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Exposición «Antes y Después» / 1973 – 2023 de Guillem Rubió

Brígida Gallego 19 Nov 2023 - 19:01 CET
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La Fundación Valvi de Girona ha inaugurado la primera exposición antológica del pintor Guillem Rubió en colaboración con la Galería Richard Vanderaa, en la que se puede apreciar su evolución a lo largo de 50 años. Desde el Pop-Art, evoluciona hacia el hiperrealismo, el nuevo realismo francés, el tachismo y minimalismo, siempre a partir del objeto.

Por Pilar Parcerisas, Crítica e Historiadora del Arte

Guillem Rubió es un pintor experimental, con cualidades innatas para el hiperrealismo fotográfico que se lanza constantemente a nuevos retos que lo distancian de su virtuosismo. Asume riesgos con nuevos temas y materiales, abrazando nuevas inquietudes que le asaltan constantemente. Vive el arte en presente. Cada periodo de su obra borra la anterior pero siempre hay una presencia que persiste, más visible o más oculta: la realidad del objeto.

Su primera presencia pública en la esfera del arte es en la Galería Montnegre de Pineda de Mar en 1976 y se muestra fascinado por el objeto y la cultura de masas, la publicidad, la acumulación de pequeños objetos enmarcados, que hoy nos rememoran un pop-art enraizado en la cultura generacional de los años 60 y 70.

En este periodo inicial cercano al “Nouveau Realisme” francés de Arman, le sucede una explosión hiperrealista, quizás por la admiración a esta corriente norteamericana que se oficializa en 1972 de la mano de Harald Szeemann y Jean-Christophe Amman, que contrastan con la pléyade de artistas conceptuales europeos y americanos. Imágenes tomadas de fotografías de prensa, pinturas en blanco y negro, imágenes trágicas, convulsas, que nos recuerdan el realismo de Equipo realidad.

Durante la primera mitad de los años 80 el artista se vuelva a pintar objetos de gran formato: un plato, una copa, una taza, desde un hiperrealismo de gran formato. Hasta finales de los años 90 hasta el 2010 sigue aislando el objeto y lo monumentaliza con grises, blanco y negro, aunque en algunos casos utiliza colores desgastados como si se tratase de una antigua fotografía color sepia o gastada por el tiempo.

Es a partir del 2010 que trabaja telas crudas con el rastro de los objetos que sigue monumentalizando, entrecruzándolos, con una técnica que convierten el objeto en una abstracción, con mucha austeridad del color, en blanco y negro. Sus pinturas de gran formato hacen de la transparencia opacidad por la acumulación de objetos.

Guillem Rubió siente admiración por Morris Louis, el pintor de la postabstracción y de los campos de color. Inicia a partir de 2012 una serie de obras sobre tela y papel con tramas y cartones desplegados, en las que ofrece tanto formas geométricas como orgánicas, en color y en blanco y negro. Se deja llevar por la sorpresa, la experimentación y el azar. La práctica intensa y continuada de la obra sobre papel será un buen ejercicio para su último periodo, que trabaja hasta la actualidad y que emerge como un volcán, con una serie de telas importantes ejecutadas los dos últimos años 2022 y 2023. Son telas de gran formato, sin preparación ni tratamiento al modo de Morris Louis contienen huellas de tramas seriadas en un orden geométrico y repetitivo, casi minimalista, modular, en un solo color, verde o rojo. En otras telas deja el orden geométrico y que la pintura refleje el azar de la huella, con la irregularidad de las líneas y sus chorreos de pintura.

Esta es la evolución de su obra que se presenta por primera vez como una muestra de los diferentes momentos de su experiencia creativa. Rubió es un experimentador nato, y lo que podría significar un paso de la figuración o de la hiperrealidad a la abstracción, a lo largo de su obra no es tan radical. Detrás de la aparente abstracción hay una trama, un objeto, una realidad, detrás del acrílico hay un material y técnica. Se inicia con el objeto real, pasa por su representación y retorna al objeto, a su huella.

Guillem Rubió es un autodidacta que ha aprendido de la realidad que actualiza en cada momento. Su biblioteca de arte es un reflejo de sus pasiones que lo vinculan al pasado de una familia culta y coleccionista de arte en la que el abuelo era el alma sensible. Aparte de Morris Louis admira a Otto Wolfgang Schulze, más conocido como Wols, el pintor y fotógrafo de la postguerra que con un gesto expresivo de su pintura anunció el tachismo. Como si fuera su alter ego algunas pinturas van firmadas con el nombre RWO y la fecha, en homenaje a Wols.

@guillem_rwo

@fundació_valvi

@galeriarichardvanderaa

Brígida Gallego

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