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Belleza viajera

La brocha «155» de Maiko: el secreto de belleza que cabe en tu maleta (y en tu rutina)

El accesorio imprescindible para un verano impecable, sin complicaciones ni excesos

Brígida Gallego 11 Ago 2025 - 16:44 CET
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Hay productos que llegan para quedarse, no por aspavientos, sino por pura utilidad. La Brocha 155 de Maiko es uno de ellos: un gesto de simplicidad inteligente en un mundo donde el ritual de belleza a menudo se complica con decenas de frascos y herramientas. Con la llegada del verano, cuando el espacio en la maleta es oro y el tiempo escasea entre chapuzón y paseo, esta brocha se revela como ese «¿cómo he vivido sin esto antes?» que resuelve tres necesidades esenciales con un solo movimiento.

No es magia, es diseño pensado. La clave está en su punta afinada y tamaño compacto, que la convierten en una aliada todoterreno. «No se trata de añadir, sino de optimizar», podría ser el lema detrás de su creación. Y es que, en vacaciones, cada gramo y cada minuto cuentan.

Del solar al colorete (sin perder el ritmo)

Imagina una mañana en la costa: tras el protector solar, toca un toque de base ligera y un rubor que imite ese brillo natural que da el mar. Con la 155, el proceso se reduce a un solo gesto. Sus cerdas suaves distribuyen la crema solar o BB cream sin arrastrar, llegando a zonas delicadas como el contorno de ojos o los pómulos sin excesos. «Una brocha como esta evita desperdiciar producto y garantiza capas uniformes».

El mismo instrumento sirve para aplicar polvos compactos o bronceadores con un acabado sunkissed —ese efecto «luz filtrada» que parece salido de un cuadro impresionista—. Y aquí está su truco: la forma cónica abraza la curvatura de las mejillas, difuminando el colorete como si fuera un susurro de color. Nada de manchas abruptas o líneas marcadas; solo un rubor fresco, casi accidental.

La elegancia de lo sencillo

Lo mejor de la 155 es que no pide esfuerzo. No hay que dominar técnicas de maquillaje ni cargar con una trousse de profesional. Entre uso y uso, basta un limpiador de brochas para mantener sus cerdas impecables. «El mantenimiento es clave para que no acumule bacterias o residuos». Pero incluso eso es rápido: en segundos, está lista para la siguiente función.

Su tamaño —no más grande que un lápiz— la hace desaparecer en cualquier neceser, pero su rendimiento iguala al de herramientas más voluminosas. Y ahí radica su éxito: en un verano donde priorizamos experiencias sobre objetos, un producto que «hace más con menos» se convierte en indispensable.

Por qué triunfa entre quienes huyen de los excesos

No es solo una brocha. Es una declaración de intenciones. Para la generación que apuesta por capsule beauty (ese minimalismo que elige versatilidad sobre acumulación), la 155 encaja a la perfección. Reduce el tiempo frente al espejo, evita llevar tres pinceles diferentes y, sobre todo, garantiza resultados profesionales sin esfuerzo.

Ya disponible en los puntos de venta de Maiko, la 155 promete ser ese pequeño lujo práctico que, una vez probado, se vuelve irrenunciable. Como ese vestido que sirve para todo o ese libro que relees cada verano. Solo que, esta vez, cabe en la palma de tu mano.

Brígida Gallego

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