El grito de Christofer al saber que su novia, Fani, le había sido infiel en ‘La isla de las tentaciones’ no sólo se ha hecho viral, sino que ha provocado una verdadera tortura para su protagonista. El pobre Christofer se ha dado de baja por depresión ante el acoso sufrido en su trabajo. Una muestra más de una sociedad enferma, incapaz de conocer límites y de distinguir la vida real de lo que aparece en televisión.
El momento ya es de sobra conocido. En la entrega de ‘La isla de las tentaciones’ emitida el 23 de enero de 2020, uno de los concursantes, Christofer, se enteraba en la hoguera que su novia, Fani, le había sido infiel con Ruben, uno de los solteros con los convivían las chicas en el programa.
Antes de terminar de ver las imágenes de la infidelidad (sólo le dio tiempo a ver cuatro besos y eso que hubo más. Mucho más), Christofer huyó de la hoguera y se fue a correr por la playa al grito de “¡Estefaníaaaaaaaaaaaaaaaaaa!”, mientras que los cámaras le perseguían para tranquilizarle.
Pues el grito en cuestión se hizo viral de inmediato y ha dado lugar al reto llamado ‘Estefanía Challenge’ por el cual la gente grita el nombre de la joven en los sitios más insospechados Ha ocurrido en los telediarios, en una gala de ‘OT 2020’ y hasta en la ceremonia de estrega de los premios Goya.
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Pero la gracieta ya ha pasado de castaño a oscuro. Hace poco, un usuario de Twitter subió un vídeo en el que un par de chicos acuden al restaurante donde trabaja Christofer para gritarle desde la puerta «¡Estefanía!».
Tal y como informa La Razón, Christofer ha pedido la baja por depresión. En Socialité confirmaron la noticia y según la tía de Fani, los jefes han sido muy comprensivos con él y le han dicho que se tome el tiempo que necesite para volver a su puesto de trabajo.
Que sí, que el momento en cuestión podía hacernos mucha gracia pero se nos ha ido de las manos. Este chico, lo único que ha hecho es participar en un programa de televisión ¿merece este acoso? Obviamente no, pero vivimos en una sociedad en el que se confunden los límites de la intimidad, en la que nos creemos que llamar la atención es un derecho que estar por encima del respeto hacia los demás. Muy triste.
