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La basura electrónica

Efrén Mayorga 18 Dic 2007 - 06:41 CET
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Sin embargo, es posible realizar inventarios de estos residuos en forma indirecta a partir de reportes oficiales, de empresas recicladoras (de las que existen ya varias decenas en México) o bien hacer estimaciones a partir de indicadores económicos, entre otros instrumentos: El Universal.

Piensa regalarse esta Navidad un equipo de teatro en casa y enviar a la basura esa vieja videocasetera que ya parece pieza de museo? ¿Planea remplazar su teléfono celular, computadora, impresora o el televisor que funcionaba con cinescopio por una pantalla de plasma y tirar el viejo equipo?

La renovación de tecnologías en el hogar o la oficina es cada vez más frecuente
debido a la innovación en el mercado de productos electrónicos, pero este proceso conlleva la acumulación creciente de desechos inorgánicos que podrían ser tan nocivos para la salud y el ambiente como la basura convencional.

Es la denominada e-waste o basura electrónica, conformada no sólo por restos plásticos de cubiertas o bases de los aparatos, sino por metales pesados, retardantes de fuego (éteres bifenílicos polibromados) o ácidos que requieren confinamiento y manejo especializado para minimizar su potencial impacto ecológico negativo.

Según explica el ingeniero en sistemas, Luis Alberto García, director de Environmental Recycling, dentro de esta clasificación no entran artículos eléctricos, sino aquellos que contengan chips, procesadores, tarjetas de memoria, monitores, cinescopios además de las baterías de níquel-cadmio o litio, que llevan ácidos dañinos en su interior.

Al respecto, la agrupación Greenpeace señala que el cadmio utilizado en las baterías recargables de las laptop, contactos y conexiones de los viejos monitores de tubo de rayos catódicos pueden acumularse en el ambiente y afectar riñones y huesos.

Luis Alberto García lamenta no sólo que no exista en México la cultura para reaprovechar estos desechos —que según apunta, la mayoría de las veces van a parar a los depósitos municipales a cielo abierto junto con la basura regular o a manos de los chatarreros—, sino tampoco cifras exactas sobre su cuantía.

Sin embargo, es posible realizar inventarios de estos residuos en forma indirecta a partir de reportes oficiales, de empresas recicladoras (de las que existen ya varias decenas en México) o bien hacer estimaciones a partir de indicadores económicos, entre otros instrumentos.

Por ejemplo, un informe de esa agrupación ecologista, titulado “Tóxicos en la industria electrónica”, alerta que “cada año se generan entre 20 y 50 millones de toneladas de residuos de este tipo en el mundo”.

El documento precisa que más de 5% de la basura sólida municipal en el mundo es electrónica, un porcentaje —dice— “equivalente” a casi la misma cantidad de basura que se genera por plásticos empleados en el embalaje, aunque mucho más peligrosa.

Greenpeace especifica que en Europa los desechos electrónicos han aumentado a un ritmo tres veces mayor que la basura normal (entre 3% y 5%) cada año y prevé que entre 2005 y 2010 los países en desarrollo triplicarán su producción de e-waste.

Diagnóstico listo, faltan soluciones. Por su parte, el Instituto Nacional de Ecología dio a conocer este año el borrador final del “Diagnóstico sobre la generación de basura electrónica en México”, un estudio hecho por el Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD) del IPN.

En el trabajo se detalla la forma en que los componentes tóxicos como los retardantes de flama y metales ya mencionados podrían afectar (en caso de que haya exposición prolongada) a los seres humanos, a partir de diversos estudios de laboratorio en animales.

No se sabe si los retardantes —que entran en el agua, aire y suelo— pueden ocasionar cáncer en humanos, aunque según el estudio las ratas y ratones que ingirieron cantidades sumamente altas y de por vida desarrollaron tumores de hígado.

Además, en el trabajo se cruzan diferentes datos para calcular la cantidad de basura electrónica generada a partir de la consideración de cinco tipos de aparatos: computadoras portátiles y de escritorio, grabadores/reproductores de sonido, teléfonos fijos, celulares y televisores.

El documento determina que con base en tales criterios, la cantidad potencial de generación de desechos electrónicos en el año 2006 se ubica entre las 150 mil (como cifra base) y las 180 mil toneladas.

No obstante, este monto casi podría triplicarse en un lustro si las empresas que fabrican dichos aparatos, el gobierno y la sociedad no aplican medidas para afrontar el fenómeno: “Se les tendrá que dar un manejo adecuado, pues se calcula que el volumen dentro de cinco años será de 500 mil toneladas anuales”, advirtió Guillermo J. Román Moguel, investigador y consultor del CIIEMAD, autor del estudio del INE.

No obstante, la institución reconoce que no existe una infraestructura formal para el manejo de esos residuos. Por ende, propone un esquema integral de manejo que incorpore desde el establecimiento de inventarios sobre desechos hasta campañas de recolección (con apoyo a redes privadas que la hagan, junto con los municipios) y métodos de tratamiento.

Greenpeace considera que las empresas fabricantes deben asumir el ciclo completo de sus productos, incluido el reaprovechamiento (ya lo hacen muchas de ellas en México) y manufacturar equipos limpios y seguros. Pide al usuario valorar cuándo realmente necesita comprar un nuevo artículo, y llevarlo a un centro de acopio o a la compañía productora al final de su ciclo útil.

En contraste con el INE, Luis Alberto García enfatiza la necesidad de establecer nueva legislación sobre el tema e invita a los consumidores para que acudan a las compañías recicladoras que como ER, puedan recibir “desde un celular hasta un refrigerador”, aunque laboren principalmente con otras empresas.

Coincide con la exhortación de Greenpeace hacia las trasnacionales con presencia en el mercado mexicano de componentes electrónicos: “Por lo menos deberían informar a los usuarios qué hacer con los desechos electrónicos”. Con información y textos del periódico El Universal. www.eluniversal.com.mx.

Efrén Mayorga

Eventualidades de una ciudad sonorense Con mucho gusto y no menos preocupación acepte integrarme a la blogmanía del periodista digital en su sección del periodista latino, a cuya dirección agradezco la oportunidad brindada; gusto por el placer de escribir sobre el quehacer cotidiano de una comunidad y preocupación por tratar de ser lo más responsable […]

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