Periodistadigital América Home
3 segundos 3 segundos
Coronavirus Coronavirus La segunda dosis La segunda dosis Noticias Blogs Videos Temas Personajes Organismos Lugares Autores hemeroteca Enlaces Medios Más servicios Aviso legal Política de Privacidad Política de cookies
-

La autoviuda o el viricidio en El Recodo; víctima o cómplice

Efrén Mayorga 25 Oct 2014 - 00:55 CET
Archivado en:

+El odio y el dinero estarían detrás del asesinato del integrante de la Banda El Recodo, dicen
+La nota roja: autoviudas, un caso a estudiar
+ Violento intento de viricidio en Famaillá: una hoguera para acabar con un hombre

Cuando es el marido quien mata intencionalmente a la mujer, se llama uxoricidio; en cambio, si es la mujer quien mata intencionalmente al marido, se denomina viricidio. Parricidio: Orden ascendente. Muerte criminal dada al padre; a la madre (matricidio); a los abuelos, etc.Filicidio: Orden descendente. Dar muerte al hijo o hija, hasta los nietos. Conyugicidio: En sus dos modalidades: Uxoricidio: Si la muerte es dada por el marido a la mujer.Viricidio: Cuando la muerte es dada por la mujer al marido.

Ello en relación a tres casos que le traemos a su lectura; el primero ocurrido a finales de 1928 en la ciudad de México; el segundo ocurrido en El Recodo, Mazatlán y el tercero en Famaillá, Argentina; no se pierda su lectura de seguro la resultara de interés:

> La nota roja: autoviudas, un caso a estudiar
del Estudio:Identidades perdidas:Miss México 1928. Una miss que cayó del cielo al suelo, de REBECA MONROY NASR

Resumen

El caso de María Teresa de Landa fue un evento muy comentado en su época. En 1928 fue Miss México, concursante internacional que puso en alto el nombre de nuestro país en Gálveston, Texas, su belleza, su capacidad y su tenacidad le valieron el título. Un año después estaba presa por el delito de «uxoricidio», es decir, por haber matado a su bígamo esposo, el general Moisés Vidal. El evento tiene tintes importantes para la historia no sólo por las implicaciones sociales de ambos eventos, sino porque es una muestra clara de la sociedad posrevolucionaria, los encuentros entre la parte civil y la militar, las disonancias sociales, culturales, pero también muestra de qué manera se manejaba el sistema legal, en tal medida que ninguna de las «uxoricidas» fue condenada a la cárcel en los años veinte del siglo pasado. «Vengadoras del destino femenino» lo llama Aurelio de los Reyes y en ello vemos una historia de las mentalidades, una historia social, una cultural, pero también una historia de género que está en construcción y rescate en sus más minúsculas formas. Este texto pretende mostrar sólo una parte de las facetas de todo este mundo que se mostraba crudo, duro y sutilmente agresivo.

Analizar el caso de las autoviudas durante esos años puede brindar luz a los estudios de género sobre la manera como se fue creando “otra” identidad en algunas mujeres, aquellas que penetraban de golpe en la modernidad de un Estado que terminaba una revolución interna de 10 años y trastocaba a fondo los valores impuestos en sus antecedentes porfiristas y decimonónicos. Elsa Muñiz argumenta que en esos años se asistió a la “consolidación de un modelo civilizatorio, la creación de una cultura nacional, el fortalecimiento de una cultura genérica y el crecimiento de una clase media”.

Las autoviudas son un caso particular porque la información proviene básicamente de la nota roja y se convierte en una noticia que evidencia el malestar social. Aurelio de los Reyes ha estudiado a las “uxoricidas” (en dicha época así se les denominaba) desde el contexto del cine y la sociedad de los años veinte, por ello sabe bien que: “la muerte y la violencia continuaban impregnando la vida posrevolucionaria. La mayoría de los ciudadanos ‘pacíficos’ y un buen número de mujeres cargaban su pistola, disparada sobre el prójimo con cualquier pretexto”. De los Reyes agrega más adelante:

Las mujeres siguieron con atención los procesos de Magdalena y Alicia porque la vida de ambas reflejaba aspectos de la vida femenina de aquel entonces […] La inestabilidad y las inseguridades empujaban a las mujeres a romper los convencionalismos sociales y a convertirse en aventureras a merced de la contingencia; siempre a la defensiva en busca de protección para a su vez proteger a sus compañeros.

