(“Calla, que tu silencio es descanso para los demás”. Refranero propio).
Cuando mi señoría estudiaba Marketing que, en efecto, lo estudió. y no en un centro cualquiera, de aquí, de Puerto Hurraco que, dicho sea de paso, haylos y de mucho prestigio, sino en la Toronto University (ahí es nada la pomada) se insistía mucho en dos principio fundamentales que son:
1. El cliente siempre lleva razón, y
2. A precio cero, demanda infinita.
Pues bien, considerando que cuando este autor pasó por aquellas aulas no había que convocar “referenda” para nada en las Provincias Vascongadas, ni aliar civilizaciones, ni obligar a hacer ondear la bandera española en los Centros oficiales (“manque” lo hubiese dicho el T. S.) porque ya ondeaba, ni hacer salvajadas tales como quemar fotografías de los Reyes, ni pasar de curso con cuatro asignaturas suspensas, ni había que cursar la asignatura o disciplina que, a la sazón, han dado en llamar Educación para la Ciudadanía…; considerando todo eso y muchas cosas más que no explicita mi señoría por si no son políticamente correctas, vengo en decidir y decido, como Toparca Mayor de Quesolandia (cuya digna capital es Puerto Hurraco) que habiendo recibido los dos Comentarios siguientes a una de mis últimas chirigotas:
One. Don Rufino:
Se enrolla Vd. más que el papel higiénico. En general, su literatura «limpia, brilla y da esplendor». Pero, coño, vamos a tener que decirle eso de «quousque tamdem abutere…»
Porque hoy se ha pasado de frenada. Pseufirmado: Natumaior.
Two. No te extiendas tanto y danos las cosas más cortitas, estamos en la era de las prisas. Pseudofirmado: Povi.
Habiendo recibido mi señoría, Toparca Mayor de Quesolandia, estos “dos petardazos«, lo mejor es que, por hoy (only por hoy, no se hagan ilusiones), me calle. ¿O no?
3-10-2007.
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