Podrá enfadar a muchos pero, si se piensa bien, Belén Esteban y el independentismo catalán comparten muchas más cosas en común de las que les gustaría reconocer. Ambos son ‘fenómenos’ sociales que nacen de la misma raíz.
Estaba viendo a Belén Esteban el otro día en ‘Sálvame’ despotricando contra María José Campanario y una idea loca cruzó por mi mente. La colaboradora había desvelado información privada de la mujer de su ex cuando ésta estaba ingresada en un hospital psiquiátrico. Aprovecharse así de un ser vulnerable es algo indigno, pero a la de Paracuellos nadie le ha dicho nada. Es más, desde su programa la han encumbrado a nivel de heroína.
Pero lo que caracteriza a la Esteban es su capacidad para darle la vuelta a la tortilla y victimizarse. Es un personaje que necesita de un enemigo para funcionar, es incapaz de ver sus propios errores. Incluso cuando era adicta, ella se justifica con el clásico «es que estaba malita». Nunca un ‘mea culpa’, nunca una disculpa, siempre un rival al que abatir.
Y aunque pueda ser capcioso, que lo es, no puedo dejar de pensar que Belén Esteban es una buena metáfora de cualquier populismo. Es un fenómeno social al que todo el mundo quiere ver hundido pero que ahí sigue, inmortal y muy amado. Llámalo independentismo, régimen bolivariano, Pablo Iglesias o Donald Trump. Al final, todo es lo mismo
Y puesto que ahora mismo no se habla de otra cosa, la comparación entre Belén Esteban y el movimiento independentista se me antoja posible. Ambos son populistas-su leguaje es llano, directo-, viven de cuando, hace mucho, fueron víctimas- ella de Jesulín, los catalanes de la dictadura-, siempre necesitan un enemigo contra el que luchar, nunca reconocen sus errores, echan balones fuera, acusan a los demás de robarles dinero, no admiten el diálogo, crean mucho ruido, se hacen los mártires y se siguen creyendo ‘madres coraje’- ella de su hija y los independentistas de su pueblo, los dos ya mayores de edad-…
El consultorio: «Belén Esteban, con lo que has hecho, vuelves a ser ‘La bruja del pueblo'»
Con esto no quiero posicionarme a favor o en contra del conflicto catalán. Esa no es la cuestión. Lo importante es que fenómenos como Belén Esteban nacen del mismo vientre que el del nacionalismo. De la necesidad de que un igual te represente (populismo), de creer en un mártir (nadie cuestiona a las víctimas) y de hacer de la lucha contra un enemigo común (por muy obsoleto que esté) una causa por la que vivir.
Y para los que crean que esta comparación es superflua, les recuerdo que según una encuesta realizada en 2010, Belén Esteban podría haber sido la tercera fuerza política en caso de haberse presentado a las elecciones generales.
La de Paracuellos, que siempre ha estado en contra de la independencia de Cataluña, no es consciente que, socialmente, es muy parecida a los que tanto detesta.