… Los casos de Magdalena Jurado, Alicia Olvera, Luz González, María del Pilar Moreno y Nydia Camargo Rubín fueron muy conocidos. De casi todas se hicieron películas, con ellas como actrices principales. Dentro de ciertos límites es comprensible tal actitud: la mujer estaba ante un Estado posrevolucionario, modernizador, no sólo laico, sino en plena guerra interna con la Iglesia católica, la más poderosa del país por siglos. Las conductas, la moral trastocada junto con los frenos moralistas de siglos, se diluían a la luz de los nuevos acontecimientos. Un claro ejemplo de la moral craqueada es la declaración de uno de los amantes de la autoviuda Magdalena Jurado al decir, no sin cierto cinismo: “Yo tengo un disgusto con Martínez, al que tengo que matar porque hace daño. Voy a matar a éste y lo enterraré en el sótano y encima de éste a otro […] para eso estamos en revolución”.

Las “uxoricidas” tuvieron varias cosas en común: provenían de una clase social media baja o baja; no eran mujeres preparadas, pues la mayoría no tenía estudios terminados; muchas habían realizado trabajos diversos, “propios de su sexo”, para encontrar un sustento frente a las dificultades económicas de la época, de escasos recursos y grandes dificultades de supervivencia. Por lo que se sabe de los juicios, la mayor parte de ellas sufrían de abuso físico y emocional, que se reproducía desde su infancia y juventud. Fueron mujeres engañadas, maltratadas y vejadas constantemente por uno, varios o aquel que acabó en el panteón. El último recurso para terminar con el abuso fue el asesinato de su agresor….”

Una miss que cayó del cielo al suelo

María Teresa de Landa y Ríos era una joven de 18 años ataviada a la moda, con pelo corto a la altura de la oreja y fleco con el corte a la bob, y su ropa de flapper con el vestido sin talle de baja cintura y debajo de la rodilla. La sonrisa pintada de carmín, los ojos grandes y coquetos pincelados de rímel, toda ella era una joven que mostraba sus encantos en el concurso de belleza efectuado en el país bajo el marco y la promoción de la revista Jueves de Excélsior en 1928.

La revista lanzó la convocatoria para el concurso de la Señorita México en marzo de 1928, explicando que las interesadas deberían tener entre 16 y 25 años de edad, ser solteras, gozar de buena reputación moral y no ser artistas. La idea la tomaron de los Estados Unidos, que desde 1920 venía realizando un concurso interno para dar a conocer a la señorita Estados Unidos, considerada la más bella. Para 1926 habían lanzado su convocatoria a otros países, entre ellos México, para el concurso de Pulcritud y Belleza Internacional conocido como el International Pageant of Pulchritude. En 1927 participó Luz Guzmán, pero en esa ocasión Jueves de Excélsior no fue el promotor del evento; ella fue bajo su propio patrocinio y quedó en un honroso cuarto lugar. En 1928 se darían cita las más guapas mujeres europeas, latinoamericanas y norteamericanas para consagrar a la reina internacional que representara la belleza universal, lo cual en 1952 se conocería ya como el concurso de Miss Universo…

… En ese año inaugural del concurso masivo aparecieron varias concursantes interesadas y los lectores votaron por ellas enviando los cupones de la revista a vuelta de correos; se presentaron en las diversas etapas, pero fue en la de trajes de baño donde se definió la lista de cinco finalistas con un jurado selecto, formado, entre otros, por el director de la Escuela de Artes Plásticas, Alfredo Ramos Martínez, el reconocido escultor Ignacio Asúnsolo, el escritor, poeta y crítico Enrique Fernández Ledesma y el artista Carlos González. La visión masculina se dejaba escuchar así: «Como ustedes pueden apreciar, los modelos de los trajes de baño no lo son todo. Hace falta rellenar los trajes […] Cuando la mujer es linda, lo demás es lo de menos»…

