El pasado 5 de junio de 2014 fue el día de las despedidas en televisión. En T5 terminó la primera temporada de ‘Resurrection’ y en La1 de TVE, la decimoquinta de ‘Cuéntame’. Y mientras que la serie americana se fue confirmando que es una de las ficciones más absurdas y aburridas del año, la española regresó a sus orígenes con un capítulo maravilloso, lleno de intriga, emoción y llanto.
Ha sido un año duro para los Alcántara. Para ellos y para el seguidor de ‘Cuéntame’ que ha visto como su serie, esa que ya es patrimonio cultural de nuestro país, ha dejado de ser ‘su’ serie. Han sido 19 capítulos sobrecargados de tragedias, divorcios, encierros, accidentes, ruinas y demás infortunios.
Para sobrevivir hay que evolucionar, dirán sus creadores, pero este año en ‘Cuéntame’ todos estaban en peligro de muerte, incluida la propia serie. Llegó un momento en que aquello parecía que lo había escrito George R.R. Martin, ya que cualquier personaje podía morir, desaparecer o sufrir la peor de las desgracias a la primera de cambio.
Pero llegó el final, el gran final y ‘Cuéntame’ mezcló lo mejor de sus dos series; la de antes, la del tono familiar y emotivo y la de esta última temporada, marcada por el exceso y la incredulidad. El 5 de junio de 2014 los creadores de la familia Alcántara se dieron un señor canto en los dientes y nos vendieron una trama imposible que nosotros, encantados, nos comimos con patatas.
(¡ATENCIÓN SPOILERS!)
En el capítulo anterior, Tony viajó a Tánger a investigar una trama de corrupción policial y allí sufrió un grave accidente de coche (el tercero este año) después de que los frenos de su coche fueran manipulados. Vimos como Merche y Antonio (recién separados por culpa de la infidelidad de él) viajaban hasta la ciudad marroquí para reconocer el cadáver de su hijo pero… ¡Tachán! … No era él. A partir de ese momento se inicia toda una trama de espionaje y persecuciones para encontrar a Toni, quien está escondido al cuidado de los lugareños que le salvaron la vida en la carretera.
Merche y Antonio, por fin, se reencuentran con su hijo e intentan huir del país marcándose una escena casi calcada de la película Argo, en la que se tienen que enfrentar a problemas burocráticos, aduanas y a un malo malísimo de esos con bigote.
Pero al final, todos vuelven al barrio, al hogar, y España entera con ellos. ¿Por qué? Porque ‘Cuéntame’ ha cambiado para ser la misma de siempre. Esa trama puede parecer alocada y absurda (que lo es), pero la grandeza de esta serie es que, por mucha acción que haya, por muchos giros inesperados que se saquen de la chistera, nunca, jamás, se olvida de sus personajes.
Todo el capítulo es creíble gracias a que está articulado alrededor de la relación entre Antonio y Merche, dos personajes heridos y derrotados que se unen en la adversidad y encuentran la redención en uno de los peores momentos de su vida.
Estos días, a pesar de todo susto y del miedo, hacía mucho tiempo que yo no era tan feliz por estar juntos.
Y así, Antonio Alcántara definió el amor con esa fuerza y esa ingenuidad tan suyas. Y lo hizo en el avión, ese avión maravillosamente reconstruido que recoge, en dos secuencias magistrales, no sólo lo mejor del episodio, sino la esencia de toda la serie. Una vez más, los actores (en especial Imanol Arias y Ana Duato) han vuelto a hacer que nos levantemos del sofá y rompamos a aplaudir como locos. Gracias.
Pero si uno ya no había llorado lo suyo, llegó el colofón en los títulos de crédito. Ya en casa, mientras todos se abrazan y respiran aliviados, Merche se asoma al balcón y observa, tranquila, a su familia. De fondo, el ‘Gracias a la vida’ de Violeta Parra, ¿se puede pedir más?