El presidente gallego es el favorito para enlazar su cuarta mayoría absoluta en las elecciones del 12 de julio de 2020

Alberto Núñez Feijóo: «El PP no debe entrar en la estrategia de crispar del Gobierno Sánchez»

"El PP y Vox son dos partidos absolutamente distintos. El PP es un partido de Estado, y Vox, no"

Alberto Núñez Feijóo: "El PP no debe entrar en la estrategia de crispar del Gobierno Sánchez"

Está a un mes y cinco días de poner en juego su Presidencia en Galicia en las elecciones del 12 de julio de 2020 y el viento sopla, según los sondeos, a favor.

Alberto Núñez Feijóo, en una amplia entrevista en La Razón este 7 de junio de 2020, habla largo y tendido de la situación que se ha vivido con la pandemia por el coronavirus, la actuación del Gobierno de Pedro Sánchez y, sobre todo, cuál debe ser el papel de su formación, el PP de Pablo Casado, para conseguir volver a aglutinar todo el apoyo de su espectro sociológico y, por consiguiente, volver a La Moncloa.

El presidente gallego tiene claro que por mucho que el Ejecutivo de Sánchez se escude en el desconocimiento de lo que se le avecinaba a España con el coronavirus, los primeros informes ya empezaron a escucharse a finales de 2019:

La OMS venía avisando desde diciembre de que había riesgo de pandemia y en España no hemos estado a la altura en la activación de la alarma epidemiológica durante el primer trimestre del año, y, sobre todo, desde finales de febrero hasta el 15 de marzo. Falló, sin duda, la alerta epidemiológica y faltaron decisiones que debía haber adoptado la autoridad sanitaria. La primera de ellas, activar los servicios de salud para que empezasen a comprar material sanitario, sobre todo respiradores, porque ya sabíamos que este virus produce neumonías explosivas e ingresos en UCI, y el respirador es un elemento fundamental en esta patología. También se llegó tarde al cierre de actividades. Se perdieron entre 15 y 20 días, que fueron determinantes para el contagio masivo que se produjo en algunas ciudades y el posterior colapso de hospitales.

Precisa que él no es quien para responsabilizar de equis número de muertes al Gobierno de España, pero sí asegura que no se puede esconder el Ejecutivo en la sentencia de que no se cometieron errores:

Nuestro sistema de alerta epidemiológica falló. Actúo con retraso. Yo no estoy para responsabilizar a nadie en concreto, pero el Gobierno haría mal en mantener que no se ha cometido ningún error y que todo se ha hecho bien. El virus estaba a una hora de avión de España. Lo estábamos viendo. Y es evidente que la alerta epidemiológica es responsabilidad del Gobierno central, y del Ministerio de Sanidad y de la Dirección General de Salud Pública. Y de todos los que están encargados de la coordinación de la salud pública española. Ésta es una de las pocas competencias, quizás la más importante, que tiene el Ministerio desde el punto de vista de la prevención de la salud.

FALTA DE ANTICIPACIÓN ANTE LA PANDEMIA POR EL CORONAVIRUS

E insiste en que hay una responsabilidad por parte del Gobierno por no anticiparse a la que se le venía encima a España:

Es evidente que hay una responsabilidad porque al país no se le previno con la antelación suficiente de un riesgo cierto. Y con independencia de que siempre hay dudas y zonas grises, a finales de febrero estábamos ante un riesgo cierto. No estoy diciendo con esto que el 27 de febrero habría que haber dictado el estado de alarma, pero sí se tenía que haber activado la alerta epidemiológica y haber tutelado día a día cualquier brote o sintomatología compatible con la Covid en los hospitales, e informar dentro de la alerta a las autoridades sanitarias del Gobierno central.