En la imagen aparece Miss México 1928, tal como fue elegida reina de México. Con su vestido de organza, sombrero del mismo material también a la moda, el vuelo y lo alto del vestido debajo de la rodilla denuncia el año, pues los vestidos se cortaron así hacia 1928, los zapatos rematan las medias blancas mostrando los límites de su belleza. De tal manera la vemos confiada y segura en la actitud corporal, en el momento de posar ante las lentes de Enrique Díaz, Eduardo Melhado y Casasola. Con la mirada grácil que parece un poco atrevida, intenta asimilar su nuevo papel social. Ya días antes había comentado a la prensa «su deseo de ser independiente en todos los aspectos de la vida». Ella, que había sido educada en colegio de monjas, que dominaba el francés, hablaba inglés, de carrera normalista y con deseos de ser odontóloga, estaba segura de que las «mujeres que estudian son tan capaces como los hombres»; era ésta una idea clara de identidad forjada también bajo una nueva mirada. En este caso, aparentemente, la representación corporal respondía también a la mental.

… También aparece en las fotos del momento del brindis: su expresión corporal muestra soltura y seguridad, «miradas que matan» podría ser el pie de foto de esa imagen donde ella brinda con un personaje masculino. Elizabeth Grosz comenta que algunos conceptos del cuerpo son esenciales para entender la producción social, la opresión y la resistencia, y que el cuerpo, a pesar de ser considerado una identidad biológica, puede ser visto como un producto inscrito socialmente, marcado históricamente y con un significado físico e interpersonal.

…Dentro de este referente podemos observar las fotografías de Teresa de Landa al ganar. El análisis de imagen desde la perspectiva corporal muestra una mujer segura, confiada y decidida, quien ya sabía que su futuro tenía grandes perspectivas, por lo pronto concursar en Galveston, Texas, en los Estados Unidos para seguir encontrándose con otros posibles triunfos. Y así fue pues, aunque no ganó, se encontró con varias ofertas para irse a Hollywood como actriz. Todas aquellas posibilidades de seguir adelante con una carrera de actriz, de mostrar su belleza, de enfrentarse a un mundo diferente, las rechazó «en nombre del amor», pues estaba comprometida para casarse con un general bri­gadier de la Revolución al cual conoció en el funeral de su abuela el 8 de marzo de 1928. Era el general Moisés Vidal Corro, revolucionario de unos 34 años de edad, quien se adueñó de su corazón.

…Después de casi un año de viaje por el estado de Veracruz, de establecerse en Cosamaloapan, de donde era originario el general Vidal, la pareja se fue a vivir a la calle de Correo Mayor número 119, en el corazón de la ciudad de México, en la misma casa donde residía la familia Landa. El general Vidal era celoso y desconfiado, por lo que no dejaba a María Teresa salir sola a la calle, menos leer el periódico: «una señora decente no tenía por qué enterarse de los crímenes y demás ­indecencias que llenan las páginas de los diarios», según citan las fuentes de la época.

Allí fue donde la desgracia los visitó, pues el domingo 25 de agosto de 1929 María Teresa despertó alrededor de las diez y media de la mañana y encontró el periódico en una mesa de la casa junto a la pistola Smith and Wesson del general. María Teresa leyó el contenido de una breve nota y se encontró con una desgarradora noticia: la señora María Teresa Herrejón López de Vidal Corro denunciaba a su esposo por bígamo, y era el mismo general Vidal Corro con el que estaba esposada la Miss México. Resultaba increíble: no sólo compartían el nombre sino el mismo esposo. Aquella otra María Teresa de apellido Herrejón había vivido en Veracruz y tenía dos hijas como producto de aquel «amor» que se había consumado seis años atrás.

