Es lo malo que tiene que tu dirección electrónica la tenga cualquiera, que puede llegar a aburrirte a base de correos personales no deseados. Al fin y al cabo luego pones el filtro y ya, pero hasta ese momento te aburre.
Eso me ha pasado con un lector, que me escribe una y otra vez y me insiste quejándose del nulo concepto que de la ética tiene otro blogero de PD, como si eso fuese de mi incumbencia. Me importa un bledo.
Se queja el lector de que el otro blogero le borra los mensajes críticos, dejando sólo los que le son favorables. Incluso se queja de que mi compañero me insulta y hasta escribe alusiones sexuales sobre mi hija (Cómo saben que tengo una hija y cómo saben que no se están convirtiendo en pedófilos, por ejemplo), que es la más zafia, inmunda y rastrera manera de criticarme, con lo chupao que esto debería resultar a cualquiera que me lea. Me dice que ya no puedo leer dichas críticas sexuales, puesto que ha editado y cambiado posteriormente su artículo. Pues bueno.
Y con esta excusa mi escribiente pretende implicarme a mí en su lucha contra el otro blogero. Pues no pienso. En sus insistentes correos-e el pesado paisano que escribe desde el Bierzo (qué envidia me da), cuyos mensajes ya están permanentemente desviados a elementos eliminados, me dice que el blogero le edita los post y cambia la ortografía, colocando múltiples faltas para desacreditarle. E insiste en que yo entre en el debate, pero a mí me da risa que alguien sea capaz de actuar así. Qué infantilismo.
Hombre, que un blogero sea capaz de tamaña falta de honradez es llamativo, pero a mí el asunto me da igual, no es mi lucha, ni siquiera me acuerdo del nombre del blogero, que imagino será su rival de amores o de letras o algo así. Ni siquiera me importa el discutible concepto de la honorabilidad que tenga ni si me insulta o no. Hombre, lo de mi hija me parece despreciable y digno de juzgado de guardia, pero si ya lo ha borrado será porque alguien que le quiere le ha aconsejado bien. Sea como sea para poder juzgar tendría que ponerme a leer los trabajos de mi colega, cosa que no he hecho. Si el blogero en cuestión me critica y me insulta será porque me lee o porque se siente mejor así, lo cual celebro.
El asunto no me afecta, es una batalla ajena, que desconozco y en la que no pienso entrar, lo único que me interesa es que deje de escribirme y de darme la paliza, aunque ya da igual, todos sus mensajes van a la bandeja de eliminados.
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