Como pasa con ‘Los Soprano’, hay que volver a ver ‘Breaking Bad’. ç
La serie, a la que los estiurados tienden a tildar de “lenta”, es un alarde de lo genial que puede llegar a ser la ficción en la TV.
‘Breaking Bad’ tiene tantos elementos de altísima calidad y los han mezclado tan bien, que exige verla varias veces.
Y disfrutar en todas:
- 1. Por Walter White. El que llama. El peligro. El que responde al nombre de Heisenberg. Su paulatina bajada a los infiernos, pasando de ser un mediocre profesor de Química a convertirse en el mayor magnate del imperio de la metanfetamina, lo ha llevado directo al Olimpo de los mejores antihéroes de la televisión.
- 2. Por Jesse Pinkman. «Breaking Bad» no es «Breaking Bad» sin la otra cara de la moneda. El destino de Jesse está ligado al de Heisenberg, y viceversa. Jesse es quien más sufre las consecuencias de su relación con Walter, pero también es el único capaz de hacerle frente como a un igual.
- 3. Porque nos ha dado alguno de los mejores episodios de la televisión, como por ejemplo «Ozymandias», dirigido por Rian Johnson.
- 4. Porque todavía no sabes si el episodio «Mosca» te parece una obra maestra o una estafa descomunal.
- 5. Porque echas de menos el azul: aunque el verde aparece en la cabecera y el lila era el color favorito de Marie, la mujer de Hank, el color por excelencia de ‘Breaking Bad’ es el azul. La metanfetamina pura de Heisenberg traspasó fronteras, en la ficción y en la realidad, e incluso dos canciones en la serie le rinden homenaje: «Crystal Blue Persuasion» de Tommy James and the Shondells, y el «Baby Blue» de Badfinger del episodio final.
- 6. Porque nos gusta el pollo (y si está chamuscadito mejor).
- 7. Por sus planos de punto de vista subjetivo: lavadoras, bidones, suelos, mascarillas, tubos, maleteros, parabrisas, robots aspiradoras, cisternas de retretes, hoyos en el desierto, bañeras, máquinas expendedoras, piscinas, botellas, bolsas llenas de dinero, rejillas de ventilación, mesas de cristal, hornos, neveras, barbacoas, y hasta un oso de peluche que cae de un avión… Todo vale para meter una cámara y crear una identidad visual propia. Los timelapses son el otro gran recurso que recordamos de la serie de Vince Gilligan.
- 8. Porque nos gusta la poesía. «Breaking Bad» puso en evidencia una realidad como un templo: las mayores revelaciones de la vida nos llegan en los lugares más inesperados. Y a Hank le llegó en el retrete leyendo a Walt Whitman.
- 9. Porque ya forma parte de nuestra cultura colectiva: nos ha dado excusas para cualquier fiesta de disfraces, tenemos las estanterías llenas de referencias a la serie, no nos fiamos de tipos con sombrero y gafas de sol ni miramos con los mismos ojos las caravanas…
- 10. Porque «Breaking Bad» fue caldo de cultivo de metanfetaminas, pero también de una gran amistad entre Bryan Cranston y Aaron Paul. Ambos vieron su carrera lanzada gracias a sus interpretaciones y llenaron sus casas de premios.