Y considera que se dieron errores de peso como lo de intentar centralizar las compras:

La responsabilidad de la gestión de una pandemia es difícil de calibrar porque, como su nombre indica, estamos valorando el impacto en la salud pública de un hecho sin precedentes. No hemos conocido ninguna pandemia de un impacto mundial como éste. Pero también es cierto que el mando único asumió decisiones que en muchos casos compartimos, pero en muchos otros, no. No compartimos la decisión de intentar centralizar las compras durante una semana porque provocó retrasos que acabaron pagando los profesionales sanitarios. El Gobierno intentó comprar en nombre de todos y al final no lo hizo. Esa decisión fue arriesgadísima, como también fue un error el retraso en la primera quincena de marzo en las decisiones de alerta sanitaria y en prohibir acontecimientos deportivos o políticos.

Recalca que:

Sobre estas dos cuestiones deberán rendirse cuentas. Tampoco compartimos otras decisiones que en la Conferencia de Presidentes se acabaron mejorando poco a poco, como que se pudiera pasear a un perro y un niño estuviera semanas encerrado, o que no se pudiera cuidar un huerto de autoconsumo que estaba al lado de la casa ni atender a los animales si el establo estaba pegado a casa. Tampoco ha tenido sentido confinar a la gente sin un mínimo esparcimiento para pasear o hacer deporte. Ni tratar con franjas horarias a pueblos pequeños de 500 habitantes como si vivieran en una ciudad de cinco millones. Y qué decir del cierre total de la economía, de tal manera que el domingo a las doce de la noche buena parte de los españoles no sabían si el lunes tenían que ir o no a trabajar.

NO ENTRAR AL TRAPO DE LA PROVOCACIÓN, ¿RECADITO A CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO?

Sobre la subida de decibelios en líderes del PP como Cayetana Álvarez de Toledo, Feijóo tiene claro que lo que no puede hacer el partido es entrar en el juego que propone Sánchez:

La crispación forma parte de la estrategia del Gobierno. Llegaron al Gobierno de forma bronca con la moción de censura, y como vieron que les dio resultado han apostado por mantener el mismo tono. El Gobierno ha planteado una comisión de reconstrucción y lo primero que ha hecho allí uno de sus vicepresidentes es insultar y difamar a los partidos políticos con los que, supuestamente, quiere pactar. Otra cuestión es si la oposición entra en ese tono o, por el contrario, hace una finta y no entra en las descalificaciones que el Gobierno, sin ninguna duda, está utilizando para distraer sus responsabilidades, improvisaciones y equivocaciones.

En lo que se entiende un recado a Álvarez de Toledo cuando cayó en la provocación de Pablo Iglesias y lo de «señora marquesa» respondiéndole con lo de «usted es el hijo de un terrorista», el candidato a su cuarto mandato al frente de la Xunta de Galicia afirma que:

El tono bronco en el Pleno y en las comisiones del Congreso es una estrategia del Gobierno. El Gobierno se ha instalado en la estrategia de la provocación permanente, sobre planteamientos falaces, además. La mayoría de los miembros del Gobierno siguen el mismo catecismo, que aplican con rigurosidad cartesiana. Todavía recuerdo como el hoy vicepresidente, el señor Iglesias difundió hace años un tuit diciendo que yo había matado a más gente que un grupo terrorista. Ésta es la medida. Mi respuesta entonces fue no contestar.

Y añade que:

Yo no aconsejo nada a nadie. Ya bastante tengo con darme consejos a mí mismo. Sólo estoy diciendo lo que pienso. A mí me parece que es evidente que Podemos ha vivido siempre del enfrentamiento y de la crispación. Antes «escracheaban» a los ministros del Gobierno de Rajoy y ahora tratan con un menosprecio constante a la portavoz del Grupo Popular. Descalifican a cualquier partido que no vote o diga lo que quieren que se vote o diga. Estos son hechos contrastables, y estamos de acuerdo en el diagnóstico. Pero se puede modular el tratamiento y yo creo que hay que hacerlo, aunque en el diagnóstico coincida con otros compañeros de partido.

