Lydia Lozano tiene que entrar en 'Gran Hermano' contra su voluntad

Lo que en ‘Sálvame’ no quieren que sepas: así obligan a sus colaboradores a humillarse

Desde polígrafos no deseados a disfraces: ¿Todo esto está dentro del contrato?

Lo que en 'Sálvame' no quieren que sepas: así obligan a sus colaboradores a humillarse
Lydia Lozano Telecinco

Es muy posible que Lydia Lozano entre en ‘Gran Hermano VIP’. Ella no quiere pero es una imposición de la cadena. O eso nos quieren hacer creer. En ‘Sálvame’, los colaboradores suelen estar ‘obligados’ a someterse a todo tipo de cosas que no desean hacer. ¿Es lícito?

Ya lo dijo Belén Esteban. Ella entró en ‘GH VIP 3’ no porque quisiera sino porque la cúpula de Telecinco prácticamente le obligó si quería seguir teniendo sus privilegios de estrella. Ahora la historia se repite con Lydia Lozano.

Las mentiras de Sálvame que van a terminar con el programa estrella de Telecinco.

En realidad, todo parece indicar que se trataría de un circo pensado para promocionar el próximo reality de famosos. A saber: el viernes 25 de mayo de 2018, todos los colaboradores de ‘Sálvame’ firmaron una petición para que Lydia Lozano fuera la primera concursante confirmada de ‘GH VIP’.

Belén Esteban y Kiko Hernández hicieron el numerito de llevar dicha petición al despacho del ‘dueño y señor’ de Mediaset, Paolo Vasile.

Pasado el fin de semana, ya hubo respuesta y la comunicó en directo el director de ‘Sálvame’, David Valldeperas:

La dirección de Mediaset agradece la iniciativa y se compromete a pensar y analizar la posibilidad de que Lydia vaya al próximo reality.

Es obvio que Lozano no quiere ir. Nunca ha querido. Detesta vender su intimidad, y aún así, quieren que vaya. De hecho, ya le ha pedido a su compañero Kiko Hernández que la defienda cuando entre en la casa de Guadalix.

El problema es saber dónde está el límite en ‘Sálvame’. Es un juego en el que participan todos peor es peligroso. Cada día vemos cómo a los colaboradores les obligan o sugieren hacer cosas que no quieren hacer.

De los disfraces ridículos (aún recordamos el cabreo de Mila Ximénez vestida como una menina) a polígrafos no deseados (los de Jorge Javier Vázquez o Kiko Hernández, alérgicos a contar ciertas intimidades) pasando por las ya mencionadas entradas en realities o ver cómo se juega con su puesto de trabajo de manera pública. Todas son formas de humillar al personal, de someterlo, de hacer apología del control y del acoso.

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Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

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