La foto del momento en que el millonario Charles Saatchi la agarra por el cuello

Los tropiezos de Nigella Lawson, la diosa del ‘porno culinario’

Habitualesde fiestas y restaurantes de lujo y con una fortuna conjunta de al menos US$180 millones

Descubrí que (la droga) volvía tolerable una situación intolerable… Pero desde que me liberé de ese hombre brillante pero brutal estoy libre de cannabis, de cocaína, de cualquier droga

El principio del final lo marcó una foto: en lo que tarda en dispararse un flash, ahí quedó registrado el momento en que el millonario Charles Saatchi agarraba por el cuello a su mujer, Nigella Lawson.

No es que el matrimonio no estuviera acostumbrado a la persecución de los paparazzi: ella, chef de alto perfil en la televisión británica, autora de best sellers de recetas y dueña de una línea de productos para la cocina; él, un expublicista y coleccionista de arte que alimentó, en parte, el boom de artistas jóvenes británicos a comienzos de los 90.

Ambos, asiduos concurrentes a fiestas y restaurantes de lujo, con una fortuna conjunta estimada en al menos US$180 millones. Pero la foto -tomada en junio de 2013o en un restaurante de Londres y reproducida en las portadas de los tabloides- dejó a la vista de todos la crisis interna del matrimonio, a la vez que disparó el debate sobre la violencia doméstica entre los ricos y famosos.

Tras un divorcio exprés, el escándalo sigue ahora en los tribunales y gira en torno al consumo de drogas: la cocinera confesó ante un juez haber usado cocaína en dos momentos críticos de su vida, uno de ellos relacionado con el final tumultuoso de su relación con Saatchi.

El coleccionista, en cambio, dice que es una «criminal habitual» que usa sustancias ilícitas con fines recreativos. Ella contrataca: su exmarido, asegura, orquesta una campaña para destruirla.

Todo, en el marco de un juicio que tiene lugar esta semana contra dos ex asistentes personales de la pareja, acusadas de presunto fraude: dos hermanas italianas que se gastaron más de un millón de dólares de las tarjetas de crédito de Saatchi mientras servían de empleadas (y confidentes) de Nigella.

Todos los ingredientes están servidos: drogas, fama, dinero y escándalo, una pizca de morbo y abundante cobertura de tabloides y noticiarios. No es casual que por estos días la historia tenga en vilo a los medios de Reino Unido, donde la chef Nigella es un nombre de entrecasa que no necesita apellido.

Diosa del porno culinario

Pero, vamos por pasos: ¿cómo se cocinó la fama de la mujer que hoy está reconociendo sus miserias ante los tribunales?

Fue antes de que, en 2003, se uniera a Saatchi en matrimonio – el segundo para ella, el tercero para él- y ocurrió a punta de recetas de comfort food, como se llama a los platos reconfortantes y de preparación hogareña.

Nigella entró a la cocina por la puerta de atrás: graduada en lenguas modernas y estudios medievales en la Universidad de Oxford y sin formación culinaria alguna, empezó a escribir sobre gastronomía antes que a cocinar ante cámara. Ocurrió a mediados de los años 80, primero en periódicos y luego con sus propios libros.

Fue precisamente su segundo manual, «Cómo ser una diosa doméstica», el que consiguió un lugar en la lista de los más vendidos y le dio reconocimiento a su nombre y su rostro: «Cocina. Escribe. Parece una estrella de cine», dijo de ella la revista Gourmet en 2001.

De eso hizo Nigella su marca: de predicar cómo la mundanal tarea de preparar la cena puede volverse territorio lúdico y experiencia sensorial. De hacer recetas desordenadas, chuparse los dedos con restos de comida como si fuera una doña en la cocina de casa, de coquetear con la cámara y guiñar el ojo a sus cómplices de ollas y sartenes.

Así se ganó los apodos: «diosa doméstica» y «reina de la porno-cocina».

Al tribunal

Pero, a juzgar por los últimos seis meses, su éxito empresarial no se repite en su vida privada: primero fue la foto, luego el divorcio (concedido por el juez tras una audiencia de 70 segundos), ahora la revelación pública del uso de drogas.

Ante el tribunal, este jueves, Lawson reconoció «no estar orgullosa» de haber tomado cocaína, pero dijo que había sido consecuencia del «terrorismo íntimo» del que había sido víctima, orquestado por su exesposo.

«Un amigo me ofreció un poco de cocaína, la tomé», dijo la mujer, de 53 años, que reveló haber pasado «un largo verano de acoso y abuso» por cuenta de Saatchi, 17 años mayor que ella.

También reconoció haber fumado marihuana durante el último año de su matrimonio, aunque aseguró que ni siquiera sabe armarse su propio cigarro.

«Descubrí que (la droga) volvía tolerable una situación intolerable… Desde que me liberé de ese hombre brillante pero brutal estoy libre de cannabis, de cocaína, de cualquier droga», declaró Nigella ante el magistrado.

No es la primera vez que la celebridad gastronómica prueba droga clase A: según dijo, consumió cocaína seis veces junto a su primer marido, John Diamond, durante la fase terminal del cáncer que, en 2001, le causó la muerte.

Pero asegura que consultó con su médico en el pasado y considera «ridículo» que Saatchi la califique de adicta.

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Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

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