NO A LA CARTA BLANCA DE SUCESIVAS PRÓRROGAS DEL ESTADO DE ALARMA

Asevera que dentro del PP siempre se ha actuado, en líneas generales, de manera respetuosa e institucional y se acredita con varias aprobaciones de la prórroga del estado de alarma.

Mi partido ha tenido en general un comportamiento muy responsable. Hemos votado tres veces consecutivas a favor del estado de alarma, sin pedir nada a cambio y sin haber sido informados previamente. Firmamos un cheque en blanco. A eso me refiero cuando subrayo que hemos tenido un comportamiento muy responsable.

Señala que lo que no podía ser es estar respaldando sucesivos estados de alarma porque sí:

El PP ha sido leal a diferencia, como usted dice, de otros. Pero es evidente que no podemos estar en un estado de alarma o excepción durante dos años hasta que aparezca una vacuna. Por eso ante la cuarta petición de prórroga ya avisamos al presidente del Gobierno de que tenía que modificar la Ley Orgánica de Salud Pública para cambiar ese estado de alarma por uno de alerta sanitaria. No hay país de nuestro entorno democrático que haya gestionado esta crisis con medidas tan excepcionales y concediendo un poder tan absoluto a su Gobierno.

Le preocupa soberanamente que en Moncloa haya un Gobierno con dos cabezas, lo que de facto significa dos Ejecutivos, el de Sánchez y el de Iglesias:

En Moncloa hay dos Gobiernos, y por primera vez la gobernabilidad está en manos de partidos que quieren destruir al Estado. Desde que se produjo el cambio político todos los datos económicos –laborales, de solvencia, de deuda pública o de déficit– han empeorado. España va peor en estos últimos dos años y en Moncloa hacen mucho ruido para que no se note. Insisto, a quien conviene tensar y crispar es al Gobierno, que se mueve en un circo con varias pistas y no se preocupa de gobernar, sino de estar. El PP no puede participar de ese circo con varias pistas y en el que el Gobierno acude al Congreso a hacer oposición a la oposición. Pactan con el PNV, pactan con Bildu, lo intentan con ERC. Y hasta con Ciudadanos, que cada vez parece un partido más imprevisible.

DISTANCIA CON VOX

Feijóo sí quiere marcar distancias con el partido de Santiago Abascal y asegura que los votos a VOX en las últimas elecciones contribuyeron, por un lado, a que el PP no sumara en Galicia más senadores y diputados y que encima el partido ‘verde’ no tuviese representación:

El PP y Vox son dos partidos absolutamente distintos. El PP es un partido de Estado, y Vox, no. El PP ha mantenido su posición propia, explicada y fundamentada en cada votación. Y le digo más, los votos al PP son para cambiar gobiernos, mientras que los votos a Vox son un regalo al PSOE para que gobierne con más facilidad. Somos dos formaciones con objetivos absolutamente distintos. El PP tiene que trabajar para conseguir recuperar los votos que se han ido a Vox y que se han quedado sin escaño porque la Ley D’Hont penaliza la división del voto. Le pongo el ejemplo de Galicia. En las elecciones generales Vox no sacó ningún escaño, ningún diputado y ningún senador. Pero los votos que se fueron a ese partido nos impidieron tener un diputado o un senador más. Hay millones de votos que se fueron a Vox y que han servido de ayuda al PSOE y a Podemos para gobernar España.

Feijoó cree que a pesar de que España precisa de grandes acuerdos nacionales, el PSOE no está por la labor:

Hacen falta grandes acuerdos, pero el PSOE no los quiere. El PSOE no quiere pactar con la oposición, sino destruirla. Los hechos son los hechos. Han ido a la comisión de la reconstrucción a decirle a uno de los partidos que tiene que participar del acuerdo que su objetivo es dar un golpe de Estado. Llevamos años lidiando con un PSOE que quiere enterrar la transición y al que no le conoce, como diría Alfonso Guerra, «ni la madre que lo parió». Ni los dirigentes del PSOE de los últimos 40 años se identifican con este PSOE. Éste es el problema principal de nuestro país.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.