Landa, despechada, destrozada y sintiéndose deshonrada, tomó la pistola que el mismo general había dejado junto al periódico —al parecer para que aquella desdichada tirara del gatillo atentando contra su propia vida— y, al enfrentarlo, éste se burló de ella: «María Teresa empuñó el arma y disparó contra el hombre que la había engañado». El simbolismo de la pistola, el diario y la actitud tomada por el general Vidal dan mucho en qué pensar, si consideramos que la prohibición de lectura del diario la impuso él mismo. Dejar los elementos a la mano de su esposa establece muchas lecturas, del espacio de imposición de jerarquías militares sobre civiles, de negación del hecho, de actitudes de intimidación. Sea como fuere, esa imagen forjó en el ánimo y el mundo simbólico de María Teresa el deseo de defender su honor, su identidad y su condición de mujer engañada acabando con esa situación inmediatamente. Fue clara al decirle al general antes de disparar: «Me has destrozado la vida y mis ilusiones; si me casé contigo no fue por dinero, bien lo sabes, sino por amor porque te quiero, no es justo esto que has hecho». En este caso la ofensa mata: desdeñada por los comentarios del general descargó la pistola: seis balazos y 10 orificios, fue la declaración del forense. Una bala cruzó el rostro, la clavícula y volvió a alojarse en el cuerpo del general que quedó tendido en un sillón de la sala del hogar; su cuerpo inerte se tornó ridículo. Aquel domingo 25 de agosto de 1929 marcó una nueva etapa en la vida de aquella bella mujer, pues «el Destino habría de elegirla para vivir la tragedia, el penal, el jurado y la libertad». El destino que ella se forjó.

Del Libro Identidades pérdidas: Miss México, cuya autoría es de REBECA MONROY NASR, de la dirección de estudios históricos, inah; Rebeca Monroy Nasr. Dirección de Estudios Históricos, INAH. Artículo recibido el 31 de agosto de 2012. Devuelto para revisión el 30 de enero de 2013. Aceptado el 10 de diciembre de 2013. Dirección de Estudios Históricos, INAH.
http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/2518/2496

>> El odio y el dinero estarían detrás del asesinato del integrante de la Banda El Recodo, Aldo Sarabia García, a manos de Yahir Alfredo Sandoval Estrada en complicidad con su amante Alma Delia Chávez, quien fuera la esposa del músico.

Así lo explicó el procurador general de Justicia de Sinaloa, Marco Antonio Higuera Gómez, quien advirtió que la muerte del trompetista se derivó de un acuerdo de hace cuatro meses entre su esposa y el amante.

En entrevista radiofónica, el produrador explicó que el contacto entre la pareja acusada de homicidio empezó desde que Yahir Alfredo llegó a Mazatlán, en compañía de una prima, a visitar a Alma Delia, quien les ofreció quedarse en una casa, propiedad suya y del instrumentista de El Recodo, y tras intercambiar números telefónicos empezaron a enviarse mensajes de texto.

La versión de las autoridades destacó que el supuesto asesino optó por dejar su trabajo, mudarse a un cuarto en Mazatlán e iniciar una relación sentimental con Alma Delia, pero sin tener conocimiento del trompetista de El Recodo, a quien, según su propia declaración, conoció el día en que lo mató.

El procurador destacó que un posible móvil sería el rencor y el odio que le tenía su esposa, y que fueron alimentados por Yahir Alfredo, a quien le narró la vida que llevaba con Aldo, pero siempre describiéndose como la víctima, pese a estar separados.

Higuera Gómez destacó que la pareja homicida siempre estuvo en comunicación y por ello él supo dónde y cuándo interceptarlo para privarle la vida el pasado 14 de octubre.

La planeación del asesinato consistió en que ella llevaría oculto a su amante en la cajuela del automóvil, en el cual recogió al músico, tras llegar de una gira musical, y con engaños lo llevó hasta la comunidad de El Recodo donde recibirá, a la altura del cuello, un mortal impacto de bala de un arma .9 mm.

>>>Violento intento de viricidio en Famaillá: una hoguera para acabar con un hombre.
«Cuando discutían, él le habrá dado un chirlo, pero ella no se le quedaba (sic)», cuenta la madre de Rubén Orlando Correa al describir la relación que tenía con Maira Alejandra García, su mujer.

