La década que iluminó Valladolid

Por José María Arévalo

(Cartel de las Ferias y Fiestas de San Mateo, 1877-1960, Altés Melgar, Paz. Ed. Ayuntamiento de Valladolid)

El último boletín de “Actividades del MUVa», incluye un apartado que titula “VISITAS desde CASA”, en el que explica que  “Desde el Museo de la Universidad de Valladolid, queremos hacer una pequeña contribución de aliento en estos días complicados que estamos pasando. Nuestras salas, como las del resto de los Museos, están cerradas desde hace más de dos semanas. Allí siguen colecciones y exposiciones temporales veladas a nuestros ojos, en un tiempo que parece congelado.

Cada uno de nosotros estamos inventando de nuevo el día a día, incluso a veces llega a parecerse en algo a aquello que nos era habitual. Por nuestra parte queremos mantener este recuerdo de algunas de nuestras vivencias en el Museo, revisitando exposiciones temporales y sus catálogos.

En este primer envío te ofrecemos la más reciente, parte de ella aún está montada en el vestíbulo de la Escuela de Ingenierías Industriales: “LA DÉCADA QUE ILUMINÓ VALLADOLID (1903-1913). De El Porvenir de Zamora a la calle del Veinte de Febrero de Valladolid”.

Tenía yo pendiente una visita a esta exposición cuando se decretó el confinamiento por la alarma ante la pandemia, así que la he visitado de forma virtual y les reproduzco ahora los contenidos más interesantes. La iluminación de Valladolid fue un momento trascendental de nuestra historia reciente. Como veremos ahora, el semblante de las calles vallisoletanas cambió con la instalación de lámparas; se reemplazó el gas por el arco voltaico, y éste a su vez, por lámparas de incandescencia. Se veía para pasear, para comprar, para disfrutar del ocio, abriéndose nuevas vías de consumo en la ciudad; se inauguraron nuevos establecimientos. La ciudad avanzaba y los robos disminuyeron allá donde había iluminación. El transporte mediante tranvías eléctricos facilitó la autonomía de la población, se rebajaron los tiempos para desplazarse de un lugar a otro de la ciudad. Se soterró el cableado, quedó menos canalización aérea y la estética de la ciudad mejoró. La industria progresó con el uso de motores eléctricos en los procesos fabriles: el impulso de una ciudad que empezaba a consolidar una vocación industrial. En este contexto se creó la Escuela Industrial de Valladolid, acontecimiento que en 1913 permitió la formación de nuevos profesionales de la industria, cerrando una década que cambió la ciudad para abrir una época de desarrollo industrial que ha llegado hasta nuestros días.

Reproducimos uno de los varios artículos que incluye la exposición, como mejor resumen de ella, que firman María Isabel Vicente Maroto y Javier Blanco Mata:

DE “EL PORVENIR” DE ZAMORA A LA CALLE DEL “VEINTE DE FEBRERO” DE VALLADOLID 

En 1907 la Electra Popular Vallisoletana ilumina por primera vez las calles de la capital con motivo de las fiestas. En el lado izquierdo del cartel –con cuya foto encabezamos este artí ulo- hay dibujado un tendido eléctrico, clara referencia a la Electra por el despliegue técnico.

TRES FIGURAS

Federico Cantero Villamil, Santiago Alba Bonifaz e Isidro Rodríguez Zarracina, uniendo conocimientos técnicos, visión de futuro y capital, sacaron adelante un sistema eléctrico, en su momento puntero, suministrando a Valladolid energía eléctrica barata y de servicio continuo, que desde 1906 redibujó social, industrial, comercial y urbanísticamente la ciudad.

Cantero proyecta y dirige la construcción del salto de San Román en el Duero y la central hidroeléctrica asociada, propiedad de “El Porvenir” de Zamora.

Alba impulsa la instalación de una línea de transporte de energía eléctrica en 1905, que durante un tiempo fue la más importante de España.

Zarracina diseña y construye la central térmica de reserva y distribución de la “Electra Popular Vallisoletana”, un soberbio edificio de ladrillo rojo, un verdadero “palacio industrial”, en la calle del Veinte de Febrero

Es posible que muchos de ustedes ya les conocieran. En cualquier caso, con esta exposición se ha pretendido acercarles al sistema eléctrico de su creación. Los vallisoletanos de principios del siglo XX les deben mucho, y también todos nosotros. Sin ninguna duda, Valladolid hubiera terminado subiéndose al carro del progreso; pero lo habría hecho mucho más tarde.

