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Fallece el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez

Efrén Mayorga 17 Abr 2013 - 13:31 CET
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+El considerado “padre de la arquitectura moderna de México”, festejaba el día de ayer su cumpleaños número 94
+FOTOGALERÍA: Conoce el legado del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez

“Trabajar con eficacia y con verdad”. Este era el lema del arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), uno de los grandes urbanistas del siglo XX, quien murió ayer hacia las 16:30 horas, en el Hospital Ángeles del Pedregal, debido a su avanzada edad.

“Nunca he pretendido hacer arquitectura de autor. Esta disciplina tiene que cumplir con una función de servicio para quien ocupará esos espacios”, dijo a Excélsior en septiembre de 2011 el autor de edificios emblemáticos de la arquitectura mexicana como el Museo Nacional de Antropología, el Estadio Azteca y la nueva Basílica de Guadalupe.

Apasionado del futbol, puma de hueso colorado, escultor de pequeños universos en cristal de plomo, quien proyectó lo mismo escuelas y museos que pabellones internacionales y mercados, se despidió de la vida “tranquilo, satisfecho y en paz”, comentó ayer su hijo Javier Ramírez, pues cerró su ciclo vital el mismo día en que nació, un 16 de abril.

El hijo de quien comenzó su carrera en 1944, con la construcción de escuelas rurales a lo largo de todo el país, de las que edificó un total de 35 mil, explicó que fue ingresado al Ángeles del Pedregal la noche del sábado pasado, debido a que lo notaron un poco cansado y en el nosocomio le detectaron una pequeña infección en el pulmón.

“Iba evolucionando bien. Le echó muchas ganas. Incluso, me pidió que le leyera párrafos de un libro sobre urbanismo que acaba de escribir, que ya está listo para la imprenta. Pero de un momento a otro su cuerpo dijo ‘hasta aquí’. La lucha que dio lo agotó. Fue un hombre activo, inmensamente creativo, y así se mantuvo hasta el final”, agregó.

Dijo que los restos del egresado y ex catedrático de la UNAM serán velados la mañana de hoy por un corto tiempo en la Funeraria Gayosso de Félix Cuevas, y en la tarde serán incinerados. Mañana jueves, a las 19 horas, se le rendirá un homenaje en el Museo Nacional de Antropología, una de sus máximas creaciones declarado Monumento Artístico.

“Me encargó que siguiera su despacho y las obras que dejó proyectadas. Yo quiero que su archivo no se disperse y su legado no se pierda. Queremos integrar un Archivo Ramírez Vázquez, para que sea consultado por los numerosos estudiantes que siempre lo buscaban. Tengo las fotos de todas sus obras”, indicó Javier Ramírez.

“Sigo diseñando, construyendo. Estoy vivo y activo”, dijo a Excélsior Pedro Ramírez en la entrevista mencionada, en la que aclaró que nunca tuvo que vencer grandes retos o enfrentar dificultades serias en la construcción de sus obras.

Ni siquiera cuando diseñó la imagen de las Olimpiadas que se realizaron en la capital mexicana en 1968, en medio de la lucha estudiantil; o cuando trasladó del pueblo de Coatlinchán al Museo Nacional de Antropología el monolito del Dios Tláloc, de 125 toneladas.

El autor de las torres de Tlatelolco y Mexicana de Aviación, del Palacio Legislativo de San Lázaro y de los museos de Arte Moderno, del Templo Mayor y Amparo de Puebla no sentía preferencia por ninguna de sus obras y dejaba la nostalgia para “alguien que ya no ejerza su oficio”.

Tenía una visión optimista del país. “México ha tenido problemas siempre y los ha sabido solventar. Hemos salido de muchas crisis. Cada época tiene su propia terminología para expresarlas. Pero hemos sabido resolverlas y seguir adelante”.

Sobre la trasformación arquitectónica de la Ciudad de México decía con humor. “Hay muchas cosas que me gustan, y hay muchas que me disgustan. A lo mejor es porque no las hice yo”.
Javier Ramírez agradeció a don Olegario Vázquez Raña, presidente del consejo de administración del Grupo Empresarial Ángeles, todas las facilidades y “la atención conmovedora” que le prestaron al arquitecto, a quien sobreviven cuatro hijos, Pedro, Olga, Javier y Gabriela, 14 nietos y 12 bisnietos.

