Uno más y ya van cuatro. Después de Master Chef, Master Chef Junior y Top Chef, llega ‘Deja sitio para el postre’: lo mismo de siempre, pero dedicado a los dulces, con un poco de más mal rollo entre los concursantes y con coaches. Punto. El concurso se estrenó el 14 de enero de 2014 en Cuatro y lo triste es que el espectáculo se eclipsó, sólo en parte, por su presentadora; una Raquel Sánchez Silva que regresa a la tele por todo lo alto y que ha vuelto a encontrar el amor tras la muerte de su marido.
El pasado 13 de enero de 2014, durante la rueda de prensa de ‘Deja sitio para el postre’, Raquel Sánchez Silva se molestó cuando un periodista le preguntó sobre la investigación que se está llevando a cabo sobre la muerte de su marido, el cámara de TV, Mario Biondo. Hay división de opiniones: que si ese tema era inoportuno e inadecuado para tratarse ahí o que, al fin y al cabo, eso es noticia y había que preguntarlo.
La vida privada de la presentadora, queramos o no, ha sido portada de innumerables medios durante el 2013 y es normal que haya cierta expectación ante el estreno de su nuevo programa y sobre la muerte de Mario Biondo, sobre todo cuando hay una investigación judicial en curso. Pero también es cierto, hay momentos y momentos según para qué cosas.
El caso es que la pobre Raquel, muy a su pesar, me temo, ya es un personaje y el hecho de que unas horas después de que se estrenase su nuevo concurso saltara la noticia de que se ha vuelto a enamorar (ocho meses después de la tragedia) resulta curioso y llamativo. No se deberían mezclar churras con merinas, pero es inevitable. Igual de inevitable que cuando se emitió ‘MasterChef Junior’ y todos estábamos atentos a si Eva gonzález y Jordi Cruz se hacían ojitos (corrieron rumores de enamoramiento).
Aunque no venga a cuento, y para calmar a los curiosos, decir que el nuevo amor de Sánchez Silva, según la revista Lecturas, se llama Matías Dumont, es argentino, director de una productora audiovisual y es diez años menor que la presentadora, a la que conoció durante la grabación del programa ‘La Incubadora’. Ya está, misterio resuelto. Ahora hablemos de ‘Deja sitio para el postre’.
Ya habíamos visto los casting, pero la harina no llegó hasta anoche. El resultado es más o menos lo de siempre, la diferencia con Master Chef y Top Chef es que aquí, las recetas se explican más, existe la figura del mentor (es decir, un coach tipo Bisbal pero del chocolate), equipos y un maestro todopoderoso, el gran Paco Torreblanca, que intenta ser Chicote y no, no puede.
Algo bueno que también destacaría es que se ha potenciado la parte reality del concurso, hay más mal rollo entre los concursantes y eso siempre entretiene más.
Otra virtud recae en al naturaleza en sí del programa: los postres, esas maravillas complicadísimas de hacer, pero que resultan siendo muy agradecidas. Hay un pero, las tartas de noche resultaban feas, horteras y simplonas.
La parte mala de este concurso es que el ritmo es perezoso. Mucho. ¿La razón? La de siempre, la duración. Se quieren cubrir dos horas largas con tres pruebas y eso llega a aburrir. Además, sobran pasajes y escenas (como el de hacer la compra, por ejemplo).