En la segunda temporada de ‘La Voz’ seguimos sin escuchar esa gala insuperable, esa que nos deje absolutamente con la boca abierta. O no. A la gala 2 de las audiciones a ciegas, emitida el 23 de septiembre de 2013, acudieron, al igual que en la primera, grandes artistas, pero sólo uno llegó al nivel de algunos concursantes del año pasado. Además, casi todos siguen cometiendo el mismo error. Elegir a un, cada día más subidito, David Bisbal como coach. ¿No se dan cuenta de que eso no sirve para nada? ¿Por qué no se van con Malú cuando es, de lejos, la que mejor canta de todos? Será que aquí, lo que cuenta es la campaña publicitaria de cada coach y no su talento. Al fin y al cabo, no son ellos los que llevan el peso de los entrenamientos de sus elegidos.
SÓLO UNA GRAN VOZ DE ENTRE LA MULTITUD
Recuerdo que en 2012, durante las dos primeras audiciones a ciegas de la primera temporada de ‘La Voz’, escuchamos, anonadados, a Paula Rojo o a Paco Arrojo, dos concursantes que impactaron y que se convirtieron en claros favoritos del programa (eso sí, más adelante se desinflaron, aunque sus inicios fueron impresionantes). Por aquel entonces, el talento de los participantes competía en protagonismo con la figura del coach ya que, seamos sinceros, el show está montado para el lucimiento de los que ya son famosos. Por el momento, en la segunda temporada, las cosas están siendo distintas.
Es verdad que durante la primera gala de las audiciones a ciegas de ‘La Voz 2’ nos alegramos de que el casting fuese más variopinto. Se tendía más a personajes únicos (vale, frikis) e identificables aunque no tuviesen voces de escándalo (por fin no estaban todos afiliados al flamenquito o al blues).
Puede que sea culpa de un servidor (no es que pueda presumir de tener un gran oído musical. Me gusta Laura Pausini, con eso lo digo todo) pero el caso es que anoche, sólo una concursante me dejó patitieso en el sofá. Sólo una (Mandy). Eso es muy poco. Esperemos que la cosa cambie. Yo quiero, España quiere, un nuevo ídolo. Esto implica, no sólo unas buenas dotes vocales, sino carisma (que no es un eufemismo de estar bueno o buena). Siento ser así de brusco pero es la verdad. Ya no me trago el rollito de que aquí, lo único que importa es ‘la voz’. No. Que se lo digan a Rafa, el ganador del año pasado.
LOS COACHES: DE LA POESÍA (MALA) AL ABURRIMIENTO
Y hablando de carisma, he de decir que los coaches, este año, están más desatados que nunca. El recién llegado, Antonio Orozco, va de mal en peor. Si en las primeras audiciones a ciegas nos hizo taparnos los oídos cada vez que contaba un chiste, en las segundas le ha dado por la poesía. Eso sí que no, señores. El gobierno afgano ya ha patentado sus rimas como nuevo e infalible método de tortura. Miedo.
Alguien debería decirle al nuevo que no, que ‘La Voz’ no es ‘Noche de Fiesta’. La sombra de José Luis Moreno es alargada pero no tanto. Entiendo que Orozco sea así (de hecho no cae mal y en las distancias cortas es un encanto) y que quiera llamar la atención para rellenar el vacío de Melendi, pero ¡stop!. Querido Orozco, repite conmigo: la caspa no es buena. Basta de tanta exageración, de tanta hipérbole, de tanto ‘quiero caer bien a las abuelas de este país’. Relájate. No te hace falta tanto teatro. No hagas como Rosarillo, que está ahí como el que se duerme en una discoteca, pero tampoco te pases.
Pero no sé que es peor, si los poemas de Orozco o que sus compañeros siempre digan lo mismo: «Tienes mucho talento. Mucha fuerza. Hay alma en tu voz. Le pones corazón. Enhorabuena. Me gusta tu rollo y tu timbre.». De ahí no salen. No digo que les den un guión a seguir al pie de la letra pero, por favor, unas pocas pautas nunca vienen mal.
Pero sin duda, lo que más me sacó de mis casillas durante la segunda tanda de las audiciones a ciegas de ‘La Voz 2’ fue todo lo relacionado con David Bisbal. Uff, pereza. Para empezar, cuando hay puja, los talents siempre terminan eligiéndole a él. ¿Por qué? Supongo que porque su publicista es mejor que el del resto y se supone que es el más famoso de los cuatro cuando en realidad no es el mejor cantante. Además, los artistas deberían tener en cuenta que si se van con él los mejores, al final van a competir entre sí en las batallas, lo que les da más posibilidades de perder.
