Que a Pablo Motos no le gusta Pedro Sánchez es evidente pero desde que comenzó el Estado de alarma, el presentador de ‘El Hormiguero’ no ha dudado en criticar con más dureza la actuación del Presidente del Gobierno (eso sí, sin violencia, sólo críticas obvias y constructivas). Y el 28 de abril de 2020, Motos hizo lo propio pero con un argumento más que sólido: Sánchez ha vuelto a equivocarse pero su orgullo le impide reconocerlo. Esto, en nuestra situación, es muy peligroso.
Aunque ‘El Hormiguero’ es de los pocos programas (junto con, ‘Sálvame’) que están aguantando el tipo como espacio de entretenimiento durante la pandemia del coronavirus. Eso sí, cada día, Pablo Motos no puede evitar acercarse a la actualidad y reflexionar sobre lo que está ocurriendo.
El 28 de abril de 2020, el valenciano criticó al Gobierno por no obligar a los ciudadanos a llevar mascarillas.
De momento, Sanidad aconseja que el uso de mascarillas es altamente recomendable pero, en realidad debería ser obligatorio puesto que es por las gotitas que se expulsan desde la boca por donde se transmite el virus.
Motos, sin cortarse, culpó al mismísimo Sánchez de no obligar a los ciudadanos a llevar mascarillas puesto que, según el presentador,
El orgullo le impide decir que han vuelto a meter la pata ya que en marzo aseguraron que las mascarillas no eran necesarias para la población.
Habrá un momento en que se caerá del guindo y será obligatoria
Es por ello que Motos apuntó algo que nos preocupa a muchos; que durante la “desescalada vamos a entrar en una situación de riesgo y que hay que tener mucho cuidado”.
La teoría de Motos (que , en realidad es la pura verdad) de por qué ha empezado la desescalada tan pronto es , simplemente, porque:
La economía no aguanta más y no hay medicamento. Tenemos que convivir con el coronavirus. La única opción es el cuidado individual. Si no, nos volverán a confinar.
Motos también pidió lo más urgente: que, por favor, se hagan test en todas partes, tanto en farmacias o restaurantes. Es la única manera de parar esto.
Plan de desescalada: Un batiburrillo de fases y provincias para salir del entuerto donde se metieron con ‘genialidades’ como el 8M