Estaban juntos hace cuatro años y se habían separado en varias oportunidades pero siempre se reconciliaban. Por lo que afirman los familiares de ambos, vivían un vínculo tormentoso que, el domingo a la madrugada, estalló en una violenta pelea.

En abril, habían alquilado una habitación en el fondo de una casa en Lisandro de la Torre primera cuadra, una calle situada en el barrio Oeste Sur, en Famaillá. Pagaban $ 300 por mes; Juan Ramos, propietario de la vivienda, dice que nunca se habían retrasado en el pago del alquiler. En ese lugar, se produjo la pelea que envió a Correa a la sala de cuidados intensivos del hospital Centro de Salud y a García al calabozo de la Brigada Femenina Sur, en Concepción.

«Eran cerca de las 3.30 del domingo. Parece que él (Correa) se había quedado viendo la pelea de Maravilla Martínez con unos amigos. Al llegar, puso a calentar agua para bañarse. Comenzaron a discutir, él se le abalanzó y ella le tiró alcohol y le prendió fuego», señaló Ramos al contar el episodio que, asegura, lo dejó atónito. Soledad Chocobar, esposa de Ramos, afirma que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo cuando escuchó los gritos de Correa.

«Lo vi salir corriendo hacia la calle. Ya se le estaba quemando la cara y el pecho. Quiso apagar el fuego, pero lo único que consiguió fue quemarse las manos», explicó la mujer. Sin embargo, el matrimonio sostiene que desconoce los motivos que causaron la pelea.

El comisario de Famaillá, Luis Omar Díaz, dio detalles de la declaración espontánea que realizó García, que tiene 22 años, en esa dependencia. «A las 5.30 del domingo, se presentó en la comisaría acompañada por su padre (Luis García). Dijo que alrededor de dos horas antes estaba junto con su hijo, que tiene un año y medio, en la habitación donde vive. A esa hora llegó Correa, aparentemente alcoholizado. Discutieron y, según la mujer, su pareja la amenazó de muerte a ella y a su hijo», precisó Díaz.

El informe policial señala que, para defenderse, la mujer agarró un frasco con alcohol etílico que estaba en un modular y derramó el líquido sobre su concubino. Cuando el hombre la quiso atacar, le prendió fuego con un encendedor. «Correa salió corriendo hacia la calle y en el camino se sacó la remera. En la vereda, se revolcó en el agua del cordón cuneta y consiguió apagar el fuego», agregó.

Correa tiene 33 años y es un hombre alto que mide cerca de 1.85 metros, según precisó Policía, mientras que García es una mujer delgada de alrededor de 1.60 metros. Blanca Navarro es la madre del muchacho y en diálogo con La Gaceta dio más detalles de la relación. «Siempre me contaba que ella le pegaba con palos. Por eso él no le quería pegar. Ese fue el motivo por el que se separaron, aunque él siempre volvía por el chiquito», explicó Navarro. Otra versión fue la que dio el padre de la joven. «Me avisaron los que había pasado cerca de las 4.10. Cuando llegue a la casa donde vive, la puerta de la habitación estaba cerrada. Le hablé y al entrar a la pieza la encontré llorando al lado de su hijo. Estaba muy nerviosa. Está no es la primera vez que le pega. Les dije que se separen, pero ellos siguieron juntos», concluyó García….. Miércoles, 19 de septiembre de 2012

FUENTE DE INFORMACIÓN:
http://www.monografias.com/trabajos91/guia-derecho-penal-ii/guia-derecho-penal-ii.shtml
http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/2518/2496

Odio y dinero detrás de la muerte de Aldo


http://noadefensor.blogspot.mx/2012/09/violento-intento-de-viricidio-en.html

Efrén Mayorga

Eventualidades de una ciudad sonorense Con mucho gusto y no menos preocupación acepte integrarme a la blogmanía del periodista digital en su sección del periodista latino, a cuya dirección agradezco la oportunidad brindada; gusto por el placer de escribir sobre el quehacer cotidiano de una comunidad y preocupación por tratar de ser lo más responsable […]

Más en Hermosillo

Mobile Version Powered by