Ya está bien. ‘Sálvame’ no puede seguir hablando del caso de Gabriel Cruz tal y como lo hace. No se puede hacer un especial informativo con los códigos de un programa de corazón y mucho menos si se mezclan contenidos y se habla de algo tan grave como el asesinato de un niño para, acto seguido, debatir sobre la sexualidad de María Lapiedra. No todo vale.
Lo que ocurrió el lunes 12 de marzo de 2018, aunque sorprendente, fue comprensible. ‘Sálvame’ centró sus cuatro horas de duración en el hallazgo del cuerpo de Gabriel Cruz, el niño de 8 años presuntamente asesinado por la novia de su padre , Ana Julia Quezada.
El público estaba ávido de información sobre el caso y todas las cadenas, todas, se centraron en él de manera excesiva. Durante 48 horas, la TV convirtió el crimen en un espectáculo mediático que se saldó con grandes audiencias.
Tanta expectación pilló a T5 por sorpresa y decidió no sustituir ‘Sálvame’ por un especial informativo , cometiendo el error de poner a Paz Padilla al frente de un debate sobre el caso. Pero como decíamos, ese lunes se podía entender que ‘Sálvame’ simplemente estaba haciendo lo que se hacía en todos los programas y en todas las cadenas.
La audiencia se disparó y el martes 13 de marzo, el espacio producido por de La fábrica de la tele volvió a hacer lo mismo (Con Carlota Corredera sustituyendo a Padilla) y la cosa ya nos empezó a oler mal. Se sabía que lo hacían por el dato. Deberían haber hecho un especial en otro plató, con otra gente y con otro nombre pero bueno, aún con todo, tenía un pase.
Pero que el miércoles 14 se volviera a explotar el caso Gabriel ya es la gota que colma el vaso.
Punto primero: Lo que hace ‘Sálvame’ no es periodismo. Ahí se especula, se exagera y se manipula. Es lo que el espectador quiere y busca (de ahí el dato), es verdad, pero las cadenas deberían tener cierta responsabilidad en situaciones como ésta.
Del domingo al miércoles, las novedades del caso no daban para cubrir cuatro horas de programa (sin tener en cuenta lo que ya se ha contado en otros espacios y cadenas) por lo que , para rellenar, se debate, se cae en la repetición, en las suposiciones y en el morbo.
El sobecogedor mensaje de despedida de Patricia, la madre de Gabriel: «La bruja ya no existe, sacadla de vuestras cabezas»
Pero hay algo que hay que tener en cuenta: No se puede cubrir un suceso como si fuese un tema del corazón, los códigos son distintos. Es intolerable que se emitinan cebos exagerados sobre el pasado de la presunta asesina , o sobre un enfrentamiento entre la madre de ésta y un equipio del programa como si fueran el último escándalo de La Pantoja.
Los responsables de ‘Sálvame’ son maestros en lo suyo; genios en darle la vuelta a todo, en hacer una montaña de un grano de arena, en reírse de ellos mismos y de los famosos o en hacer drama de dónde no lo hay. Eso es innegable. Pero no se puede hacer lo mismo con un crimen tan grave. No se pude. Punto.
Telecinco ha tenido tres días para cambiar su programación, para hacer un especial informativo y no mezclar la imagen de ‘Sálvame’ con el caso Gabriel pero no lo ha hecho. Ha querido que su programa estrella aumente su media de audiencia del mes. Vergonzoso.
Pero lo más indignante es que el miércoles 14 de marzo, tras llevar más de dos horas hablando del caso (especulando con las motivaciones de la asesina confesa o con la posibilidad de un cómplice, algo que no se ha demostrado), de repente, Carlota Corredera se movió tres metros y se puso a hablar de María Lapiedra y su intención de ponerle los cuernos a su novio, Gustavo González.
Siempre he admirado los cambios de temática en un mismo programa pero hay que hacerlo bien. En ‘AR’, por ejemplo, marcan mucho la diferencia y tienen el tacto de no mezclar contenidos.