Se ha hecho esperar pero ha merecido la pena. El 27 de septiembre de 2020, HBO estrenó por fin, ‘Patria’, la serie basada en el bes-seller de Fernando Aramburu y uno de los mayores fenómenos editoriales más importantes de la última década. La adaptación consigue emocionar igual que el original, eso sí, tomándose licencias.
Lo siento por ‘Veneno’ pero la serie española del 2020 es Patria. La de HBO, cierto es, es que partía con ventaja por venir de dónde venía (un libro de éxito) y todolo que su estreno ha provocado (expectación e incluso polémica) pero todo esto también era un hándicap.
El lenguaje cinematográfico y el literario son distintos. Hay que tener mucho cuidado con frases tipo “me gustó más el libro que la peli” . Hablamos de idiomas diferentes y en el caso de Patria mucho más.
La novela, en muchas ocasiones, vale más por el cómo cuenta las cosas que por lo que se narra. Además, basa su peso en dos protagonistas que no invitan a al cariño o a la empatía. Bittori y Miren son tocas, gruñonas, resentidas y estoicas. Llevar personajes a sí a un medio masivo como el audiovisual, donde muchos de sus pensamientos y anhelos se van a quedar fuera, es un reto importante (por no decir imposible)
Pero Aitor Gabilondo (máximo responsable de ‘Patria) es un hombre curtido en la tele y se nota. Y sí, digo tele y no cine, porque cansado estoy ya de los directores ‘estupendos’ que infravaloran la televisión pero hacen series creyendo que han una película (y así les salen tramas que no arrancan hasta la mitad de la temporada).
En ‘Patria’ cada capítulo es una unidad dentro de un conjunto. Una trama, que como el libro, avanza y retrocede en el tiempo y lo hace perfectamente gracias a un montaje soberbio, a una dirección de fotografía maestra y a una labor de maquillaje y peluquería ejemplar.
‘Patria’ es una historia íntima, muy difícil de contar y por ello se recurre a imágenes maravillosas como esa planta en la ventana o esa mano de una madre apoyada en el cristal de una cárcel.
Pero más allá de la virguería visual, la clave del éxito emocional de la serie recae en su casting y en especial en las dos protagonistas.
Lo que hacen Elena Irureta y Ane Gabarain como Bittori y Miren es de otro mundo. Cada gesto, cada mirada y cada frase que dicen es una lección de interpretación. Es tan difícil lo que hacen, tanto. Gracias a ellas, a cómo mueven el cuerpo, uno se cree las distintas edades de sus personajes, y el cómo el tiempo ha hecho estragos en ellas.
Y ETA. Al final, la serie es eso. El legado del terror, la división de familias vascas durante décadas, la sangre, la violencia, la culpabilización de las víctimas, el destierro y la búsqueda (al final) de la redención.
Como Aramburu, Gabilondo llama a las cosas por su nombre. No se esquiva, en la serie, ningún tema complicado o espinoso: desde las falas excusas de los nacionalistas a las distintas formas de soportar el duelo y la vergüenza.
‘Patria’ (la serie) sigue, casi al pie de la letra, la trayectoria marcada por el original. Esto no es malo. Los fans del libro lo agradecerán. Pero, quien no haya leído la novela podrá disfrutar de un producto televisivo de máxima calidad. Un 10.
