Los retratos de Fayum fueron encontrados en tumbas de distintos lugares de Egipto y representan el antecedente más lejano del retrato fotográfico.
Se colocaban con las momias a la altura del rostro del fallecido como elemento de identificación para ser llevado a la otra vida.
Fueron realizados entre los siglos I al IV d. C. La mayoría son pinturas sobre tabla y nacieron de una mezcla entre la pintura griega a la encaústica (madera tratada con cera), el realismo romano y los ritos funerarios egipcios.
Los pintores retrataban fielmente los rasgos de los sujetos para que el alma de los difuntos pudiese identificarlos antes de iniciar su viaje al más allá. Con estas características el comisario general de Photo-España, Gerardo Mosquera califica los retratos de Fayum como las primeras fotos carné o fotos del pasaporte para la migración a ultratumba.
Nunca antes se había mostrado tantos retratos de Fayum juntos en España donde sólo existe un ejemplar en el Museo de Arte Egipcio de Barcelona.
Los que han llegado al Museo Arqueológico Nacional han sido prestados por : el British Museum (Londres, Reino Unido), el Allard Pierson Museum (Amsterdam, Países Bajos), el Kunsthistorisches Museum (Viena, Austria) y The Egypt Centre, Swansea University (Swansea, Reino Unido).
En uno de sus textos el escritor John Berger relacionó estos retratos con las migraciones de nuestra época. Y ese nexo es el que ha influido en Gerardo Mosquera para que los 13 retratos se confronten en la misma sala con la proyección de un vídeo de Adrián Paci (Albania 1969) titulado Centro para la permanencia temporal.
En el vídeo se ve a una serie de posibles inmigrantes en la pista de aterrizaje de un aeropuerto. Se les observa subiendo por la escalera de un avión y en el siguiente plano se comprueba que no hay ningún avión y que los emigrantes se quedan parados a la espera de un futuro incierto.
MISMO ESPACIO TEMPORAL
En el mismo espacio, los retratos se contraponen con el vídeo Centro para la permanencia temporal del artista contemporáneo Adrian Paci (Albania 1969), estableciéndose un diálogo entre ellos.
Este diálogo entre lo antiguo y lo contemporáneo se encuentra también en la exposición de Alcalá 31 en la que la obra de dos de los artistas más destacados de la actualidad, Cindy Sherman y Thomas Ruff, se contrapone a la de Frank Montero.
«Las imágenes de estos autores hacen reflexionar acerca de los intrincados caminos de la identidad, la representación y la comunicación en el arte y la sociedad contemporánea», afirmó Gerardo Mosquera.
Organizada en colaboración entre la Comunidad de Madrid y la Fundación Telefónica, la exposición supone «una investigación sobre las identidades y los poderes de representación de una fotografía actuada, más que escenificada».
El trabajo de Sherman (Nueva Jersey, 1954) es una investigación sobre las identidades y los poderes de la fotografía, en la que desarrolla el proyecto de transformarse en otros mimetizando sus identidades, y con ella como protagonista.
En la exposición se incluye algunas de sus series más tempranas, Bus Riders -autorretratos de personajes anónimos en el autobús-; Murder Mistery People -sobre la trama de un crimen-; ABCDE -de estereotipos sociales-, y una selección de Untitled Film Stills, autorretratos ambientados en los platós cinematográficos de los años 50.
Frente a estas instantáneas, los retratos monumentales de Thomas Ruff (Born, 1958) realizados en plano corto y sin accesorios, llegan a despersonalizar al retratado, haciendo que parezca una sola persona repetida hasta el infinito.
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