Somos tolerantes cuando nos conviene. Nada nuevo bajo el sol.
El Benidorm Fest ha sido lo peor que le podía pasar a la España eurovisiva ( y a la que no lo es también) Por fin los fans tenían lo que querían: un pan y circo en forma de preselección con canciones chulas que no daban demasiado vergüenza ajena.
Todo genial. RTVE se marcó un tanto regalando opio al pueblo y todos felices. Problema, no ganó la que, dicen, el público quería. Nueva guerra mundial.
Chanel nos va a representar en Turín vestida con transparencias y se la critica por ordinaria, por explotar sexualmente el cuerpo de la mujer y porque la letra de su canción (lo poco que se entiende) habla de una tía a la que le va la marcha.
Claro, la favorita era Rigoberta Bandini y su himno feminista. La gente defendía esas tetas pero las de Chanel, no. Cuánta tolerancia.
Y es que hay cierto tipo de fan eurovisivo, el más adicto al drama, que puede llegar a ser tóxico y muy, muy radical. Nunca va a llover al gusto de todos, no podemos atacar tanto a los demás para defender nuestra candidatura. Chanel hizo lo que tenía que hacer y lo hizo de manera impecable. Brutal, de hecho.
Es más, durante la primera semifinal, todos los rendimos ante el espectáculo que se marcó la cubana. Cero dudas de su profesionalidad. Nadie se quejó entonces de que su canción era mayoritariamente en inglés (cosa que incumple la normativa del Benidorm Fest y que ahora sí que se ha relatado).
Pero llegó la gran favorita (para algunos, incluido un servidor) Rigoberta Bendini, en la segunda semifinal y todo se complicó
Ahora que Chanel ya es oficialmente nuestra representante en Eurovisión, y después haber destacado toda la hipocresía que hay alrededor de sus detractores, hay algo que no podemos negar: no entiendo el criterio del jurado profesional.
Puede que sí, que son profesionales del medio (yo no) pero sus decisiones son cuestionables. Se habla de que uno de lo miembros tenía una relación de amistad con la ganadora, o que TVE lo tenía todo orquestado desde el principio.
Tan grave ha sido el asunto que RTVE ha mandado un comunicado aceptando la polémica. Solución: crear un debate público para llegar a un acuerdo. ¿Qué narices significa eso?
Lo dicho, aunque era una gran idea, al final, el Benidorm Fest ha sido lo peor que le ha pasado a TVE. Vuelve a demostrarse que en el ente público siempre va a haber algo podrido.
