realidad, es un personaje que pasa casi desapercibido, al que le falta garra y sentido del humor. Parece perdido en su papel de comentarista y da la sensación de estar más preocupado en su imagen que en lo que dice. Su última polémica la protagonizó junto al Conde Lecquio quien le llamó «tonto a las tres», por decir que el italiano es famoso gracias a las mujeres con las que ha estado y no por su valía profesional.
Aunque hay que reconocerle a Nicolás que da presencia y que atesora una amplia experiencia ante las cámaras, parece que va de puntillas en el plató. Pasa casi desapercibido y sus comentarios rara vez son valorados.
Romina Belluscio: El quiero y no puedo ser Victoria Beckham
Programa: Como colaboradora en ‘ Espejo Público’ y como concursante en ‘Splash’, ambos de Antena3.
Romina Belluscio tenía cierta (sólo cierta) gracia como reportera en ‘Tonterías las justas’ (Cuatro) pero fue cuando entró en ‘Espejo público’ (primero en la etapa veraniega del 2011 y luego como colaboradora habitual durante casi dos años) cuando nos dimos cuenta del poco potencial de esta chica.
Junto a Susana Griso, Belluscio era un busto parlante, hermoso a más no poder pero busto al fin y al cabo. Aunque tenía una sección propia, la ex modelo no aportaba nada, ni siquiera cuando comenzó su relación con el que es hoy el padre de su hijo, el ex jugador del Real Madrid, José María Gutiérrez Hernández, alias Guti. Y fue lo precisamente este romance lo que ‘mató’ la profesionalidad de la argentina.
Desde que está con el ex futbolista, Romina parece más preocupada por su imagen de nueva Victoria Beckham que por su carrera laboral. Eso quedó clarísimo cuando ambos participaron en ‘Splash: famosos al agua’ (él como jurado y ella como concursante), programa en el que Romina fingía ser súper estupenda y súper buenrollista pero en el que hasta llegó a ser acusada de mala compañera y poco profesional (lo dijo el cantante Serafín Zubiri).
Hoy por hoy, no le auguramos un gran futuro televisivo a Belluscio y no parece que le importe demasiado. Últimamente anda desaparecida y da la sensación de que ella, lo que quiere, es ser una celebrity, sin más. Ojo, para eso también hay que valer.
Chayo Mohedano: La que no quiere estar ahí.
Programa: ‘Qué Tiempo Tan Feliz’ (Telecinco)
Puede que me equivoque pero tengo la sensación de que a Chayo Mohedano no le gusta su vida profesional. De eso me di cuenta (tardé lo mío) en mayo de 2013 cuando acudió al Deluxe para hablar de la separación de sus padres, la colaboradora de ‘Sálvame Rosa Benito y el hermano y ex representante de Rocío Jurado, Amador Mohedano.
En el ‘Deluxe’, Chayo dejó caer que se lamentaba por no haber conseguido su sueño de ser cantante. La sobrina de ‘la más grande’ quiso ser como su tía, nos la vendieron como tal y se estrelló como no podía ser de otra manera. Pero como de algo tenía que comer, se unió al circo familiar y se dedicó a vender sus miserias en los platós hasta que ‘tita Campos’ la dio un puesto fijo en ‘QTTF’.
¿Pero qué hace Chayo en el programa de los fines de semana además de hablar de su familia? Nada. Hay que decir que tampoco hablamos de un espacio en el que uno pueda lucirse mucho pero la Mohedano, además de no dar pie con bola, muestra una actitud arrogante y altiva difícil de digerir.
Karmele Marchante: El interrogante.
Programa: ‘Sálvame’ (Telecinco)
No quería repetir programa pero no me ha quedado más remedio. Y es que el caso de Karmele Marchante es brutal. Ella siempre se ha vendido como una periodista serie que aboga principalmente por el feminismo. Lo curioso es que ha terminado siendo el estereotipo femenino del que ella reniega, una mujer florero.
Karmele está en ‘Sálvame’ sólo para que se rían de ella. Se dedica a comer mientras los demás se burlan de sus comentarios (pocos) o de sus modelitos. Nunca trae noticias frescas y cuando lo hacen la acusan de que se lo inventa. Y lo mejor es que parece que le da igual. Da la sensación de que Marchante está allí para pasar el rato. Aguanta el chaparrón, cobra el cheque y se marcha. Ya ni siquiera su guerra con Mila Ximénez da juego. Es más de lo mismo.
Hoy por hoy, Karmele tiene una segunda oportunidad al entrar como concursante en el ‘Campamento de verano’ (T5) pero no como colaboradora sino como friki. Ese es su destino. No es nada malo. El problema es renegar de él.