Este miércoles 20 de abril de 2016 terminará una de la series más representativas de los últimos años, ‘El Príncipe’. Por lo que se sabe, se han rodado cuatro finales distintos y todavía se desconoce cuál de ellos se emitirá. ¿Cómo debería despedirse el drama de referencia en Telecinco?
¿POR QUÉ HA TRIUNFADO ‘EL PRÍNCIPE’?
En su origen, la productora ‘Plano a plano’, ideó ‘El Príncipe’ como una serie de calado social, de denuncia sobre uno de los barrios más emblemáticos y conflictivos de Ceuta. Tras mover el proyecto por varias cadenas, al final fue Telecinco la que la compró y eso, para bien o para mal, tiene un precio.
Paolo Vasile (el único que toma decisiones reales en Mediaset) modificó el gen embrionario de la serie, inyectándole de el ADN identificativo de la cadena.
Es decir, que le metió todo aquello que cree que va a calar en sus espectadores: historias de amor insufribles, actores de físico espectacular sin demasiado talento artístico, mucha acción y esa luz tan cegadora que suele imponer en todas sus ficciones.
Resulta que todo aquello que suele espeluznar de Telecinco, aquí funcionó de maravilla. Puede que, si no se hubiera modificado, ‘El príncipe’ hubiese gustado más a los críticos pero quizá no tanto al público.
Y con todos sus defectos, que los tiene, la serie de ‘Plano a plano’ no sólo es buena, sino que ha supuesto un gran paso en la forma de hacer ficción en España. Aquí, por ejemplo, se huye de las localizaciones y de los referentes reales. Existe tanto miedo a ofender a colectivos, particulares, gobiernos o comunidades autónomas que nuestras series viven en mundo paralelos de fantasía.
El ‘Príncipe’ es una fábula, sí. No es que sea una historia muy creíble pero, al menos, se dan nombres (el propio título de la serie es una declaración de principios), se habla de una problemática real e intenta incomodarnos con nuestros propios prejuicios culturales. Nunca antes se había hablado así de la influencia musulmana en nuestro país o del terrorismo yihadista.
El marco socio político en el que se mueve ‘El Príncipe’ está muy bien y es muy novedoso pero no hay que olvidar que la serie es, en realidad, puro espectáculo, un thriller bien orquestado y muy generoso en giros de guión imposibles pero divertidísimos.
Otro aspecto fundamental que ha pesado sobre el éxito de ‘El Príncipe’ ha sido el empaque visual. Sus efectos especiales y sus difíciles secuencias de persecución ha posicionado a la serie en la vanguardia de la ficción internacional.
LA ÚNICA MANERA QUE TIENE ‘EL PRÍNCIPE’ PARA TERMINAR: MATAR A FÁTIMA
El punto flaco de ‘El Príncipe’ siempre ha sido, sin embargo, el aspecto interpretativo. Dejando a José Coronado aparte (hace lo de siempre, pero le funciona), el resto del reparto se ha pasado la serie luciendo cuerpo y poco más.
Pero si hay alguien que se lleva el premio a la peor interpretación, no sólo de la serie, sino de la historia reciente de la ficción española, esa es Hiba Abouk. A su lado, la Blanca Romero de ‘Bajo sospecha’, es Kate Blanchett.
No es posible concebir otro final para ‘El Príncipe’ que no sea con la muerte de Fátima porque sino la serie, por definición, no puede terminar bien.
Si algo ha caracterizado a ‘El Príncipe’ es su falta de concesiones para con la audiencia. No es que esto sea ‘Juego de Tronos’ pero aquí no les ha temblado el pulso a la hora de matar personajes o condenarles a un destino infernal.
Si al final, el amor entre Fátima y Morey triunfase ante las adversidades, la serie estaría traicionándose a sí misma. Ningún seguidor de ‘El Príncipe’ espera eso.
Es más, gustaría ver cómo ella muere por culpa de su amado y cómo éste, herido por un sistema que le ha fallado, se pasa al ‘lado oscuro’ de la ley. O eso, o que Morey, de repente descubra su amor eterno por Fran (José Coronado) y se vayan a vivir juntos a Maspalomas. Eso sí que no se lo esperaría nadie.