UN SISTEMA ELÉCTRICO, DOS CIUDADES, TRES PILARES 

Se entiende por sistema eléctrico el conjunto de instalaciones y equipamiento necesarios para generar, transportar y distribuir la energía eléctrica en condiciones óptimas para su consumo.

El desarrollado por estas tres figuras, Cantero, Alba y Zarracina, está sustentado en tres pilares: el salto de San Román y su central hidroeléctrica; la central térmica de reserva y distribución Veinte de Febrero; y la línea de transporte eléctrico que las unió y que vinculó energéticamente Zamora y Valladolid.

Entre la última década del 1800 y la primera del siglo XX Valladolid capital y su entorno sufren un cambio social, debido en gran parte a la irrupción de la electricidad. La noche del 22 al 23 de octubre del año 1887 por primera vez en Valladolid fluyó la energía eléctrica, sustituyendo a la luz del gas natural, iluminando entre otros establecimientos el Círculo de Recreo y el teatro Zorrilla. La “Sociedad Electricista Castellana”, fundada el 7 de marzo de 1887 por Antonio de La Mora y Antonio Menés Aujé, fue la pionera en suministrar fluido eléctrico a Valladolid, gracias a la central térmica de Huerta del Rey como fuente de generación principal y del pequeño salto hidráulico de El Cabildo como reserva. La electricidad era generada en forma de corriente continua y no era posible su transporte a largas distancias, debido a las pérdidas de potencia; por eso las centrales productoras, generalmente de origen térmico, debían construirse en emplazamientos próximos a los polos de consumo, normalmente industrias o municipios; el alcance y desarrollo energético estaba limitado.

Sin embargo, con la aparición de la corriente alterna, a finales del siglo XIX, se abrió la posibilidad de transportar energía eléctrica a gran distancia y, por tanto, de llevar a cabo un desarrollo a gran escala de las centrales hidroeléctricas. De esta forma, a finales de los años veinte, la estructura de la generación eléctrica en España cambia radicalmente.

Hasta el 12 de febrero de 1906, fecha en la que aparece en escena la “Electra Popular Vallisoletana”, la demanda eléctrica solicitada por la ciudad fue cubierta por la “Sociedad Electricista Castellana”. Ambas entidades se solaparon hasta diciembre de 1907, cuando la Electra Popular absorbe a la Castellana y comienza el despegue energético de Valladolid. En los años treinta, la “Electra Popular Vallisoletana” pasa a depender del gigante “Saltos del Duero” y abastece de fluido eléctrico a Valladolid y a pueblos y zonas de la región y su entorno. Ese proceso se asienta en tres pilares.

(Sala de máquinas de El Porvenir de Zamora)

PRIMER PILAR: “EL PORVENIR” DE ZAMORA 

La Central Hidroeléctrica de “El Porvenir” de Zamora, que la sociedad homónima tiene a 8 km de la capital en el Duero, fue proyectada y puesta en marcha por el Ingeniero de Caminos Canales y Puertos Federico Cantero Villamil. El 19-5-1899 el B.O. de Zamora publica el concurso para contratar las obras del canal, del túnel y de un depósito subterráneo con plazo de 16 meses y depósito de 6800 pesetas. El túnel, el canal de entrada, el azud y un módulo para dos turbinas se construyen entre 1899 y 1902. En la segunda mitad de 1904 se termina la construcción del edificio y entre 1905 y 1907 entran en servicio los restantes grupos generadores. Inicia el suministro energético en noviembre de 1902 cubriendo, con dos grupos de 500 HP, las provincias de Zamora en 1903 y de Salamanca en 1906; más adelante, se completará con 5 grupos de 1000 HP cubriendo, en 1907, Valladolid y zonas próximas.

Durante los duros trabajos de construcción, que concluirán en junio de 1912, y siendo una obra de tal envergadura, enfrentan multitud de problemas e incluso amenazas de muerte, como se reflejó el 23-4-1901 en la sección Sucesos de Provincias de El día de Madrid: “…la Guardia Civil de Pereruela (Zamora), ha detenido a Manuel Ferreiro y a Juan Pomar por amenazar de muerte con un cuchillo al encargado de las obras del Porvenir de Zamora, Alejandro Echevarría…”.

