‘Top Chef’ es la reconfirmación de que la cocina está de moda. Antena3 estrenó el pasado 2 de octubre de 2013 este nuevo formato con un considerable éxito de audiencia (un 17,7% de share y tres millones de espectadores). nl su arranque, el programa ofreció entretenimiento, humor y conflictos, pero no podemos dejar de preguntarnos ¿’Top Chef’ es un Master Chef peor con Chicote a la cabeza? Sí y no.
COMPARACIONES ODIOSAS E INEVITABLES
Analizar las modas es algo tan pueril como aburrido. ¿Qué porqué ahora funcionan tan bien los programas de cocina? Por la misma razón que hace tiempo lo hacían los de baile. Da igual. De hecho, la cultura culinaria en televisión nunca ha sido invisible, siempre ha estado ahí de manera didáctica, en forma de espacios-recetarios en los que algún cocinero con carisma nos prepara manjares para todos los talentos y bolsillos.
Lo que hay ahora (en nuestro país, que no en el resto del mundo donde llevan años haciéndolo) es elevar la cocina a película de acción. Es ofrecer al público espectáculos maquillados y veloces en los que sólo importa la espectacularidad del plato y el peligro de los fogones.
Todo comenzó el año pasado con ‘Pesadilla en la cocina’ (laSexta), una opereta con envoltorio de libro de autoayuda en la que el Chef Alberto Chicote da gritos a ineptos propietarios que no saben cómo sacar adelante sus negocios. Luego, la pública, en uno gran acierto de programación en los últimos dos años, compró Máster Chef, concurso trepidante en el que una multitud de aficionados hacen piruetas para un trío de jueces con cara de malas pulgas, descendientes directos de Risto Mejide (Samantha Vallejo-Nágera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez)
El éxito de Master Chef nos puso las pilas como país dentro de las modas extranjeras y obviamente, las cadenas se apresuraron a comprar formatos similares. Sí, similares, por no decir iguales. ¿Y?
Durante la campaña de promoción de ‘Top Chef’, la cara más visible del proyecto, el mismísimo Chicote, no ha parado de repetir que el único nexo en común entre su nuevo programa y ‘Masterchef’ es que en ambos se cocina. No es verdad. En los dos hay un jurado de tres (una mujer y dos hombres), hay pruebas contrarreloj con un ingrediente sorpresa para cocinar, retos en el exterior y un tipo de eliminación parecida.
¿Diferencias? Que en el de Antena3 no hay presentador (lo que agiliza mucho más el conjunto), que hay más humor y, principalmente, que los concursantes, a diferencia de los de MasterChef, son profesionales de renombre. Esto le da una dimensión de espectacularidad y humillación distinta. Es decir, en ‘Top Chef’ los platos y las creaciones son más de dejarte con la boca abierta. Los fracasos también. No es lo mismo que machaquen a un aficionado que a un tipo con una carrera ya formada y con un ego mucho más conflictivo.
Durante el estreno de ‘Top Chef’ en las redes sociales se podía leer, como principal crítica, que una copia barata de ‘Master Chef’. Primero, de barata, lo dudo. Ahí hay dinero invertido. Y segundo, aunque la comparación es inevitable y necesaria, el hecho de que un producto se estrene detrás de otro y ambos compartan casi la misma idea, no significa que sea peor.
Además, en este país cuando se compara siempre se hace en detrimento de la cadena. Decir que ‘Top Chef’ es una copia mala de MasterChef, es como decir que en Antena3 son unos cutres. Es injusto. Para empezar hablamos de formatos ya creados hace mucho mucho tiempo y que coexisten divinamente en diferentes países del mundo. Además , está en la naturaleza comercial de la empresa privada el seguir fórmulas que ya han demostrado su rendimiento. ¿Para qué voy a arriesgarme con algo nuevo si puedo ir a lo seguro? No hay nada inmoral en ello.