Mostró el mejor país
Uno de los grandes reconocimientos que se hacen a Pedro Ramírez Vázquez fue su paso como Presidente del Comité Organizador de la XIX Olimpiada.

En 1966, el arquitecto asumió el cargo con la tarea de presentar la imagen de México ante el mundo como un país moderno, rico en su oferta patrimonial y capaz de organizar un evento complejo de gran impacto internacional.

Su paso en la organización de los Juegos Olímpicos, señaló su colega Francisco Serrano, “fue un gran éxito a nivel mundial; por primera vez incorporó a la cultura y a la arquitectura a la Olimpiada, aquí se hizo un encuentro de jóvenes arquitectos en 1968, en el cual tuve el honor de representar a México junto con otros compañeros arquitectos, todo gracias a la fundación de ese encuentro que hizo Pedro Ramírez Vázquez”.

Para el funcionamiento del comité, conformado en una etapa convulsa de México, Ramírez Vázquez agrupó a un talentoso equipo de profesionales, mexicanos y extranjeros, que contribuyeron a crear un complejo programa de comunicación que sirvió de base a la identidad de México 68.

El especialista Miquel Adriá también reconoce esa labor: “como estratega su trabajo durante los Juegos Olímpicos fue fundamental, gracias a él sucedieron algunos éxitos que no se habían dado antes en ningunos Juegos Olímpicos como por ejemplo la primera Olimpiada Cultural; que pudiera ser en un tiempo absolutamente récord”.

El proyecto para los Juegos Olímpicos de México 68 fue presentado por Ramírez Vázquez ante el Comité Olímpico Internacional en abril de 1967.

“Consideramos que en esta forma los Juegos se proyectaran con mayor facilidad en el mundo, al duplicar los atractivos y estímulos para participantes y espectadores.

“Con ello también se logrará, en una forma más efectiva, la consecución de los ideales que rigen el movimiento olímpico, y que son aspiraciones de la humanidad; el mutuo conocimiento, el respeto, la fraternidad y la amistad que deben existir entre todas las naciones para alcanzar una auténtica concordia internacional”, culminó el informe del arquitecto.

Creador omnipotente

Uno de los grandes arquitectos del siglo XX, personaje fundamental de la cultura nacional moderna que gozó de una influencia casi “omnipotente” en el diseño de la ciudad y creía ante todo en la arquitectura al servicio de México, así es recordado Pedro Ramírez Vázquez por sus colegas.

“Pedro es un personaje non del México moderno”, acotó Francisco Serrano. Amigo de Ramírez Vázquez desde antes de que se convirtiera en arquitecto, Serrano resalta como sus principales aportaciones la cruzada nacional que emprendió construyendo escuelas; su participación como director del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y su contribución en la creación de la Universidad Autonoma Metropolitana.

“Es un personaje que fue completo y que decía: la arquitectura es servicio, lo principal es hacer una arquitectura de servicio para México”, recordó.
Para Fernando González Gortázar, la de Ramírez Vázquez fue “una vida larga y bien vivida que dejó huella en muchísimos lugares de México y del mundo. En mi opinión una de las proezas arquitectónicas mayores del siglo XX son las aulas rurales con casa integrada para el maestro que produjo el CAPFCE (Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas) que construyó por miles en la época en que Ramírez Vázquez lo dirigió.

“Esta obra modesta, extraordinaria, permitió resolver con economía, con eficiencia, con belleza un problema de uso de espacios que era tarea imprescindible para este país”, agregó.

La huella del arquitecto, opinó por su parte el investigador Miquel Adriá puede observarse en la ciudad. “Con su obras marcó de alguna forma el panorama de la Ciudad de México, se pueden identificar los grandes iconos, los grandes edificios de referencia, básicamente es un cuadrado dibujado por Don Pedro desde la Basílica, el Estadio Azteca, el Museo de Antropología y el edificio de Relaciones Exteriores, que configuran un territorio”.

“Perdemos a uno de los grandes del siglo XX”, agregó. La influencia de Ramírez Vázquez, dijo Adriá, se prolongó durante toda la segunda mitad del siglo XX casi de manera omnipotente. “Los jóvenes no se desmarcaron de él, sino que los mayores de alguna forma lo hicieron en el sentido de que había un rechazo frontal porque seguía tratando de controlar cada una de las obras en las que él había participado, lo cual lo hacía casi un personaje omnipotente”.

