El 28 de abril de 2016 nació TEN, el nuevo canal de la productora Secuoya para la TDT. Tras haber pasado cinco días enteros viendo programas de su parrilla mi conclusión es que no estaba preparado para ver la luz. Un proyecto chapucero, una televisión sin calidad propia de un advenedizo como Raúl Berdonés, el joven rey Midas propietario de Secuoya.
‘Sin guión. Sin actores. Una TV para gente de verdad’. Este es eslogan de Secuoya. ¿Qué significa? Es un eufemismo para decir que se trata de una televisión ‘cutre’. ¿Se supone que no tener guión o actores es una ventaja? ¿Es bueno no contratar a profesionales? Es como llamar a un pastelero para que te arregle la lavadora. La TV la hacen los guionistas, los directores, los productores, los publicistas…. profesionales que brillan por su ausencia en una televisión con licencia para enlatar.
Y no vamos a ver ficción. Tanto llenarse la boca de lo importante que es la industria audiovisual en España y el Gobierno regala licencia para canales que no apuestan por producciones propias. Cuestión de pasta. La parrilla entera de TEN se compone de programas y factuals comprados en lata de otros países. La compra de estos productos se calcula que sale a 20 millones anuales para Secuoya, lo que le permite llenar horas de programación sin arriesgar.
¿Esta es la televisión ‘auténtica’ que defiende el Berdonés? ¿Somos menos auténticos los que vemos el resto de televisiones? Según Secuoya, los factuals, programas de reformas, docu-realities (extranjeros) o teletiendas son más auténticos que el resto de la programación. No hace falta decir que ahí hay guión, y mucho. Es lo contrario a natural.
Para ilustrar nuestra teoría sobre TEN, desde Periodista Digital hemos analizado a fondo todos los contenidos del canal durante cinco días. Resultados: A) que no entendemos cómo es posible que haya tantos programas de reformas en Canadá. Todas las casas de ese país tienen que estar como nuevas. B) Que no volveremos a ir a ni un sólo restaurante u hotel del mundo (y menos los franceses o ingleses), C) que si no eres un actor famoso no ‘mola’ luchar contra el cambio climático y D) que no es bueno ver este canal con la tarjeta de crédito cerca.
Toda la parrilla diaria de TEN se centra en bloques de programas. Son capítulos seguidos de diferentes factuals. Estos son los destacados:
‘Hoteles de cero estrellas: una especie de ‘Pesadilla en la cocina’ pero con una inglesa muy aburrida.
‘El peor conductor’: ochos kamikazes aprenden a conducir.
‘El efecto Carbonaro’: un mago intenta sorprender a la gente.
‘Como en mi casa en ningún sitio’: los participantes luchan por tener la mejor casa.
‘Mi restaurante es el mejor’: otra vuelta de vuelta a Chicote.
‘Nunca hagas esto en casa’: dos inconscientes destrozan hogares para reformarlos
’72 horas: un Pekín Express de usar y tirar.
Los más interesantes son ‘Eso es amor’ (donde varias parejas hablan de sus intimidades) y ‘Los años que vivimos peligrosamente’ (serie en la que los progres de Hollywood hablan del cambio climático). No es que sean grandes joyas televisivas pero al menos no nos dicen cómo decorar nuestra casa o negocio.
Sólo hay uno de producción propia, de momento. Se trata de ‘Los Probadores’. El programa se nos vende como un show en el que diez personas, seleccionadas entre familias, parejas y compañeros de piso de todo el país, testan, por primera vez, los productos más novedosos y sorprendentes del mercado. Cómo idea no está mal pero no nos engañemos: es un teletienda disfrazado.
Y aquí llegamos a la madre del cordero del engaño de TEN: no está hecho para la audiencia sino para los anunciantes. Esto es lógico en cualquier TV comercial, el problema es que, si no te ven, no sirve de nada intentar vender nada. Si toda la TDT es una recopilación de los mismos programas, al final, lo único que se consigue es que el personal se canse y se vaya al duopolio Mediaset y Atresmedia.
Sin tanto ruido, ese mismo 28 de abril de 2016 se estrenó DKiss, el canal de Blas Herrero (Kiss FM) que es igualito a TEN pero dirigido al público femenino con factuals de bodas, pasteles y flores. Como si las mujeres no pudieran ver otra cosa… Ya hablaremos de la televisión de Herrero en otra ocasión pero en principio la TDT que se nos había prometida como una panacea de pluralidad y mejor televisión sigue siendo el fiasco de siempre solo que ahora al tarot y la teletienda se le han sumado los factuals.
ROSTROS DE LA CADENA QUE NO SON DE LA CADENA
El día del lanzamiento de TEN hubo una fiesta por todo lo alto en la Fábrica de Tapices de Madrid y a la que asistió un inmenso número de figuras relevantes del audiovisual, la cultura, la política y la vida social españolas.
Periodista Digital estuvo en aquella fiesta y aunque todo era un despliegue de comida, bebida y glamour, hubo cosas que no entendimos. Por ejemplo: los tres rostros que promocionan la cadena-y que estuvieron allí como anfitriones y/o embajadores-son: la modelo y actriz Martina Klein, el músico Carlos Jean, y el corredor de bolsa-deportista Josef Ajramy su mujer Sulaika.
Los cuatro se supone que son muy ‘cools’, muy del gusto de los anunciantes (las marcas se los rifan) pero lo raro es que ninguno de ellos tiene un programa en TEN, de momento. ¿Por qué dan la cara por una cadena en la que no trabajan? De nuevo, por la publicidad.
A Raúl Berdonés, presidente de Grupo Secuoya, se llenó de orgullo en la fiesta, al hablar de un canal que nace con voluntad de «ofrecer unos valores diferenciales basados en una personalidad auténtica, viva, diferente» pero todo en TEN suena a estar hecho ‘deprisa y corriendo’, a low-cost, a envoltorio bonito sin esencia, a engaño, a innecesario.
Siempre estaremos de acuerdo con la pluralidad en TV, pero no con la TV aburrida con meros fines comerciales y que no tiene en cuenta al espectador. Hay quince cadenas iguales que esta. No hacía falta.
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