Ya ha regresado el fenómeno televisivo más importante a nivel mundial. En la madrugada del 16 al 17 de de julio de 2017, HBO (además de Movistar+ en España) estrenó la séptima temporada de esa máquina de hacer dinero llamada ‘Juego de Tronos’. Con uno de los mejores arranques de la serie, el capítulo bajó en ritmo aunque se despidió con una escena tan esperada como épica. Eso sí, hay un ‘pero’. Un ‘pero’ incomprensible e inútil.
OJO, SPOLERS (NO DEMASIADOS PERO LOS HAY)
«Cuando te pregunten qué pasó, di que el Norte no olvida. Di que el invierno llegó a la Casa Frey»
Está fue LA frase de uno de los capítulos más esperados del año. Así comenzó, con una Arya Stark licenciada como psicokiller y devolviéndonos la fe en su personaje tras su soporífera trama en la temporada anterior. Vuelve Arya, la ‘pu… ama’, haciéndose pasar por Walder Frey y cargándose a todos los que ejecutaron su familia en la ‘Boda roja’. ¡Bravo! Después de este arranque, ya te pueden poner cualquier cosa que te la crees.
Y el capítulo terminó con otra escena tan esperada como épica y con otra mujer, Daenerys, haciendo un guiño casi metalingüístico:
¿Empezamos?
Pues sí, empezamos. Arrancamos con una temporada, la penúltima, que se ha hecho de rogar pero que, de momento, no ha decepcionado. Y empezamos también con el final. El definitivo. En invierno ya está aquí. Ya era hora.
El primer capítulo de esta temporada es lo que uno espera de ‘Juego de tronos’. Mucha frase lapidaria, unos cuantos ganchos, y esa sensación de que pasan muchas cosas pero en realidad no pasa nada.
No vamos a hacer demasiados spoilers pero sí podemos decir que el episodio ha sido más bien una puesta a punto. Una especie de recordatorio de lo que hemos visto hasta ahora.
Tras esa masacre inicial que, literalmente, me ha arrancado un aplauso, hemos asistido a 60 minutos en los que Jon Snow (con sus dos registros interpretativos) ha vuelto a ser vapuleado por su hermana Sansa y por Lyanna Mormont, el que sin duda es el personaje revelación del año. (¿Alguien duda de que esta niña merece un spin off YA?).
También hemos visto a una Cersei desatada y paranoica, preparándose para la batalla y a un Sam del que por fin estamos intuyendo la importancia que va a tener en la trama (por no hablar de esa mano ‘misteriosa’ que le agarra en los últimos minutos del capítulo y que todos sabemos que pertenece a … ¡Jorah Mormont!).
El piloto ha sido modélico, fiel a los fans de la saga salvo por un detalle. De repente, y sin venir a cuento, aparece un señor cantando y que no es otro que… Ed Sheeran. ¿En serio? ¿Hacía falta? Pues no. Vale, es una anécdota pero el pelirrojo se carga, él solito, una escena que en papel era preciosa: Arya encontrándose con unos soldados y dándose cuenta de que son humanos, no objetivos a los que matar. (Hombre, si se hubiera cargado al cantante no habría estado de más).
Y para el final, lo que llevamos esperando siete temporadas. La Reina de Dragones regresando a casa -Rocadragón-, arrodillándose y tocando la tierra, su tierra. Puede que para muchos no signifique demasiado pero para los que vivimos con pasión ‘Juego de Tronos’ este ha sido el «A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre» de nuestra generación. Bravo.