Ayer, el presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa, externó a través de twitter sus condolencias: “México sufre una gran pérdida: murió el Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, uno de los grandes de nuestra cultura. Acompaño a toda su familia”.

Otros arquitectos como Fernando Romero, quien diseñó el Museo Soumaya, expresó en la red social: “Descance en paz… Ramírez Vázquez. El mejor arquitecto de la modernidad en México”; Felipe Leal escribió “Imposible pensar en el México del Siglo XX sin la obra y la gestión de Pedro Ramírez Vázquez”. Con información de Virginia Bautista y Luis Carlos Sánchez / Foto: Paola Hidalgo, del portal del periódico Excélsior, http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2013/04/17/894305

Pedro Ramírez Vázquez “La arquitectura debe ser eficacia y verdad” CIUDAD DE MÉXICO, 20 de septiembre.- Apasionado del futbol, “pero ahora sólo como espectador”; puma de hueso colorado, “aunque el equipo a veces acierte y a veces no”; al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez le gusta trabajar con la luz, tanto transformando espacios físicos para que cumplan “con una función de servicio”, como esculpiendo el cristal de plomo para dar vida a pequeños universos.

En su casa de Jardines del Pedregal, donde tiene sus oficinas en un área contigua, el proyectista de 92 años revisa sus casi siete décadas de trayectoria, que comenzó en 1944 con la construcción de escuelas rurales a lo largo de todo el país, la cual será reconocida el próximo 1 de octubre en el Palacio de Bellas Artes.

“Los propósitos siguen siendo los mismos: trabajar con eficacia y con verdad. Si se utilizan bien los materiales de construcción, si se expresa su uso, es una manera de mostrar a México ante otras culturas”, afirma en entrevista con Excélsior.

El autor de edificios emblemáticos de la arquitectura mexicana del siglo XX como el Museo Nacional de Antropología, el Estadio Azteca y la nueva Basílica de Guadalupe, descarta que haya formado un estilo propio. “Nunca he pretendido hacer arquitectura de autor. Esta disciplina tiene que cumplir con una función de servicio para quien ocupará esos espacios”.

Egresado y catedrático de la UNAM, en cuyo campus central diseñó en 1952 la actual Facultad de Medicina, quien ha proyectado lo mismo escuelas y museos que pabellones internacionales y mercados no siente preferencia por ninguna de sus obras y deja la nostalgia para alguien que ya no ejerza su oficio.

“Sigo diseñando, construyendo. Estoy vivo y activo”, señala el autor de inmuebles recientes y otros en proceso de edificación como el Auditorio Siglo XXI en Puebla, los centros de convenciones de Chetumal y Mérida, el Museo de los Presidentes en Coahuila y la nueva sede de la Universidad Autónoma Metropolitana en la delegación Cuajimalpa.

Este defeño nacido el 16 de abril de 1919 no reconoce haber tenido que vencer grandes retos o enfrentar dificultades serias en la construcción de sus obras. Ni siquiera cuando diseñó la imagen de los Juegos Olímpicos que se realizaron en la capital mexicana en 1968, en medio de la lucha estudiantil; o cuando trasladó del pueblo de Coatlinchán al Museo de Antropología al monolito del dios Tláloc, de 125 toneladas, que hoy flanquea la entrada al recinto declarado Monumento Artístico.

Respecto a esa juventud con la que trabajó y vio luchar por sus libertades hace 43 años señala que fue una generación que “cumplió cabalmente, con gran talento, con gran creatividad”, con los aspectos que se involucraban con México.

“Llevó a cabo esa doble función: mostrar su inquietud social, natural en la juventud, e incrementar el prestigio del país haciendo una olimpiada como no se había hecho desde la época helénica”, recuerda.

Ahora, el Premio Nacional de Bellas Artes 1973 pide a las nuevas generaciones que muestren su potencial. “La juventud es una fuerza viva de México y todos tenemos una gran esperanza en ella”.

Un optimista eterno
El autor de las torres de Tlatelolco y el edificio de Mexicana de Aviación, del Palacio Legislativo de San Lázaro y de los museos de Arte Moderno, del Templo Mayor y Amparo, en Puebla, ve al país con optimismo.

“México ha tenido problemas siempre y los ha sabido solventar. Hemos salido de muchas crisis.

Cada época tiene su propia terminología para expresarlas, pero hemos sabido resolverlas y seguir adelante”, agrega.

