La segunda temporada de ‘La Voz’ se despidió el 18 de diciembre de 2013 por todo lo alto. La gala final no sólo se hizo con un impresionante 28% de share en T5 (derrotando así a su rival en A3, TopChef (23,9%)), sino que fue un espectáculo de primer orden cargado de estrellas invitadas. Puede que escasearan grandes momentos musicales, pero fuimos testigos de un mal rollo entre los coaches muy poco habitual en el concurso. Y fue real.
Ha sido una segunda edición irregular. No vamos a engañarnos. Comenzó más mal que bien por lo que, sospecho que fue un exceso de autoconfianza. Los coaches (con Antonio Orozco como nuevo fichaje y sustituyendo a Melendi) estaban más pasotas, menos chispeantes que el año pasado. Supongo yo que se dijeron a sí mismos: «Bueno, venimos de hacer un 30% y esto lo tenemos chupado». Pues va a ser que no.
En este 2013, al competencia de ‘La Voz’ ha sido dura. Primero con ‘Isabel’ en La1 , luego con ‘El Tiempo entre costuras’ en A3 y más tarde, con el cambio de día (de lunes a miércoles), con ‘TopChef’ (También en A3). El concurso musical ha aguantado el tipo, pero no ha hecho los impresionantes datos de la edición anterior. Eso ha hecho que el programa anduviese algo perdido en su propuesta.
Primero, el casting este año ha sido bueno por un lado y mediocre por otro. El nivel vocal de los talents ha sido altísimo, pero no ha habido figuras destacadas desde un primer momento. No había nadie al que seguir o admirar desde el principio.
Pero lo más importante de ‘La voz no son los concursantes sino los que los entrenan. Por ello hay que repetir que los coach, en esta segunda ronda, han estado reguleros. En las audiciones a ciegas estaban sosos y en el caso de Orozco, desatado y hasta ridículo. En las batallas se encorsetaron y llegaron a la irritación (en especial Malú). La cosa mejoró con ‘Los últimos asaltos (celebrada novedad de este año) y aunque la primera gala en directo fue un desastre (en todos los aspectos, sobre todo por los eternos problemas de sonido y la cara de seta de, otra vez, Malú), las tres restantes fueron en ascenso hasta llegar a la última y gran traca final.
El año que viene yo me preocuparía más por encontrar voces destacadas y personalidades más diversas entre los talents (y restar drama personal) y cambiaría el ‘buen rollito’ entre los coaches por algo que sí hacen en las ediciones extranjeras de ‘La Voz’: la tensión y los piques entre los entrenadores.
EL MAL ROLLO ENTRE MALÚ Y BISBAL
Tras muchas horas de peloteo, bromitas y palmaditas en el hombro, el 18 de diciembre de 2013 vimos el primer mal rollo entre dos de los coaches. Y no, no fue una pantomima fingida.
Todo comenzó con un comentario que hizo Malú para defender a su gran candidato David Barrull:
Yo no he llamado a los fans para que le voten porque David, cantando y transmitiendo lo que nos transmite, no necesita nada más
Bisbal, no sabemos muy bien por qué, se dio por aludido y respondió:
No sé por qué has tenido que decir eso, no pasa nada por cuidar a los fans
Entonces Malú se encabritó y dijo:
Aquí saco el toro de Miura. Te pido perdón por lo que he dicho pero en ningún momento he dicho nada de no cuidarlos, yo llevo 16 años cuidándolos. He dicho que yo no les he ido llamando uno a uno para que voten
David Bisbal: Yo siempre estoy callado.
Y Jesús Vázquez, tan políticamente correcto como siempre, intentó poner paz y cambiar de tema, aunque ambos coaches no volvieron a dirigirse la palabra en toda la gala.
No entiendo como una cadena como T5 no explota más el lado polémico y la tensión de un formato como éste, que se basa en la rivalidad entre coaches. No digo que lo transformen en ‘Sálvame’, pero son estos momentos de crispación, estos escándalos y estos piques los que dan de qué hablar y los que, curiosamente, aportan cierto grado de credibilidad, si no, van a terminar como en ‘Tu cara me suena’, en el los los jurados y los concursantes viven, todos, en un mundo piruleta de amor, fantasía y chistes malos.
¿SE MERECÍA GANAR DAVID BARRULL?
Pues sí, y lo escribe alguien que no es muy fan (nada fan) del flamenco. Lo que ha hecho este tipo (sobre todo desde que arrancaran las galas en directo) ha sido brutal. Su voz y su talento son absolutamente incuestionables, además, tiene una actitud honesta, sencilla, tranquila y, eso que gusta tanto en este país, campechanía.
Anoche, todos los finalistas cantaron varias veces: a solas, con su coach y con alguno de los artistas invitados. Pero de todas las actuaciones, la que más brilló fue, sin duda, la de Barrul entonando un tema de ‘la más grande’: «Como las alas al viento», de Rocío Jurado.
Fue tal la brutalidad del sentimiento que le puso el concursante a la canción, que Malú se volvió absolutamente loca que comenzó a dar golpes al pulsador que va unido a su silla y lo tiró al suelo.
En segundo lugar quedó Dina. Era lógico. La chica, que protagonizó un emotivo encuentro con su novio, canta de maravilla, pero por mucho que su coach, Bisbal, sea (o haya sido) el favorito del público, poco tenía que hacer con la maestría del ganador.
El año pasado fue Bisbal el que puso toda la carne en el asador para que Rafa Blas se hiciese con la victoria, pero este año podemos decir que ‘La Voz’ la ha ganado el concursante, no su coach.
Jaume quedó tercero y puede darse un canto en los dientes. Este chico no tiene voz pero lo bueno es que nadie (ni siquiera él mismo) se lo toman en serio. ¿No me creen? Pues vuelvan a escuchar su actuación de anoche, cuando se puso a cantar un tema de ‘El libro de la selva’, fue un desastre, pero también el momento más desternillante de la noche.
Y por último, la primera en irse a casa fue Estela, del equipo de Rosario. Era lógico. Hay que reconocer que la andaluza ha ido perdiendo puntos en las dos últimas galas y que, creo, le ha ha venido grande tanta expectación (esa misma tarde la vi en ‘Sálvame’ y su cara era un poema de enfado y rabia).
En fin, que con todo, repito, la gala fue estupenda. Además de la actuaciones de rigor, se contó con la visita de Pablo Alborán, Dani Martín, La oreja de Van Gogh y One Direction