Los elementos representativos que componen la central son: la presa o azud de vertedero con el canal de toma y túnel, la casa de máquinas, la casa de trasformadores y la aparamenta.

La presa o azud de vertedero con el canal de toma y túnel.

El concepto constructivo que caracteriza la presa es la gravedad. El peso descansa sobre el lecho del río y el empuje del agua está compensado por la fuerza que el fondo ejerce sobre la presa.

De 6 m de alto, 225 m de largo y amplia base, su construcción se inició el 26-7-1899, utilizando los materiales de excavación del túnel de 1314 m que atravesaba la montaña. De planta curva, provoca el desvío del agua hacia el canal de toma de 140 m llegando a la central, a través del túnel que hace las veces de tubería forzada, para ser turbinada. El agua no retenida salta la coronación y sigue su curso normal.

Dos espacios, la “Casa de Máquinas” y la “Casa de Transformadores” 

La “Casa de Máquinas” tiene una planta principal asentada sobre siete bóvedas que albergan siete turbinas Francis de eje vertical, entrada de agua radial y cámara cerrada. Fabricadas por la empresa francesa “Société des Établissements Singrün”, están enlazadas con alternadores de 6 kV, suministrados por la empresa suiza “Société d´Electricité Alioth”, y para protegerlos de las inundaciones se disponen sobre bancadas de hormigón 17 de 0,8 m de altura, cubriéndose con estructuras campaniformes de hierro estancas.

En la “Casa de Transformadores” hay nueve del modelo Alioth en baño de aceite y refrigerados por agua que circula por conductos abiertos adosados a las cubas. Cuatro servirán a Valladolid, elevando la tensión de los alternadores hasta 40 kV para el transporte. Las plantas restantes se reparten los interruptores, la central telefónica, las oficinas, los pararrayos y las salidas de líneas.

Aparamenta 

La central dispone para su explotación de elementos de maniobra, control y protección: amperímetros, voltímetros, fasímetros, vatímetros, interruptores, pararrayos de cuernos, de rodillos y de agua, resistencias hidráulicas, etc. Por construcción, destacamos estos últimos.

El pararrayos de agua incluía chorros a presión que salían de una canalización a nivel del suelo, haciendo contacto en una placa metálica unida al conductor a proteger. Montaban tantos chorros como conductores y disponían de una cuba de recogida y circulación del agua. Se regulaba variando la sección del chorro de forma que la corriente se limitaba a 1/10 amperios. En El Porvenir, la columna de agua tenía un diámetro de 14 mm y 34 cm de altura.

Las resistencias hidráulicas eran recipientes cerámicos de 120 mm de diámetro y 40 cm de largo. Contenían una disolución de sosa y glicerina para evitar congelaciones y se graduaban variando la concentración hasta que, bajo tensión nominal, circulaba una intensidad que no perturbara el servicio. En “El Porvenir” y en “Veinte de Febrero” limitarán la descarga a tierra de los pararrayos.

SEGUNDO PILAR: LA LÍNEA ELÉCTRICA “EL PORVENIR-VALLADOLID” 

Configurada finalmente en 1905 a doble circuito en postes dobles arriostrados, cubre 110 km de distancia entre Zamora y Valladolid transportando 3000 CV a 40 kV; inicialmente, en 1903, esta tensión era de 19 kV. Alba, el 10-5-1904 eleva una instancia ante el Gobierno Civil de Zamora, solicitando su concesión. Adjunta memoria, planos y presupuesto que ha firmado Cantero el 31-12-1903 como proyecto inicial. No todos los políticos vallisoletanos confiaban en las “nuevas tecnologías”; el 17-7-1904 los concejales Yllera y Tremiño en pleno del Ayuntamiento muestran su reticencia alegando el alto voltaje de la línea, 19 kV, y el discurrir por la carretera de mayor tránsito de la provincia que enlaza con Salamanca, Zamora, Toro y la no menos importante villa de Tordesillas:

“…que sostiene un mercado semanal de ganado vacuno que abastece el matadero público de esta capital de la gran mayoría de las reses que en el mismo se sacrifican para el consumo de carnes de este pueblo…”