Pero con todo, y habiendo visto sólo la primera entrega de Top Chef, he de decir que todo apunta a que me va a gustar más que Masterchef. No lo digo con rotundidad porque el estreno fue un capítulo atípico, una especie de casting final en el que sólo podían entrar en el concurso 11 de los 15 cocineros convocados.
LO PEOR: SUSI DÍAZ
Pero, con lo que vi, voy a comenzar hablando de los contras. Los hay y algunos graves. Decir primero que el estreno se dividió en dos. Primero la prueba de preselección, realizada en una cocina que no es el estudio del programa. Fue en esta parte inicial donde noté fallos técnicos, especialmente de iluminación, que desvirtuaron el producto. Por decirlo llanamente, la luz y la fotografía eran cutres.
Pero para un servidor, lo único que tira para atrás de ‘Top Chef’ es uno de los miembros del jurado: Susi Díaz. Para empezar la veo sosa, que no me vengan con que es ella misma porque si es así no entiendo la razón de que la hayan elegido. La veo encorsetada. No sé muy bien si hace el papel de madre protectora o el de madre castradora, pero no me la creo. Sí, ya sé que la mujer (una de las mejores cocineras de nuestro país) no es una experta ante las cámaras, pero tampoco es excusa. Sus compañeros, en contra, se comen cada escena en la que salen.
LO MEJOR: CHICOTE, ÁNGEL LEÓN Y LOS CONCURSANTES
El otro juez ‘desconocido’ es Ángel León, más conocido como el Chef del Mar y posiblemente una de las revelaciones televisiva de la temporada. Me gusta su exigencia, su espontaneidad, su vehemencia y su humor. No creo que haga un papel. Noto que el tipo está a gusto ante la cámara. Ese es el truco
Y de Chicote, qué decir. Pues que es la misma bestia mediática que en ‘Pesadilla en la cocina’: Mismos chistes, mismos arranques de histeria y mismo carisma.
Repito que el hecho de que aquí no exista la figura del presentador (y más la de Eva González) crea una mayor sensación de fluidez. Eso sí, ya que lo comparamos con el concurso de TVE, decir que el que nos ocupa tiene un ritmo, de momento, más relajado que el otro. ¿Es más aburrido? No. De hecho es una virtud. En ‘Masterchef’ todo ocurre excesivamente rápido, uno tarda en conocer o identificar bien a los concursantes. En el show de Chicote (producido por Boomerang) se toman más tiempo para la presentación de personajes y la preparación de los platos. Esto rebaja el caos y eleva la tensión y el entretenimiento.
Otra cosa a destacar es el casting de concursantes (aquí, fue la productora la que llamó a su puerta y no al revés). Hay para todos los gustos: desde el malote guapo, a la histérica llorica ( Bárbara, que no es más que la versión 2.0 de la Maribel de Masterchef’) pasando por el solidario, el egoísta o el que va de sobrado.
Tras la criba del primer programa, se quedaron finalmente 11 concursantes en ‘Top Chef’: Antonio Canales, Bárbara, Arrabal, Begoña, Elisabeth, Hung Fai, Borja, Miguel Cobo, Javier, Jesús e Iván .
Por otro lado, Vicente, Erika, Enrique y Eduardo, se quedaron a las puertas. Fue en aquí cuando vivimos el momento más tenso de la noche aquel en el que Enrique, un cocinero jubilado, se cortó un dedo y dejó que la sangre manchara la comida. Chicote, al verlo, se puso en modo ‘Pesadilla…’ y se negó incluso a probar su plato.
En definitiva, que en ‘Top Chef ‘ hay que celebrar dos cosas. La primera es que la cocina se siga considerando como reclamo comercial y la segunda, que Antena3 por fin se ha atrevido a darnos un concurso pelín oscuro en el que no se temen los conflictos y/o enfrentamientos. Ya era hora de que se diesen cuenta de que entre la corrección moral de ‘Tu cara me suena’ y el salvajismo de ‘Campamento de verano’ (T5) hay un punto intermedio.