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(2) Souto: Un grito en el silencio

Antonio Florido 10 Ene 2015 - 21:07 CET
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La voz de José Javier Souto comienza así:

“Hoy tenía que haber sido un día casi perfecto. Tenía una presentación que esperaba con muchas ganas, pero parece ser que nadie es profeta en su tierra. Asistieron personas conocidas y otras desconocidas a las que tanto a unas como a otras les doy las gracias de corazón. Doy las gracias a la escritora Elena Matran Abascal y a su marido Tino Rodríguez, a Blanca Carbajal y Julio, compañeros del taller literario que dirige Fernando Menéndez, Alex Garcia Martinez, Roberto Enríquez que no me trajo el cupón, pero sí su compañía, mi madre y mi esposa, al resto de personas que aún sin saber sus nombres estaban presentes y cómo no, a mi inseparable presentadora, correctora y demás cosas, mi hija Rocío. También agradecer al Ateneo de Turón por dejarme realizar la presentación y en especial al conserje Mino por robarle un tiempo que era suyo, que nadie le iba a pagar. Me decepcionó ver que las personas de mi Turón del alma me habían dejado en la estacada, qué se le va a hacer, la vida sigue y la muerte, como compañera, nos espera.
La presentación fue por el camino que casi siempre toman este tipo de eventos, se habló del libro, de la enfermedad de Arnold chiari que padezco y, por encima de todo, de la muerte. He pasado una hora y algo muy entretenido y dentro de lo que representa para mí, muy feliz.
Al llegar a casa fue cuando todo se derrumbó, al mirar los libros vendidos me percaté, con asombro, que me habían robado. Es algo increíble, habían desaparecido dos ejemplares. Miré en el coche, la bolsa, en cualquier lado donde se podrían haber dejado, pero nada de nada. Hay que ver, éramos unas 15 personas y alguien aprovechó la confianza y el despiste para hacer suyo algo que no lo era.
Al final, el cabreo es grande, después de ver que mis paisanos no mostraron mucho interés”.

He de decir que Souto es de Turón (Mieres), y para más información lean:
Turón es una parroquia del concejo de Mieres, en el Principado de Asturias, España. Se encuentra a 9.4 kilómetros de la capital del concejo, Mieres del Camino, y tiene una extensión de 25,3 km².
La parroquia no tiene un núcleo principal de población sino varios núcleos de diferente tamaño diseminados por el valle. Tuvo especial relevancia en la Revolución de octubre de 1934 por los llamados Mártires de Turón. Fue, además, un lugar clave en la historia de la producción minera asturiana.
Dispuso de Banda de Música, Orfeón y de tres casinos. Por el Ateneo Obrero desfilaron célebres personalidades nacionales las cuales corroboraron con su presencia el comprometedor momento cultural del valle. Margarita Nelken afirmó: «En todos los Ateneos asturianos que conozco observé un grandísimo amor a la cultura, pero los que me llegaron al alma fueron los ateneístas de Gijón y Turón; viendo a estos hombres renace en mí la esperanza de que en breve se podrá formar la nueva España que tanto necesitamos».

Margarita Nelken cambiaría hoy posiblemente su opinión, pues en la última presentación de la obra de José Javier Souto, celebrada en el Ateneo, asistió quien asistió. Si en vez de Souto hubiese ido cualquier imbécil de estos que salen tanto en los asquerosos programas televisivos, seguro que todo Turón se habría volcado y se habrían formado colas para poder estar lo más cerca posible.
Da asco.
Desde aquí le digo a Anibal José Vázquez Fernández, alcalde de Mieres, alcalde de Turón, alcalde de José Javier, si no le da vergüenza que uno de sus convecinos se sienta solo en un acto cultural de extrema importancia.
Repito: Da asco. As-co.
Poetas actuales como Vicente Gallego, Miguel D’ors, Joaquín Sabina, Luís García Montero, Amalia Bautista, Carlos Marzal, Felipe Benítez, Julio Martínez, Juan Luís Panero…y muchísimos más que no nombro por no aburrir, deberían leer a Souto, su voz quebrada, su grito al hombre desde su tierra hermosa, deberían tener en sus manos «Sombras eternas amainan en tu regazo», para leer, para aprender, para sentir, para emular. Posiblemente muchos de ellos sólo llegarían a ser aventajados epígonos de la voz muerta y sonora de este ciudadano de Turón que ha sido acallado y silenciado por los suyos.
En Turón no saben lo que tienen, no son conscientes. Algún día lo harán, aunque ese día llegue tarde para algunos. Siempre ha ocurrido lo mismo.
Sólo pido y ruego que los versos de Souto no caigan nunca en las manos de la masa, de la que tanto habló Ortega hace ya tanto. La masa no merece estos poemas extraídos de lo hondo del ser humano. No los comprendería. Ella, la clase media, la clase adoctrinada en lo mediocre, debe continuar con sus lecturas, con Zafón, Follet, Brown, etc.
Souto no está solo. Creo que no lo está.
Vale.

Antonio Florido

Antonio Florido nació en Carmona (España), en 1965. Estudió Mecánica, Ingeniería Industrial y Ciencias Políticas. Aunque comenzó su oficio de escritor con la poesía, reconoce que se sintió tan abrumado por la densa humanidad de este género que tuvo que abandonarlo

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