Finalmente, salvando trabas y por R. O., el 20-6-1905, Alba es autorizado al tendido de la línea. El 27 y 28 de agosto de 1907 se prueban los transformadores de Valladolid. El 11-9-1907 los operarios Balestra y Cardaño colocan la línea en la torre de salida y entre esa fecha y el 18-10-1907 se efectúan las primeras pruebas en la línea. S.M. el Rey Alfonso XIII no aprueba el acta de reconocimiento y autoriza su explotación hasta año y medio más tarde, el 6-3-1909:

“…estudiando el asunto con más detenimiento, en vista de las malas condiciones que reúnen las actuales redes de alumbrado y fuerza en Valladolid, el que suscribe … fundador de la empresa que va a realizar los trabajos ha decidido dotar a la Capital Castellana de una instalación de primer orden comparable a la de las mejores Capitales Europeas, tendiendo una red completamente nueva … por medio de la cual surtirá de fluido al por menor …” Cantero, por la propuesta de expansión y buscando asegurar la continuidad en el suministro a Valladolid, modifica en 1905 línea y apoyos, desdoblando el circuito inicialmente proyectado en 1903:

“…para una línea de transporte de tanta longitud como la que nos interesa y a tensiones elevadas es de absoluta necesidad desdoblar la línea…”, “…si no se quiere interrumpir el servicio de electricidad por la línea a cada pequeña avería, como por ejemplo la sustitución de un aislador roto, es necesario desdoblarla”

Características generales

Inicio: central hidroeléctrica “El Porvenir de Zamora” a 8 km de Zamora en el Duero

Final: central térmica Veinte de Febrero de la “Electra Popular Vallisoletana” en Valladolid Conductores:

Línea de fuerza: cobre electrolítico de 5 mm de diámetro

Línea de telefonía: acero Bessemer de 2,5 mm de diámetro

Aisladores: Triple campana. Porcelana blanca

Poste doble mixto: Pino negrillo y carriles de hierro reciclados.

Altura total: 11,95 m

Distancia de los vanos:

50 m en configuración normal de línea, 12 m en cruces de carreteras y ferrocarril, y 110 m en cruce del Duero y Pisuerga

Características destacables

El poste lo forman dos apoyos mixtos de pino negrillo y vías de tren, como fijación al terreno para evitar la podredumbre de la madera y la más que probable caída. Los enlaza con perfiles rectangulares de acero, que enmarcan los aisladores que sustentan los conductores y las redes de protección en los cruces con carreteras y con la vía férrea Medina del Campo-Zamora.

Los aisladores, fabricados por la empresa alemana “Karlsbader Kaolin Industrie Gesellschaft” son los mejores del mercado.

La “Electra”, en la reforma de la línea de 1944, empleará los mismos. Cantero indica que:

“…un poste así constituido no podrá decirse que cumple con las condiciones que la estética exige, pero puede asegurarse que cumple con todas las condiciones que la práctica requiere para apoyos de una línea indestructible”.

Proyecta 8 casillas que dividen la línea en 9 tramos de 12 km. Albergan los elementos de corte y protección para separar el tramo averiado, asegurando la continuidad por el segundo circuito, y sirven de vivienda-refugio a los vigilantes que rondan a diario el tramo asignado.

En 1944 la línea se reforma finalizando en la sub-estación “La Olma” en la carretera Salamanca

(Central Veinte de Febrero, 1957. Imagen facilitada por D. José Ignacio Díaz-Caneja)

TERCER PILAR: LA “ELECTRA POPULAR VALLISOLETANA” 

Los ingenieros de finales del siglo XIX y principios del XX proyectan centrales térmicas para cubrir la demanda ante las eventualidades de los saltos hidráulicos: caudales variables, aforos poco fiables, estiajes severos, dependencia energética por mantenimientos, etc…

En Valladolid, y al objeto de recibir y distribuir la energía de “El Porvenir”, Santiago Alba Bonifaz y Calixto Rodríguez García constituyen el 12-2-1906 la “Electra Popular Vallisoletana”, sociedad que llevará la electricidad a hogares, empresas, comercios y calles de la capital. Para lograr este objetivo, Isidro Rodríguez Zarracina proyecta, con fecha 15-1-1906, la central térmica de reserva y distribución “Veinte de Febrero”: de reserva, porque cubrirá por generación térmica las fallas de suministro de “El Porvenir”; y de distribución, porque repartirá por Valladolid, la energía recibida. El nombre de la calle recordaba otro hecho importante para la ciudad, la noticia de la concesión de la primera línea ferroviaria Madrid-Valladolid por el Consejo de Ministros del General Espartero, llegada instantáneamente ese día de 1856 a través del entonces novedoso medio de comunicación, el telégrafo.

