‘La valla’, se estrenó el 19 de enero de 2020 en AtresPlayer Premium, la plataforma de pago de Atresmedia, sin demasiado ruido porque, primero, aún no está en abierto y porque, segundo, tampoco es que sea una serie redonda. Pero ahora, en mayo, con la primera temporada ya emitida y viviendo la pandemia del coronavirus, el estado de alarma y el confinamiento, la serie cobra otro cariz mucho más aterrador y profético, esperemos que no se cumpla…
Hay una película, ‘Contagio’ (Steven Soderbergh, 2011) que se ha hecho muy popular en plataformas digitales desde que empezó la cuarentena. Trata sobre un virus procedente de China que arrasa por el mundo. La anécdota es que, en Filmin, por ejemplo, la cinta estaba catalogada como ‘Ciencia ficción’ y ahora como ‘drama’ (debería ser drama histórico).
Hay cientos, miles, de historias que pueden, ahora, resultar proféticas. Ficciones post apocalípticas y fantasías distópicas que, hoy por hoy, resultan familiares y excesivamente cercanas, pero el caso de ‘La valla’ pone los pelos de punta porque nos toca más de cerca.
La serie, producida por Atresmedia en colaboración con Good Mood Productions, y creada por Daniel Écija, arranca en la España de 2045, en un Madrid post apocalíptico donde la cada vez mayor escasez de recursos naturales ha convertido a las democracias occidentales en regímenes dictatoriales que justifican la falta de libertades con la promesa de asegurar la supervivencia de los ciudadanos.
Con la premisa de ‘seguridad antes que libertad’ en España se ha instaurado un régimen dictatorial, mientras la vida en las áreas rurales se hace imposible, la capital ha quedado dividida en dos regiones férreamente cerradas: el Sector 1 (el del gobierno y los privilegiados) y el Sector 2 (el resto). La única forma de pasar de una zona a otra es cruzar la valla que las separa, para lo que será requisito disponer del salvoconducto reglamentario.
Y a todo esto, en la serie se han expandido múltiples virus sin todavía cura; de ahí, por ejemplo, la desinfección de los viajeros cuando traspasan la valla de un sector a otro.
Es la amenaza de una enfermedad lo que provoca que los ciudadanos acepten, casi sin rechistar, las normas opresivas de unas autoridades corruptas.
No vamos a contar más. Hay que ver la serie. Cierto es que, como producto artístico resulta torpe, simplón y cargado de tópicos pero, con lo que está pasando ahora mismo, resulta un visionado realmente interesante.