Rincones con fantasma. 9. San Benito

Por José María Arévalo

(Reconstrucción fotográfica de Juan Carlos Urueña con el siguiente pié de foto: “Así se vería la iglesia de san Benito, si se hubieran conservado los dos pisos de ladrillo que hacían aún más altos los colosales pilares)(*)

Comienza un nuevo apartado, dentro de la “Zona de los Palacios Reales”, que Juan Carlos Urueña Paredes titula “El primer palacio real”, refiriéndose a la iglesia y convento de San Benito. Seguimos su libro, “Rincones con fantasma. Un paseo por el Valladolid desaparecido”, en la edición que publicó El Ayuntamiento de Valladolid en el año 2006, que estamos reseñando, en el que Urueña ha recreado el aspecto exterior de buen número de edificios desaparecidos, insertándolos en el entorno actual, y comentado su devenir, acompañando todo ello con curiosidades y anécdotas de los libros que usó para documentarse.

( El bello dibujo que se conserva de S. Benito con aquel aspecto, obra de Parcerisa incluida en “Recuerdos y bellezas de España”, de 1861)(*)

Seguimos, pues, en la zona comprendida entre la Plaza de san Pablo, calle de san Quirce, la Huerta del Rey y san Benito, donde “moraron muchos de los reyes que pasaron por nuestra ciudad”. “El monasterio de san Benito –dice Urueña- está edificado sobre lo que fuera alcázar defensivo de la ciudad y primitivo palacio real, construido en la primera mitad del siglo XII con el fin de defender la frontera entre León y Castilla, reinos que andaban a la greña por aquellos años. Este castillo o “alcazarejo” fue cedido por el rey Juan I para acoger a una comunidad de monjes benedictinos. El monasterio se estaba construyendo ya en 1388, utilizando las piedras del antiguo edificio (“Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid”, Parte segunda. Pag 241, de J. José Martín González y Fco. Javier de la Plaza Santiago).

Actualmente es una gran edificación, recientemente restaurada y reconstruida, que en algunas de sus partes se ha convertido en un moderno Museo de Arte Contemporáneo. De sus claustros destaca el conocido como “Patio Herreriano” por el estilo de su arquitectura. Se han realizado interesantes hallazgos arqueológicos del antiguo alcázar que se encuentran magníficamente expuestos al público. Su iglesia tiene una enorme portada que recuerda el pasado militar de aquella zona, construida sobre los planos que dejó Rodrigo Gil de Hontañón en 1569. El aspecto de sus grandes pilares era aún más impresionante, pues tuvo hasta mediados del XIX otros dos pisos más de ladrillo”.

No explica más Juan Carlos Urueña, por lo que recurrimos, como siempre a un texto de Vallisletvm, de Octubre de 2009, titulado “Iglesia y monasterio de San Benito el Real”, que añade datos muy interesantes.

“La Iglesia de San Benito el Real –dice Vallisoletvm- , de la orden benedictina, es uno de los templos más antiguos de Valladolid. Fue erigida sobre el antiguo Alcázar Real, y está realizada en estilo gótico, aunque la fachada, en forma de torre pórtico, es posterior: fue diseñada por Rodrigo Gil de Hontañón en 1569. Originalmente, esta torre poseía bastante más altura gracias a la existencia otros dos cuerpos para el campanario que se encontraban sobre los actuales y que fueron derribados en el siglo XIX por amenazar ruina.

( Dibujo del templo en la actualidad, de Miguel Ángel Soria, en Vallisoletvm) (*)

La iglesia fue edificada de 1499 a 1515, siguiendo planos de Juan de Arandia y García de Olave. Está totalmente edificada en piedra. Se organiza mediante tres naves, que rematan en tres ábsides poligonales y no existe crucero. Las naves laterales son muy altas y su diferencia de altura con la central es escasa, por lo que podemos decir que esta iglesia sigue la tipología de iglesia-salón, muy difundida en la primera mitad del siglo XVI, creando edificios de una interesante y grandiosa espacialidad como el que nos ocupa. La iluminación se resuelve a partir de grandes huecos que se abren en la pared de la nave lateral del lado de la Epístola y en los ábsides. Originalmente, también existieron algunos huecos en la nave central, tapados a raíz de la elevación de los tejados hacia 1580.

Por el exterior, el edificio posee recios muros de piedra caliza (extraída de canteras cercanas a Valladolid, como Villanubla, Zaratán o Campaspero) y grandes ventanales que iluminan el espacioso interior. Las fachadas laterales se articulan mediante contrafuertes que contrarrestan los empujes de las bóvedas de crucería con terceletes con las que se cubre en el interior. Los pilares que dividen las naves son baquetonados. Puede observarse que los tramos más cercanos a la cabecera presentan capiteles y cornisas decorados, algo que desaparece en los tramos de los pies, más austeros. Esto puede ser debido a la búsqueda de un presupuesto más económico conforme avanzaban las obras, empezadas por la cabecera, a la usanza medieval.

