Arquitectura religiosa olvidada. 95. Castrillo Tejeriego

Por José María Arévalo

( Románico en Castrillo. Dibujo de Francisco Pedro Roldán) (*)

Siguiendo Partido judicial de Valoria la Buena, tras Cabezón nos acercamos hoy a Castrillo Tejeriego, donde desaparecieron el Convento de Santa Ana de frailes Franciscanos y la Ermita de Los Santos Justo y Pastor, todo ello como recoge el libro “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid”, de los arquitectos vallisoletanos Juan José Fernández Martín, Francisco Pedro Roldán Morales, José Ignacio Sánchez Rivera y Jesús Ignacio San José Alonso, que venimos reseñando.

Castrillo Tejeriego

Convento de Santa Ana de frailes Franciscanos

En el pueblo debió existir un convento de menores bajo la advocación de Santa Ana, que en el XVIII contaba con nueve miembros y regentaba un colegio ( M. VALLEJO DEL BUSTO, p. 127: En 1751, dentro de su término municipal existía el Colegio de Padres Clérigos Menores de Santa Ana, con nueve religiosos). Este Convento existía aún en 1826, pero debió sufrir la Exclaustración de Mendizábal, pues a mediados del XIX estaba vacío y el edificio muy deteriorado ( P. MADOZ. p. 47). Se hallaba a las afueras del pueblo al final de la calle Real, donde hoy se abre una plaza con el nombre de Santa Ana que acoge la fuente pública de la villa.

La comunidad de frailes pudo en algún momento instalarse, tómese esta afirmación como hipótesis, en la ermita de Nuestra Señora de Capilludos, extramuros de la localidad (los capilludos eran los que portaban capillum, o sea, sombrero o capucha). Era frecuente que los frailes se instalaran en las poblaciones en las ermitas, antes de tener casa propia. Incluso en sus comienzos los franciscanos adoptaban esta práctica renunciando con ello a la posesión de lugares propios. De cualquier manera que fuera, la misteriosa advocación de la Virgen de Capilludos, que ha desvelado a más de un erudito, pudiera deberse a la presencia de frailes menores en la villa que se hubieran instalado allí o que atendieran su culto, pudiendo ser estos frailes franciscanos o, incluso, de la reforma capuchina, en cuyo caso la advocación sería evidente.

Ermita de Los Santos Justo y Pastor

Sabemos que existió una ermita dedicada a los santos mártires complutenses porque en 1616 el visitador diocesano de Palencia ordena su demolición, seguramente por su mal estado, y que con los productos de su venta se levante un altar dentro de la parroquial de la Magdalena ( Catálogo Monumental, Valoria la Buena. p. 35: Visita de 1616.- Por quanto por la bisita passada se mando arruinar y desarmar la hermita de San Justo y Pastor y que con los despoxos della se vendiese y con ello se hiciese un altar en la yglesia de la abocación de San Justo y Pastor … y que el dicho altar se aga en la dicha yglesia con correspondencia de el altar de la Cruz que tiene la dicha iglesia).

Las advocaciones a los Santos Justo y Pastor son muy antiguas, ya que éstos aparecen desde los primeros pasionarios hispánicos. Su devoción estuvo muy extendida y fueron muchos los pueblos surgidos durante la repoblación que les consagraron sus parroquias. En los alrededores de Castrillo existieron parroquias en Manzanillo, Aldeayuso, Torrescárcela y, probablemente, un despoblado en Esguevillas. Extraña que les aparezca dedicada una ermita, cuando no son abogados de ninguna peste, epidemia o calamidad, como lo eran San Roque o San Gregorio. Por todo ello, pudiera deberse su presencia aquí a la existencia de una parroquia que, con la falta de población, quedara reducida a una simple ermita hasta su desmantelamiento.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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