Cinco siglos de la muerte del vallisoletano Ponce de León

Por José María Arévalo

(Monumento en Santervás al descubridor de la Florida)

Este mes de julio recién pasado se cumplen cinco siglos de la muerte del conquistador vallisoletano, natural de Santervás de Campos, Juan Ponce de León, que en 1521 resultó herido en un enfrentamiento contra los indígenas de la península norteamericana de Florida en el que fue su segundo y último viaje de exploración a este territorio.  Obligado a retirarse a Cuba por culpa de los daños sufridos, murió en La Habana en el mes de julio. Se cumplen, por tanto, cinco siglos del deceso del explorador y conquistador.

Además de ocupar por primera vez y gobernar Puerto Rico, en 1513, Juan Ponce de León descubría la Florida. Durante la expedición que lo propició, de siete meses de duración, también se descubrió la llamada corriente del Golfo , que iba a facilitar de forma asombrosa la navegación de regreso a Europa. El conquistador no vivió lo suficiente para conocer la trascendencia de un hallazgo, el de la península de Florida, que él y sus hombres tomaron por una isla.

La historiografía, además, ha arrastrado durante siglos la idea de que, en su periplo, Ponce de León buscaba la fuente de la eterna juventud. ¿Qué perseguía realmente el español?

Natural de Santervás de Campos

Nacido en Santervás de Campos, no hay unanimidad sobre la fecha de su nacimiento, que la mayoría de historiadores sitúa entre 1460 y 1470. Tampoco se tienen muchos datos sobre sus orígenes y juventud, la cual pudo llevarle a luchar en la conquista de Granada o a participar en el segundo viaje de Cristóbal Colón.

El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo le calificó de “caballero pobre”. La identidad de sus padres se desconoce, pero al parecer poseía vínculos familiares con aristócratas influyentes. Entre sus parientes figuraba Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz, que participó activamente en la conquista del reino de Granada. El propio Juan habría combatido con su tío en aquella contienda contra los musulmanes.

Al término de la misma, nuestro hombre se embarcó con destino a la isla de La Española (lo que hoy son Haití y República Dominicana), donde seguramente esperaba hacer fortuna. Y, en efecto, la hizo.

Unas crónicas señalan que llegó al Nuevo Mundo en el segundo viaje de Cristóbal Colón, en 1493; otras indican que viajó allí con la flota de Nicolás de Ovando, nombrado gobernador de las Indias, que partió el 13 de febrero de 1502 con 32 embarcaciones y varios miles de colonizadores. Lo que sí sabemos es que, dos años después, en la comarca oriental de Higüey, dejaba a Ovando impresionado al aplastar al cacique Cotubanamá, que se había sublevado contra los españoles.

(Retrato coloreado de Juan Ponce de León)

En La Española

Sea acompañando a almirante o de otro modo, Ponce de León recaló en la isla de La Española, donde se casó y tuvo cuatro vástagos, uno de ellos varón y las otras tres, niñas. Tras tomar parte en algunos combates en esta isla contra sus pobladores indígenas entre 1502 y 1503 como capitán de las tropas de Santo Domingo, el vallisoletano fue puesto al mando de la nueva villa de Salvaleón de Higuey, antes de serle encargada la exploración de la isla de San Juan Bautista, actual Puerto Rico.

Por la victoria contra el cacique Cotubanamá, recibió unos terrenos junto al río Yuma, además de un elevado número de siervos indígenas en régimen de encomienda, en la práctica, de cuasi esclavitud. Allí se asentó Ponce con su esposa Leonor y sus hijos, Juana, Isabel, María y Luis, y allí seguía en 1507. Ponce prosperó rápidamente con las explotaciones de las minas de oro, las cosechas y la ganadería en Yuma, donde las carabelas españolas efectuaban su última parada de aprovisionamiento antes de regresar a la península ibérica.

También ejerció el oficio de “cogedor de los diezmos” –encargado de recoger este impuesto– de la villa de Santo Domingo y su comarca. Sin embargo, La Española pronto se le quedó pequeña. Había muchas más tierras por colonizar. El historiador estadounidense Robert H. Fuson apunta que seguramente sabía de la existencia de oro en la isla que los nativos llamaban Boriquén (bautizada como San Juan Bautista por Cristóbal Colón y rebautizada después por Ponce de León como Puerto Rico).