Quien fue secretario de Asentamientos Humanos y Obras Públicas de 1976 a 1982 confiesa que le hubiera gustado que el monumento conmemorativo del Bicentenario de la Independencia mexicana fuera suyo.

“Participé en el concurso y, como todo en la vida, a veces se gana y a veces se pierde. No califico al jurado, pero, quienes lo juzgaron, le dieron el tercer lugar a mi propuesta. Pero eso ni nos desilusiona, ni nos frustra. Se trabaja lo mejor que uno puede. A veces se acierta, otras no”, añade.

A la pregunta de cómo ve la ciudad donde creció y ha vivido, la manera en que se ha transformado su fisionomía, responde con humor: “Hay muchas cosas que me gustan, y hay muchas que me disgustan. A lo mejor es porque no las hice yo”.

De envidiable memoria, el autor de los pabellones de México en las exposiciones mundiales de Bruselas (1958), Seattle (1962), Nueva York (1964) y Sevilla (1992), y de edificios en el extranjero como los museos de las Civilizaciones Negras, en Senegal, y el de Nubia, en Egipto, no extraña el ajetreo que caracterizó la mayor parte de su vida.

Ahora, entre la tranquilidad y el silencio que da vivir rodeado de piedra volcánica, Ramírez Vázquez intercala el diseño arquitectónico con la escultura de rostros de mujer y piezas que evocan a la Piedra de Sol o Calendario Azteca.

“Prefiero el cristal de plomo, que da la transparencia y la calidad que no tiene el vidrio, que es más bien frío. El cristal da más oportunidades de crear nuevas formas. Es casi como trabajar con la luz, porque si uno opaca la pieza tiene otro aspecto. El cristal con tantas facetas es más rico para la expresión”, detalla.

Este mundo íntimo y de imaginación no impide al actual miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República estar atento a la realidad política. “Vamos a ver cómo pinta con las elecciones. Con las propuestas y programas que vayan a desarrollar los candidatos posibles. Ya tengo mi voto definido, pero puede cambiar si las propuestas no me gustan o no coinciden con mi forma de pensar”, advierte.

A pesar de moverse en silla de ruedas por su oficina, cuyos muros están tapizados con fotografías de sus obras más destacadas, el arquitecto no ha perdido la fortaleza y la agilidad.
Su obra por el mundo
Algunos de los proyectos más destacados de Ramírez Vázquez:
Estadio Azteca
Nueva Basílica de Guadalupe
Torre de Tlatelolco
Palacio Legislativo de San Lázaro
Torre Mexicana de Aviación
Facultad de Medicina de la UNAM
Museo Nacional de Antropología
Museo Arte Moderno
Museo del Templo Mayor
Museo Amparo
Pabellón de México en la exposición mundial de Bruselas
Pabellón de México en la exposición mundial de Seattle
Pabellón de México en la exposición mundial de Nueva York
Pabellón de México en la exposición mundial de Sevilla
Museo de las Culturas Negras de Senegal
Casa Presidencial de Costa Rica
Visita: Expresiones
Entrevista de Virginia Bautista, publicada el 20/09/2011 01:57 en el periódico Excélsior
http://www.excelsior.com.mx/node/769272

FOTOGALERÍA: Conoce el legado del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez
A lo largo de su vida, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez creó un sinnúmero de edificios que con los años se volvieron emblemáticos tanto en la Ciudad de México, en el interior del la República como en diferentes partes del mundo.

Entre las construcciones más destacadas de su autoría se encuentran el Museo Nacional de Antropología, la Facultad de Medicina en Ciudad Universitaria, el Estadio Azteca, la Torre de Tlatelolco (actualmente el Centro Cultural Universitario Tlatelolco), la nueva Basílica de Guadalupe al norte de la capital, el Museo de Arte Moderno (MAM), el Estadio Cuauhtémoc en Puebla y el Congreso de la Unión en San Lázaro. Te presentamos algunos de ellos.
Dar click en:
http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2013/04/16/894325

Efrén Mayorga

Eventualidades de una ciudad sonorense Con mucho gusto y no menos preocupación acepte integrarme a la blogmanía del periodista digital en su sección del periodista latino, a cuya dirección agradezco la oportunidad brindada; gusto por el placer de escribir sobre el quehacer cotidiano de una comunidad y preocupación por tratar de ser lo más responsable […]

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