“La moribunda euroorden”, de Daniel Berzosa, “ Todo es ya `histórico´», de Antonio Burgos, y “Ataque masivo a la libertad de expresión en las redes sociales”, de Nicolás de Cárdenas
(Viñeta de Ramón en El Norte de Castilla el pasado día 15)
LA MORIBUNDA EUROORDEN
Artículo de Daniel Berzosa publicado en El Debate de Hoy el pasado día 14
La confianza recíproca entre distintos sistemas judiciales que sostiene la «euroorden» ha desaparecido después de que la justicia de Bélgica entre a examinar el derecho procesal español en el caso del procés.
La confirmación de la decisión del tribunal de primera instancia belga por el tribunal de apelación, respecto de la aplicación de la orden europea de detención y entrega («euroorden») emitida para el exconsejero de Cultura del consejo ejecutivo de la comunidad autónoma de Cataluña, Lluís Puig, es una herida mortal para la vigencia del citado instrumento de cooperación judicial europeo en su actual configuración.
Lo es desde el punto de vista práctico, a partir del momento en que su deseado automatismo, basado en la confianza recíproca entre los sistemas judiciales de los Estados miembros de la Unión Europea firmantes del acuerdo de dicho mecanismo, ha desaparecido por entero, al entrar de lleno la justicia de Bélgica a examinar el derecho procesal español y el modo como se aplica el derecho material por la justicia de España.
Desde el punto de vista jurídico, al margen de invocar un más que discutible dictamen de una comisión de cuestionable composición, por mucho que se enmascare tras el nombre de «Naciones Unidas» -las instancias competentes deberían tomarse también en serio lo que está sucediendo en dicho organismo internacional, al menos en lo que se refiere a los grupos de trabajo supervisores de los derechos humanos-, el tribunal de apelación ha confirmado la ratio decidendi esencial del tribunal de primera instancia. Que es esta: el Tribunal Supremo de España no tiene competencia para juzgar al exconsejero, porque no hay una norma legal expresa que dé cobertura a la «conexión delictiva» que invoca para conceder la euroorden.
De nada ha servido a los jueces belgas que el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, haya ofrecido su testimonio explicativo; ni que la sentencia del procés se haya incorporado a las nuevas euroórdenes; ni el argumento racional y jurisprudencialmente aquilatado de que un mismo tribunal debe juzgar a los acusados, aun cuando tengan temporalmente distinta calificación subjetiva procesal o la comisión del delito haya sucedido en lugares distintos, si comparten los hechos originales y tienen efectos inescindibles con el fin de impedir resoluciones judiciales distintas.
En ese ejercicio impropio de juzgar a la justicia española, esta ha sido condenada, confirmando cuanto pedía Puig, excepto en dos puntos. El tribunal de apelación belga estima que el sistema judicial español es imparcial y que no lo ha procesado por sus ideas políticas. Dicho jocosamente: el Tribunal Supremo se ha equivocado sin mala intención.
No obstante, el propio tribunal se contradice cuando, en su mismo pronunciamiento, emite un juicio político acerca del riesgo a la presunción de inocencia de Puig, por el debate abierto en España. Esta manifestación es totalmente inaceptable y vulnera la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que ha declarado que los jueces requeridos no pueden denegar una euroorden por polémicas políticas que realmente no perjudiquen, de forma efectiva, los derechos del sujeto. Sin ir más lejos, el TJUE acaba de indicar a un juez neerlandés que ha vulnerado la normativa sobre la euroorden al denegar la solicitada por un juez polaco.
El instrumento de la euroorden albergaba una especie política de enzima «federalizadora» que ha quedado inhibida
El resultado subsidiario de la decisión es que el juez competente para encausarlo es el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Ni que decir tiene que esta decisión tendrá consecuencias en la potencial entrega a la justicia española de Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí, cuyas euroórdenes están pendientes de la decisión del Parlamento Europeo sobre su inmunidad como miembros de dicho órgano de la Unión Europea.
Pero, también -lo que es más importante-, estas decisiones acumuladas tienen y deberían tener consecuencias desde el punto de vista político, esto es, de la voluntad manifestada de avanzar en una integración no solo económica, sino hacia el establecimiento de un ente del tamaño de los que están jugando en el tablero mundial. Para lo que se necesitan conexiones, engranajes y desenvolvimientos dotados de obligatoriedad para quienes deben aplicarlos.
El auténtico porqué de la euroorden, como tantas vías inteligentes y espirales de la integración política que han ideado -y deben seguir ideando ahora más que nunca- los europeístas, no podía estribar solo en la aspiración de entregar a los Rinconetes y Cortadillos que en el mundo son y han sido, sino a cualquier delincuente perseguido por la justicia de un Estado firmante. El instrumento de la euroorden albergaba una especie política de enzima «federalizadora» que ha quedado inhibida.
