‘Insiders’ es el primer reality de Netflix España pero engancha más que cualquiera de sus series. Una experiencia maravillosa que supone toda una revolución.
Un grupo de concursantes competirán por un premio final de 100.000 euros. Pero lo más importante reside en la mecánica, con unos participantes que desconocen que lo son (o casi). En realidad, saben que están luchando por entrar a un programa, creen que ya han alcanzado la fase final del casting pero, en realidad, el concurso ya ha comenzado y las cámaras están grabando.
Y hasta aquí podemos leer. No deberíamos contar mucho más de una experiencia tan brutal como es ‘Insiders’.
La idea es recuperar la naturalidad y la frescura de los concursantes de realities, eso que, hoy por hoy, ya se las saben todas. Sobre todo en Telecinco, que hace versiones VIPS con famosos ‘quemados’ que siguen una normas concretas para triunfar.
Pero lo mejor de ‘Insiders’ es, precisamente, la descarada manipulación que se gastan. Utilizan el montaje como arma narrativa, haciendo que el espectador cambie de postura cada dos por tres (crees que lo sabes todo pero, de repente, te das cuenta de que no).
Tiene, el reality, una estructura de serie. Te enganchan los concursantes como personajes (sobre todo porque lo montan de tal manera que vas descubriendo sus incongruencias en forma de flash-foward), las pruebas a los que son sometidos (hay una que parece de ‘El juego del calamar), los giros que hay y sobre todo por lo rápido que va todo.
Es lo que tiene hacer un reality con capítulos de 45 minutos. No como en la televisión en abierto, con galas de tres horas , directos y demás. En Estados Unidos, por ejemplo, los realities siguen triunfando porque duran no más de una hora, están montados y van a toda leche en acción. ¿Qué pasa en España? Que no se quieren gastar dinero. Hacer programas cortos pero buenos es mucho mas caro que hacer uno que te ocupe varias franjas horarias. Así nos va.
Lo dicho, vean ‘Insiders’ y disfrútenlo como hacía años que no disfrutaban de un reality.