Al frente de medio centenar de hombres, Juan Ponce de León partió el 12 de julio de 1508 hacia San Juan, donde entabló relaciones amistosas con el cacique Agüeybaná, junto al que exploró el río Ana y fundó en el norte de la isla el poblado de Caparra en un emplazamiento que sería bautizado como Puerto Rico, el cual se convertiría después en su capital. Con el tiempo, isla y ciudad intercambiarían sus nombres, siendo la ínsula conocida hoy en día como Puerto Rico y la urbe, como San Juan.

Deja Puerto Rico

Sin embargo, en 1509 se presentó allí el hijo de Cristóbal Colón, Diego, para reclamar las tierras que su padre había descubierto durante su segundo viaje al Nuevo Mundo. Sustituyó a Nicolás de Ovando en el gobierno de las Indias y también a Ponce de León como gobernador de San Juan Bautista. Aunque Fernando el Católico había validado a Ponce como tal, el Consejo Real falló a favor de Diego, y a Ponce le fue retirado el cargo. Tuvo que buscar fortuna en otro lugar, ya que buena parte de sus bienes habían sido confiscados por Colón.

Aquel mazazo a su próspera hacienda fue precisamente lo que daría lugar a su futura fama. Las circunstancias le forzaron a movilizarse: “Hallándose Juan Ponce de León sin oficio […] y viéndose rico, determinó de hacer alguna cosa con que ganar honra y acrecentar su hacienda, y como había nueva que se hallaban tierras a la banda del norte, acordó de ir a descubrir hacia aquella parte”, señalaba en 1601 el cronista Antonio de Herrera y Tordesillas.

Dadas sus disputas con Diego Colón, Juan Ponce de León convenció al rey Fernando el Católico para dejar la gobernación de Puerto Rico y explorar las costas al norte de Cuba, donde algunos situaban una tierra llamada Bímini. En la Pascua Florida de 1531 arribó a lo que inicialmente se tomó por una isla y que fue bautizada como Florida.

Ponce había solicitado de nuevo permiso real para explorar los territorios situados al noroeste, donde ni Cristóbal Colón ni ningún otro conquistador habían puesto pie. El objetivo de su viaje se detalló en una capitulación emitida por la Corona y firmada en Burgos el 23 de febrero de 1512. El rey Fernando compensaba a Ponce por la entrega de la isla de Puerto Rico a Diego Colón, y le concedía permiso para buscar y reclamar la nueva isla o tierras de Bímini.

Le nombraba adelantado de los dominios que conquistara, además de otorgarle el honor y las riquezas que obtuviera en sus aventuras. Esta Bímini que Ponce de León buscaba era un lugar de extraordinaria riqueza, según las descripciones de los indios de La Española, Cuba y Puerto Rico. Aseguraban que existía un paraíso en Bímini, una de las islas del archipiélago de los Lucayos (las Bahamas), y que un tal Sequene, un jefe nativo de Cuba, había efectuado una expedición en busca de una fuente con poderes curativos, si bien nunca regresó.

Creyeron que se trataba de otra isla, pero era Norteamérica, más concretamente la península de Florida.

En opinión del historiador norteamericano Douglas T. Peck, seguramente los indígenas se referían al reino de los mayas en Yucatán, y no a las Bahamas o a Florida. Con la escasa información de que Ponce disponía sobre aquellas tierras al noroeste, organizó una expedición en el puerto de Yuma. El 29 de enero de 1513, el español tenía preparadas dos carabelas: la Santiago, pilotada por Antón de Alaminos y capitaneada por Diego Bermúdez, y la Santa María de la Consolación, al mando de Juan Bono de Quejo.

Desde Yuma se dirigieron al fondeadero de San Germán, en Puerto Rico, donde se les unió el San Cristóbal, un pequeño bergantín para explorar islotes y puertos de aguas poco profundas, puesto a las órdenes de Juan Pérez de Ortubia. Las tres naves zarparon el 3 de marzo con rumbo al noroeste a través de las Bahamas. El día 14 hicieron escala en la isla de Guanahaní, y a principios de abril avistaron tierra: creyeron que se trataba de otra isla, pero era Norteamérica, más concretamente la península de Florida.