Modificar la euroorden
Al margen de los sentimientos que genera a un español europeísta -y a cualquier europeísta- lo que viene pasando con los órganos judiciales del Estado belga en relación con las euroórdenes, expedidas por el máximo órgano judicial del Estado español en unos asuntos concretos, para mayor contrariedad y ausencia de aclaración, siquiera sea jurídica, el conflicto tampoco obtendrá una respuesta del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), ni probablemente permitirá que se pueda plantear una cuestión prejudicial ante el TJUE, al haber renunciado la fiscalía belga a recurrir dicha resolución judicial a su tribunal supremo. Flota una duda: ¿Qué peso ha tenido en ello que el tribunal haya tomado nota de que el partido sedicioso del 1-O es socio del Gobierno español?
Por todas estas razones, que constituyen la evidencia del fracaso de la euroorden vigente, sería muy deseable que volviera a la mesa de la construcción de una verdadera Unión Europea. Lo que debe hacerse retomando inmediatamente el camino iniciado por el eurodiputado Javier Zarzalejos con la propuesta de modificación de la euroorden, aprobada por la Comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo, que contempla los «crímenes contra la integridad constitucional de los Estados miembros», para que sea validada por el pleno del Parlamento y la Comisión Europea pueda darle forma normativa. Y, también, incluyendo la cuestión de la cooperación judicial real y efectiva en el examen de conjunto que persigue la «Conferencia sobre el futuro de Europa», atrasada como tantas cosas por el coronavirus, y en la que tengo el honor de participar a través del Comité Científico y la «Global Academy» de «Citizens pro Europe».
Artículo en: https://eldebatedehoy.es/noticia/politica/14/01/2021/la-moribunda-euroorden/
TODO ES YA «HISTÓRICO»
Artículo de Antonio Burgos publicado en ABC el pasado día 14
Araceli, la señora de Guadix asilada en la residencia de mayores «Los Olmos» de Guadalajara, se santiguó antes de que le pusieran la vacuna contra el covid. Se santiguó como un novillero debutante en su primer paseíllo; sólo le faltó besar la medalla prendida en el corbatín. Sin que oyéramos sus palabras, todos supimos lo que pensaba mientas se hacía la señal de la Cruz: «Que sea lo que Dios quiera». Inmediatamente, los altavoces del frente propagandístico de este Gobierno para el que la verdad tiene igual valor que la mentira anunciaron, según costumbre, que era un hecho «histórico». Ay, Historia, cuánto manoseo se comete en tu nombre, incluida la Memoria Histórica. Ya todo es histórico, como la vacuna por la que se santiguó doña Araceli. ¿Que queda Madrid incomunicada por tierra, tren y aire por la nevada? Es una nevada «histórica». ¿Que hace 20 grados bajo cero en Teruel? Es una mínima «histórica», aunque nadie se acuerde de los 23 grados bajo cero que hizo en la guerra española durante la batalla de Teruel, con las tropas mínimamente equipadas para esa temperatura propia del frente del Volchov en la División Azul.
Se ha puesto de moda esta devaluación del adjetivo «histórico». Hombre, yo entiendo por hecho histórico la invención de la rueda, o la caída del Imperio Romano, o el descubrimiento de América, o la Revolución Francesa, pero no una nevada o una vacuna. Cada día asistamos al menos a media docena de hechos «históricos». ¿Que sube clamorosa y alarmantemente la cifra de afectados por el virus en una provincia? Es una cifra «histórica». Nos ha entrado lo histérico de lo histórico, creemos que estamos haciendo rayas en el agua, como los datos de las listas de espera en Traumatología de los hospitales de Madrid por las roturas de muñecas, brazos y piernas tras los pellejazos y vejigazos impresionantes de los resbalones len la nieve devenida en hielo que se pegan los que, desoyendo la recomendaciones «históricas», se dan un garbeo para contemplar un insólito paisaje urbano «histórico».
La vez primera que oí este manoseo del concepto de lo «histórico» fue a Julio Iglesias, al término de un triunfal recital: «Ha sido un concierto histórico». Pero hay muchas otras caras de la moneda de lo «histórico» que no se vocean. La que es verdaderamente «histórica» es la negativa del Gobierno de Madrid para declarar zona catastrófica a la capital del Reino tras la nevada «histórica». Dice Marlaska que eso de «zona catastrófica», por muy históricos que sean los daños, ha pasado a la Historia. Que ahora lo que se declara es «zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil». O sea, ¡la gallina! Aunque sea «histórica», como en ni en la Comunidad ni en el Ayuntamiento manda Sánchez, la nevada de Madrid, y los coches atrapados, y los trenes y aviones sin circular, no es una catástrofe para el Gobierno. Y lo digo , obviamente, con la intención de que el presente artículo proclame una verdad «histórica».