Por otro lado, hay que decir que Bisbal, este año se ha relajado. Ya no pone tantas caras raras como antes, lo que no significa que sea ‘bueno’. Ahora va de humilde, de sensato y de buen buen maestro. Es decir, de aburrido.
Y todo esto para decir que Malú es la mejor, que es la que mejor cae y la que mejor voz tiene. Y ojo, nadie puede acusarme de ser fan de esta mujer -creo que no he escuchado un disco entero de ella en mi vida-. Pero es verdad que no sólo tiene un talento brutal, sino que merece más dentro del concurso.
Igual que digo lo malo, digo lo bueno. Anoche sí que vi momentos desternillantes (el del peluquero de Lorca, obra y gracia de la labor de casting) y descubrí a la que, hasta la fecha, es la mejor voz de este año (Mandy). Lo mejor que puedo decir es que, al final, no quería que el programa terminase. Quería más. Y es que el show sigue estando impecablemente bien hecho y sigue funcionando a la perfección. No sólo lo digo yo, lo dice la audiencia ( la gala se hizo con un 24,6% de cuota de pantalla, Un punto con tres décimas más que la semana pasada. Me alegro).
EL EQUIPO DE BISBAL
Ahora vayamos a cómo quedaron los equipos de los coachs. Empecemos por el de Bisbal: a los cuatro artistas de la semana pasada, el ex-triunfito añadió anoche a tres más. La primera fue Leyna Sadki, una chica marroquí obsesionada con la figura de su abuelo muerto (fue compositor de ‘Alí Babá y los cuarenta ladrones’ ¡Toma ya!), que cantaba fenomenal y por la que pujaron los cuatro coaches.
La segunda fue María Ayo, una mujer a la que Dios inspira (lo dice ella) y que no dudó en irse con Bisbal aunque el resto la quería en su equipo. Más fácil lo tuvo Virginia, que vio cómo en el último momento, el ex de ‘OT’ se daba la vuelta a su favor.
EQUIPO MALÚ
Como ya hemos dicho, la voz que más destacó anoche fue la de Mandy, una joven rubia (mitad Marilyn Manson, mitad Hello Kitty), cantante profesional a la que ya vimos en ‘El Hormiguero’ y por la que los cuatro coaches de dieron la vuelta. Felicidad absoluta fue lo que sentí cuando la chica pasó de Bisbal y se fue con Malú. (atención fans de Malú, con ésta ganamos).
El momento más divertido de la noche nos lo regaló Marcos Galindo, un peluquero de de Lorca que se volvió loco cuando vio a Jesús Vázquez entrar en su local para darle la noticia de que estaba dentro de las audiciones a ciegas (no seré yo el que explique el por qué de la euforia de este chico). Aunque no lo hizo del todo bien durante la prueba, Bisbal y Malú se dieron al vuelta. El concursante explotó de gozo (a su madre le dió un yuyu en el pasillo) y tras mucho debatir, Malú utilizó el siguiente argumento para convencerle:
Soy más mona que Bisbal
A ver Malú, hija mía, no es por nada pero ¿crees que a este chico le importa eso? El caso es que, al final, la cantante se llevó ‘el gato al agua’ y algo me dice que Bisbal se alegró de quitarse el ‘muerto’ de encima (por cierto, su imitación del concursante me pareció gratuita).
A estos dos, hay que añadir a Sergio en el equipo de Malú.
EQUIPO DE ROSARIO
Rosario este año está más controlada que en la primera temporada. Ya no dice tantas muletillas y, aunque a veces se la ve ‘dispersa’, parece más profesional. La suya no fue una gran noche que digamos: se quedó con Yoia Cuesta (cantante de larga trayectoria que ya había cantado con Miguel Bosé) y con José Abeleira (una de las mejores voces de la noche en mi opinión).
EQUIPO DE ANTONIO OROZCO
Orozco añadió, anoche, tres talentos más a los dos de la semana pasada. Primero fue Haley (una mezcla entre Gaby de ‘Campamento de Verano’ y Saray Abellán) que quiso emular a la Paula Rojo del año anterior y cantó bajo en mano.
Antonio Orozco también se llevó a uno de los favoritos de la noche: Damon Matthew, un californiano casado con una española por el que apostaron todos los coaches.
Y finalmente, el cantante eligió, en el último momento a la dulce (y sosilla) Rocío Rivas.