Teniendo en cuenta que la orden benedictina tenía entonces mucho poder y siendo esta su casa principal en Castilla, la iglesia atesoraría obras de arte de gran calidad. Entre los tesoros que se encontraban en la iglesia cabe destacar el Retablo de San Benito el Real de Valladolid y la sillería, que se encontraba en la nave central”.

(Claustro del monasterio, en la zona utilizada actualmente por el Ayuntamiento)(*)

Extrañamente no menciona Vallisoletvm –que en cambio destaca mucho la importancia de la sillería, como veremos- el autor del que fue magnífico retablo mayor de la iglesia, Alonso Berruguete, y el extraordinario valor de esta obra, cumbre del manierismo, de la que queda una buena parte recogida –a lo que sí hace referencia más tarde- actualmente en nuestro Museo Nacional de Arte Policromado. Ya he comentado en alguna ocasión, en este blog, que si hay algo digno de ser reconstruido es el gran retablo de San Benito, del que en el citado Museo se conserva, con buena parte de sus componentes, una pintura que muestra cómo era. Pienso en ello cada vez que veo, en mi parroquia, la iglesia de Santiago, junto al Cristo de Pompeyo Leoni, la estupenda reproducción de las figuras de los ladrones crucificados, realizadas en escayola en 1965 por el Instituto Central de Restauración, que copian las de Gregorio Fernández de 1617 conservadas en el Museo Nacional de Escultura. Me lo recuerda, en la iglesia de Santiago, otra buena muestra del arte de Alonso Berruguete, el Retablo de la Epifanía, de 1537, en la Capilla que fue propiedad del banquero Diego de la Haya. El actual retablo de San Benito, barroco, es muy digno, pero devolverle el antiguo, aunque fuera mediante copia, haría regresar a este extraordinario convento la gloria que tuvo, y sin duda multiplicaría el interés turístico del conjunto, yo diría que más que la restauración realizada del Patio Herreriano, que ha sido realmente notable.

“En cuanto a la sillería –continúa Vallisoletvm-, ésta fue construida por Andrés de Nájera y terminada en 1528. Posee sillas bajas y altas y se disponía en la nave central. El destino de esta sillería era servir para las reuniones anuales de abades de los monasterios castellanos de la orden benedictina, que tenían lugar en esta iglesia.

Así, en los respaldos de las sillas altas, aparecen los santos a los que estaban advocados las distintas casas benedictinas españolas, pudiendo encontrar cada abad fácilmente su asiento gracias a la imagen del respaldo. El estilo de la sillería es el plateresco. El nuevo estilo a lo Romano proveniente de Italia estaba ya entrando en España. Aparecen decoraciones que tienen su base en las pinturas de la Domus Aurea de Roma y que en aquel momento se estaban descubriendo y eran estudiadas por todos los artistas que tenían oportunidad de ello. Las imágenes de santos también han abandonado totalmente las formas góticas y debido a su belleza y proporciones estudiadas se percibe en ellas el latir del Humanismo. La calidad de la escultura es muy alta y muchos autores afirman que esta es una de las mejores sillerías existentes en España.

En 1571 se asentó la reja que abarca las tres naves y divide transversalmente la iglesia en dos partes jerarquizadas: la de los pies, destinada al pueblo llano y la de la cabecera, destinada a los monjes. La reja es obra de Tomás Celma y es una estimable muestra de la rejería de aquel momento.

Además del retablo y la sillería se encontraban en la iglesia otras obras de arte de gran valor: pequeños retablos, sepulcros, órganos…

Después de la Desamortización de Mendizábal en 1835, el monasterio se transformó en fuerte y en cuartel, cerrándose al culto la iglesia, que fue despojada de las obras de arte que poseía. Por suerte, conservamos la sillería y gran parte del retablo mayor en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid.

La reja es lo único que se quedó en la iglesia y no sufrió apenas daños. A partir de mediados del siglo XIX, muchas voces piden la reapertura de la iglesia; y finalmente se logra en 1892, estando encargada del culto la Venerable Orden Tercera del Carmen. Desde 1897 es la Orden del Carmen Descalzo la que se hace cargo de la iglesia. En 1922 se instala un nuevo retablo mayor barroco, procedente de la población de Portillo (Valladolid)

Adosado a la iglesia se encuentra el gran edificio monacal, que cuenta con tres claustros, uno de ellos el conocido Patio Herreriano, hoy museo de arte contemporáneo, y una fachada principal manierista diseñada por Juan del Ribero Rada”.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
http://farm6.staticflickr.com/5464/8961953334_63f559253a_o.jpg
http://farm8.staticflickr.com/7377/8961953422_d24a95b351_o.jpg
http://farm8.staticflickr.com/7324/8961953518_5fc0ac48d1_o.jpg
http://farm9.staticflickr.com/8405/8961953664_afb4da3594_o.jpg

OFERTAS BRONCE

¡¡¡ DESCUENTOS ENTRE EL 1 Y EL 20% !!!

Desde el descuento más pequeño a las ofertas más increíbles, actualizadas diariamente

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

Lo más leído