Artículo en: http://www.antonioburgos.com/abc/2021/01/re010121.html
ATAQUE MASIVO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN LAS REDES SOCIALES
Artículo de Nicolás de Cárdenas publicado en Actuall el pasado día 11
Las principales redes sociales del mundo occidental coordinan su ataque a la libertad de expresión de lo políticamente incorrecto. Cada vez más, las redes más populares se han cargado de una legislación interna asfixiante, pero al mismo tiempo opaca.
El uso de la guillotina ya no es estético. Pero el espíritu de quienes se han propuesto asesinar civilmente a todo el que no respalde el discurso políticamente correcto es el mismo de los que en el ocaso del siglo XVIII impusieron, bajo la bandera de la razón, el terror en la Francia revolucionaria. Y luego, de formas diversas, se ha extendido por todo el mundo.
Ahora, al inaugurar la tercera década del tercer milenio de la era cristiana, la guillotina se aplica en las redes sociales, que eliminan de manera sistemática los comentarios de quienes discrepan de los dogmas de la llamada nueva izquierda o la ideología de género. O directamente eliminan las cuentas de los usuarios ‘desafectos’.
La espiral de censura y ataque sistemático a la libertad de expresión que se ha desatado en las últimas horas, en especial tras el extraño asalto al Capitolio de los Estados Unidos, uno de los edificios en teoría más seguiros del mundo.
Twitter, Facebook, Youtube e Instagram se han atrevido, nada menos, que a eliminar la cuenta del presidente de los Estados Unidos Donald Trump, cuya presidencia ha estado jalonada de gestos, acciones y discursos contrarios a lo políticamente correcto.
Apple, Google y otras grandes empresas han hecho todo lo que estaba en su mano para impedir que los ciudadanos pudieran acudir a otras redes sociales como Parler y WhatsApp, también en manos de Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, ya amenaza con eliminar las cuentas con contenidos que consideren inadecuados.
Las redes sociales nacieron precisamente como un espacio de libertad, en el que los ciudadanos podían expresarse de manera libre, sin cortapisas, más que las que pudieran dirimirse en los tribunales. Así lo vendieron sus promotores.
Contra este fusilamiento sistemático de la libertad de expresión se han manifestado miles de usuarios en las principales redes sociales
Entonces las redes sociales se convirtieron en un espacio alternativo y multidireccional al mensaje uniformizado y unidireccional que llegaba a la sociedad a través de los grandes medios y corporaciones de comunicación. El ciudadano podía escapar e, incluso, combatir si lo estimaba oportuno el discurso único del poder establecido.
Sin embargo, poco a poco -o no tanto- cada vez más, las redes más populares se han cargado de una legislación interna asfixiante, pero al mismo tiempo opaca, con la que los gurús de Sylicon Valley censuran a su capricho. La mayoría de las veces, ni siquiera explicitan la norma infringida, sino simplemente que se violaron de alguna manera sin especificar, lo que provoca una indefensión más que notable.
Contra este fusilamiento sistemático de la libertad de expresión se han manifestado miles de usuarios en las principales redes sociales, algunos de los cuales, como ya se ha mencionado, han buscado refugio en otras alternativas.
La plataforma CitizenGO ha emprendido una campaña (https://citizengo.org/es-mx/pt/184593-redes-sociales-fusilan-libertad-prensa) precisamente en este sentido, en la que se reclama a los directivos de Facebook, Instagram y WhatsApp (Mark Zuckerberg), Twitter (Jack Dorsey), Google (Sundar Pichai) y Apple (Tim Cook) que se replanteen la política de censura sistemática emprendida.
«Fueron las redes sociales las que impulsaron las primaveras árabes y el triunfo de Obama. Un soplo de aire fresco que garantizaba libertad. Los últimos movimientos sin embargo evidencian que se trata de gigantes liberticidas extraordinariamente peligrosos«, denuncian desde la plataforma.
El hecho es que estas plataformas tecnológicas están actuando como medios de comunicación. No cómo meros soportes ofrecidos en libertad, sino como decisores sobre los contenidos. Sin embargo, no tienen ninguna de las obligaciones legales de los medios de comunicación.
«Censurar la información y el debate supone cercenar la libertad de expresión y de información, la clave de una sociedad libre y de una democracia digna de tal nombre. Quizás crean que de esta manera defienden la democracia. Creo que es más bien lo contrario: restringir la libertad siempre daña la calidad democrática» subrayan desde CitizenGO.
Artículo en: https://www.actuall.com/medios/ataque-masivo-a-la-libertad-de-expresion-en-las-redes-sociales/