(Expedición de Ponce de León en Florida, según un grabado de 1885)

El lugar exacto del desembarco ha estado siempre rodeado de polémica. Algunos historiadores lo situaron en una zona próxima al lugar donde, en la segunda mitad del siglo, los españoles fundarían la ciudad de San Agustín, mientras que otros lo ubicaron en Ponte Vedra, más al norte. Sin embargo, especialistas actuales como Peck o el también estadounidense Michael V. Gannon señalan que pudo ser doscientos kilómetros más al sur, en Melbourne Beach, cerca del cabo Cañaveral.

Los navegantes descubrieron el territorio el domingo de Resurrección, festividad conocida también como día de la Pascua Florida, y puesto que, además, había plantas y flores por doquier, le dieron el nombre de Florida. Cabe la posibilidad de que algunas expediciones de esclavistas portugueses hubiesen llegado antes allí, ya que efectuaron incursiones en las Bahamas desde 1494.

Según Fuson, existen testimonios que pueden relacionarse con esta idea. También es de esa opinión el autor Arne B. Molander, de la Bahamas Historial Society, que indica que el planisferio de Cantino, de 1502, muestra un territorio cerca de Cuba enormemente similar al de Florida. En su búsqueda de Bímini, el grupo exploró buena parte de la costa de Florida, así como algunas islas entre esta península y Puerto Rico –los Cayos de Florida, las Turcas y Caicos en las Bahamas–.

Y fue durante aquel periplo cuando Ponce mencionó por vez primera la corriente del Golfo. El 22 de abril, según escribió en su cuaderno de bitácora, se encontraron con tal corriente que, aunque tenían el viento a favor, no navegaban hacia delante, sino hacia atrás. Luego advirtieron que aquella corriente que se iniciaba en el mar Caribe y les arrastraba hacia el norte, frente a los Cayos y la zona occidental de Florida, era más poderosa que el viento.

Dos expediciones a Florida

Durante aquel viaje, pues, la expedición se topó con una corriente muy fuerte que coincidía con las intuiciones previas de Cristóbal Colón y que actualmente es conocida como la corriente del Golfo, un descubrimiento que ayudaría a fijar la ruta marítima de vuelta de América a Europa.

Tras varios enfrentamientos con las tribus locales, Ponce de León regresó a La Habana. Pese a que nunca dejó constancia de que anduviera en Florida tras la Fuente de la Eterna Juventud, numerosos cronistas apuntaron esta búsqueda en su expedición, la cual sí influyó en posteriores exploradores.

Capitán General de Florida

Ponce llegó a Puerto Rico entre el 21 de septiembre y el 10 de octubre, según las fuentes. Una vez allí, el conquistador supo que los belicosos indios de la región habían atacado Cáparra y que su familia había salvado la vida de milagro. Unos meses después, a mediados de febrero de 1514, fondeaba en la isla el San Cristóbal, con Alaminos y Pérez de Ortubia a bordo, tras haber experimentado con la corriente del Golfo y haber descubierto varias islas, entre ellas la que creyeron reconocer como Bímini. el último viaje.

Las revueltas de los nativos contra los españoles y la falta de entendimiento con Diego Colón convencieron a Ponce de volver a España y solicitar a la Corona el gobierno de Bímini y Florida. Fuson indica que el 27 de septiembre de 1514 el conquistador mantuvo un encuentro con el rey, que le nombró Capitán General, le otorgó un escudo de armas y confirmó sus derechos sobre Florida.

En 1521 y tras tener noticias del éxito de Hernán Cortés en México, Ponce de León organizó una nueva expedición a Florida, donde tras cinco meses de campaña fueron atacados por los nativos de la península, enfrentamiento en el que el vallisoletano sufrió una herida de flecha que lo obligó a abandonar la expedición y regresar a La Habana, donde moriría en el mes de julio.

Existen diferentes teorías sobre esta herida mortal, que unos apuntan a que se produjo en le hombro con una saeta envenenada, y otros en la pierna, donde se gangrenaría hasta causar la defunción. Los restos de Juan Ponce de León fueron llevados a la capilla mayor de la iglesia de Santo Tomás, en San Juan de Puerto Rico, de donde se trasladaron a la Catedral de esta ciudad en 1913. Desde junio de 2017 un museo recuerda la figura de este explorador y conquistador vallisoletano en Santervás, su localidad natal.

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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