Su construcción comienza en febrero de 1906, previo derribo de los edificios existentes, en un solar de la esquina de la calle del Veinte de Febrero con el Paseo de San Lorenzo. Las obras se adjudican al contratista Manuel Pradera, que deberá terminarlas en cuatro meses. En agosto de 1906 se cubren aguas y en septiembre el edificio ya está construido. La central se concluye en abril de 1907.

Pero el solar de la calle del Veinte de Febrero no era el lugar elegido para ubicar la central. En 1903 se situaba en la calle Puente Colgante. Llegado el momento, Alba y Cantero deciden mejorar el 21 alumbrado público y llevar electricidad a la población vendiendo al por menor; aparecen nuevos clientes. Este nuevo polo de consumo implica un desplazamiento del mismo hacia el centro de Valladolid, que condicionará la construcción de la central térmica en Veinte de Febrero.

El edificio de la Electra Popular Vallisoletana, estructurado en tres bloques 

El primer bloque, situado a la izquierda de la fachada principal, alberga la entrada de línea procedente de “El Porvenir”, los pararrayos de cuernos, de rodillos y de chorro, las resistencias hidráulicas y las barras de distribución. La planta inferior ubica la batería Tudor destinada a tracción eléctrica, cuatro transformadores reductores, los interruptores, el taller y cuatro generadores de vapor Belleville; bajo esta planta está la batería Tudor que sirve al interior de la capital.

El segundo bloque, en el centro, lo forma una nave unida al anterior por un local donde se montan las conexiones de los cuadros de control de la central; la nave es la Sala de Máquinas propiamente dicha. En ella se ubican dos máquinas de vapor verticales de triple expansión de 250 rpm acopladas a los alternadores de 1050 kW, los convertidores y los elevadores de tensión; en su parte posterior está la chimenea, de 40 m de alto y diámetro en vértice de 2,6 m.

El tercer bloque, a la derecha de la nave central, aloja las oficinas y viviendas, el almacén y un laboratorio.

La maquinaria eléctrica fue suministrada por la empresa suiza Alioth, puntera en la época, que también dota la central de  “El Porvenir”:

“El material adquirido por la Sociedad y que ha de instalarse en la central es de la construcción más moderna y ofrece todas las garantías de seguridad necesarias para la buena explotación y seguridad de personas o cosas, cumpliendo todo lo que la policía urbana pudiera apetecer, puesto que se trata de una industria que por su índole no ocasiona al vecindario molestia alguna ni en el orden de su tranquilidad ni en el de higiene”.

La red de distribución eléctrica en Valladolid 

Es mixta: corriente continua en el interior de la capital, distribuyendo la misma a tres hilos; y corriente alternativa trifásica para exterior y arrabales, como dicen en los albores del siglo XX.

La conversión en continua para alimentar al interior la realizan los convertidores, obteniendo 330 V. La corriente producida a esta tensión, y que se ha de utilizar en lámparas y arcos de abonados a 150 V en la zona interior, se divide en dos por medio de la batería de acumuladores de 6000 amperios, con distribución trifilar. El cableado irá en zanjas a 70 cm de profundidad.

La corriente alterna que alimenta al exterior sale de la central a 5 kV; esta tensión es reducida a 165 V en transformadores instalados por la ciudad, en garitas circulares cerradas. La llegada del cableado a las garitas es subterránea, y una vez que sale de ellas su distribución es aérea:

“…este sistema de distribución ha sido adoptado después de detenido estudio, teniendo en cuenta las grandes ventajas que reúne la corriente trifásica y distribución a distancia para las fuerzas motrices y las no menos grandes que encierra la continua para el alumbrado por arco voltaico, único verdaderamente económico que no conoce rival, aun dentro mismo de la electricidad, porque sabido es el mal rendimiento luminoso y dificultades de funcionamiento que presenta el arco alimentado por corriente alterna”.

