El último capítulo de la primera temporada de la serie de A3 cosecha un 20,4 % de share

El ‘alocado’ final de ‘Bajo Sospecha’: ¿fue decepcionante o sorprendente?

Resolución algo rocambolesca que si bien ata muchos cabos sueltos, deja un sabor 'agridulce'

El 'alocado' final de 'Bajo Sospecha': ¿fue decepcionante o sorprendente?
Blanca Romero y González en 'Bajo Sospecha'.

¿Quién fue el responsable de la desaparición de Alicia Vega? La pregunta del millón que ha mantenido en vilo a media España se resolvió anoche, día 13 de abril de 2015, en el esperadísimo final de la primera temporada de ‘Bajo Sospecha’. ¿La resolución del caso fue buena? Sí y no.

Terminar una serie nunca es fácil, y mucho menos si es de intriga. Se ha jugado tantísimo con el espectador y son tantas las elucubraciones que es casi imposible no defraudar a algunos. La única fórmula para salir algo indemne de la faena es la de tenerlo todo atado y bien atado desde el principio, que los guionistas sepan lo que va a pasar desde el minuto uno y que no se vayan inventando la trama según sople el viento. Así, aunque caigan en la previsibilidad, nadie va a acusarles de oportunistas.

En ‘Bajo Sospecha’, una de las series revelación de la temporada, se han hecho bien varias cosas. De acuerdo que la fórmula de ‘pueblo pequeño sacudido por una tragedia’ ya está muy trillada (aunque siempre es efectiva) pero se ha conseguido crear una buena atmósfera entre la cotidianidad y el mal rollismo.

También están bien trabajados los personajes principales, en especial, la pareja de policías (aunque Blanca Romero siga sin funcionar como actriz) y se ha conseguido un gran tanto cerrando cada temporada de manera independiente y haciéndolas de, tan sólo, 8 capítulos.

El último capítulo fue una especie de resumen. Un ‘grandes hits’ de toda la temporada en el que volvíamos a ver todos los pasos de la trama, esta vez con su explicación correspondiente. No podía ser de otra forma. Había mucha tela que cortar. El problema, cómo no, es que, por momentos, se les fue de las manos. Por ejemplo. durante la primera parte del episodio la comisaría de ese pueblo parecía sacada de una peli de los hermanos Marx. De repente, todo el mundo estaba encerrado en esos calabozos; la madre, la hija, el policía…

Otro fallo es haber cargado la tensión final en los actores más jóvenes. ¿Por qué? Por qué no te los crees ( y si encima les pones delante de la Romero, pues ya es de traca). Por ejemplo: Se notaba, y mucho, que cuando el niño pequeño hablaba, el director intentó compensar su falta de vocalización dándole la vuelta para poder usar así su voz en off y trucar su actuación.

Puede que la sorpresa final no fuese tal o que resultase poco intensa pero hay que reconocer que se había planeado así desde el principio, que casi todos los cabos sueltos se ataron. De hecho, el misterio se resolvió como un cuento. Se usó la excusa más simple ( y la más efectiva) para articular toda la trama (la necesidad de unos niños de unir a su familia rota), eso sí, echando mano -de manera dudosa- de las casualidades. Pero no adelantemos acontecimientos…

Y EL ASESINO ES…

Aviso: A partir de aquí hay spoilers. Muchos spoilers.

El capítulo comenzó con Carmen, la madre de Alicia, detenida y autoculpándose de la muerte de su hija. No era tan fácil. Nadie se creyó su historia y el comisario Casas interroga a la otra hija de Carmen, Emi, quién no sólo admite que mató a su hermana, sino que acusa al policía del pueblo, Vidal, de haber hecho fotografías pornográficas de la niña. Y, de pronto: todos a la cárcel.

Pero esto era sólo el principio. La comisaria Laura descubre un viejo libro infantil, ‘Tres tristes tigres’, que, ¡eureka!, contiene la pista definitiva de todo el misterio. Pues sí, señoras y señores, el asesino (o el cerebro de la trama) no era otro que Pablo, Pablito, el niño de 10 años, hermano menor de Alicia y primo de la también asesinada Nuria Vega. ¿Por qué?

Resumiendo: Los tres niños tenían mucho miedo de que sus padres se divorciasen (el padre de Pablo y Alicia se iba a fugar con la madre de Nuria) por lo que urdieron un plan: hacer que Alicia desapareciera para que sus familiares su unieran ante la adversidad. Y lo que comenzó como una travesura (perfectamente orquestada por unos críos superdotados y maquiavélicos) terminó como el rosario de la aurora por culpa de la casualidad. Alicia fue atropellada de manera fortuita, Nuria quiso chivarse de todo y Pablo, al final, mató a su prima a golpe de linterna.

¿Decepcionados? No sé yo. Me gusta el trasfondo trágico de la historia pero quizá no tanto la forma en al que se contó. Lo más destacable, sin embargo, es descubrir, por fin, la necesidad imperiosa que tiene España de una serie protagonizada, única y exclusivamente, por la gran Alicia Borrachero. Pero qué buena que es esa mujer.

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Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

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