Esto es el colmo de la inmoralidad. Y no se trata de ser conservador o de dar lecciones de ética pero es que lo que ocurrió el 4 de enero de 2015 en ‘Sálvame’ sobrepasa los límites del espectáculo y la ironía. Ese día, el programa de Telecinco planteó un curioso concurso: se regalaría un jamón a todo aquel que diese información exacta del paradero de Toño Sanchís. Es decir, una cacería pública que se cae por su propio peso.
Lo siento mucho pero no. Esto no. Esta es una de esas ocasiones en la que los responsables de ‘Sálvame’, amparándose en el humor y el espectáculo, creen que tienen derecho a hacer lo que les venga en gana pero no.
El escándalo de Toño Sanchís ha sido y sigue siendo el mayor espaldarazo que ha recibido ‘Sálvame’ en los últimos meses. El ex representante (y supuesto estafador) de Belén Esteban le ha regalado al programa unas audiencias millonarias y ha vuelto a poner a ‘la princesa del pueblo’ en el ojo del huracán (además de devolverle el favor del público).
En ‘Sálvame’ los bandos son claros: Toño Sanchís es el malo y el resto (con Belén a la cabeza), los buenos. Vale, puede ser. Me creo (aunque no lo haya dictaminado ningún juez todavía) que este señor no ha hecho las cosas ‘bien’ (por decirlo de forma poco polémica) y que la Esteban tiene todo el derecho a denunciarle públicamente si quiere.
El linchamiento público al que se ha visto sometido Sanchís en las últimas semanas es exagerado, sí, pero todos (y me incluyo) nos hemos beneficiado de ello. Nos ha regalado visitas, audiencia y repercusión. Pero una cosa es que la Esteban y sus compañeros hablen del pasado y quieran ajustar cuentas y otra muy distinta es tratar a Sanchís como si fuera un criminal peligroso e incitar al público a darle caza.
Como decíamos, el 4 de enero de 2014, la presentadora, Paz Padilla, le propuso un curioso ‘juego’ a la audiencia. Teniendo en cuenta que hacía días que no se sabía nada de Toño Sanchís, el programa quiso regalar un jamón a aquel espectador que enviase una prueba fidedigna del paradero del representante.
Por su puesto, los espectadores respondieron en masa y tal y como nos informó una redactora del programa, fueron cientos las llamadas que se habían recibido en menos de una hora. Es más, se mostró una fotografía de Sanchís sentado en una cafetería y tomada por un anónimo que quería llevarse el jamón.
¿De verdad hemos llegado a esta cacería pública? ¿A nadie le sorprende que se le pida a la audiencia que haga de paparazzi? Parece que estoy viendo un capítulo de ‘Black Mirror’ o releyendo a George Orwell. Esto no es ético.
En ‘Sálvame’, todos se reían y aceptaron el ‘juego’ como una broma. No lo es. Belén Esteban se sentó orgullosa en su sillón y, una vez más, dijo que no iba a hablar más del asunto, que sus abogados no se lo permiten. Y una vez más, habló. Afirmó que, desde el día 1 de enero de 2016, Toño ya no es su representante y que, a partir de ahora, será ella la que lleve su propio ‘negocio’.