(Teléfono Ericsson. Se comunicaban centrales y casillas con él. Los guardas y los operarios en las centrales se subían a una tarima de madera con aisladores para atender la llamada, como precaución)

¿QUÉ SUPUSO PARA VALLADOLID? 

Queda patente en los artículos de las revistas técnicas de la época que el sector eléctrico, entre finales del XIX y principios del XX, adquiere un curso imparable con base en los avances técnicos de los sistemas de generación, transporte y distribución, que hacen evolucionar los sectores tocados por la electricidad.

Esta evolución llega a Valladolid de la mano de Alba, Cantero y Zarracina, gracias al sistema eléctrico por ellos proyectado. La capital se ve envuelta en un cambio social, industrial, económico y comercial que, salvando las distancias, es comparable al generado por el vapor en su momento. Pregúntense qué supuso para su ciudad la llegada de la electricidad. Surgirán 23 múltiples respuestas; aquí les dejamos algunas: Valladolid se configura urbanísticamente de una manera, y no de otra, al desplazarse la central térmica de su ubicación inicial en Puente Colgante a la final en Veinte de Febrero.

El semblante de las calles vallisoletanas cambia con la instalación de lámparas; se reemplaza el gas por el arco voltaico, y éste a su vez, por lámparas de incandescencia.

Se ve para pasear, para comprar, para disfrutar del ocio, abriéndose nuevas vías de consumo en la ciudad; se inauguran nuevos establecimientos. La ciudad avanza.

Los robos disminuyen allá donde hay iluminación. Cabe reseñar cómo los vecinos de la carretera de Valladolid a Tórtoles de Esgueva, comúnmente conocida como “la de Renedo”, solicitan con numerosas firmas a la autoridad competente la colocación de iluminación eléctrica en la citada carretera, “…pues de esa forma se evitan los numerosos robos y mano airada contra las propiedades, sobre todo en días de invierno con niebla y nieve…”. Se da orden de colocar entre tres y cuatro lámparas.

Los vallisoletanos mejoran la iluminación de sus viviendas.

El transporte mediante tranvías eléctricos facilita la autonomía de la población, se rebajan los tiempos para desplazarse de un lugar a otro de la ciudad.

Se soterra el cableado, hay menos canalización aérea y la estética de la ciudad mejora.

La industria progresa con el uso de motores eléctricos en los procesos fabriles: se optimiza el tiempo de trabajo, aumenta la producción, se puede vender más, el mantenimiento es menor y más sencillo, aumentan los rendimientos.

Surgen nuevas profesiones y profesionales, los primeros electricistas se abren camino.

Valladolid está en deuda con Alba, Villamil y Zarracina. Es hora de saldarla, no permitiendo que su memoria se olvide y poniendo en valor el patrimonio industrial por ellos generado, no aceptando que caiga en el abandono. Nos referimos, entre otros elementos, a “Veinte de Febrero”, que sigue en pie.

Dependerá de los vallisoletanos que la belleza y la utilidad de semejante patrimonio industrial continúe siendo contemplada y comprendida por las generaciones futuras. No olvidemos que si Valladolid es actualmente como es, se lo debemos a personas como las que hemos presentado. Esperamos, con esta sencilla exposición, haberles acercado a sus figuras y realizaciones.

Porque la electrificación no fue sólo un proceso técnico, sino un verdadero cambio social de implicaciones extraordinarias, comenzando por el alumbrado y siguiendo por todo tipo de procesos industriales, motor eléctrico, metalurgia, refrigeración…, y de comunicaciones, telefonía, radio. La energía eléctrica es esencial para la sociedad de la información de la nueva revolución industrial que se viene produciendo desde la segunda mitad del siglo XX: transistor, televisión, computación, robótica, internet….

Y esta nueva “era digital” en la que estamos inmersos en este siglo XXI no hubiera sido posible sin la “revolución eléctrica”.

Esta interesante exposición incluye amplias biografías de los tres protagonistas de esta “revolución eléctrica” : un político, Santiago Alba, y dos ingenieros, Federico Cantera Villamil e Isidro Rodríguez Zarracina.

 

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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