Una cadena pública, como RTVE, debe de anteponer el arte, la cultura y el espectáculo musical a las ideas políticas de los directivos puestos a dedo en sus mullidos sofás, aunque se lo manden `desde arriba´, que supongo que será lo que ha ocurrido con el desplante de España a Eurovisión después de 65 años, ni más ni menos.
El que un país tenga conflictos armados (y además cerca de una solución definitiva) no debe influir para que deje de concursar en un evento tan prestigioso como Eurovisión, que nada tiene que ver con las ideas políticas de sus países concursantes.
Si todavía fuese una empresa privada se puede entender que tome esa decisión tan importante, pero siendo una empresa pública tiene que mirar por el bien de sus espectadores y no mezclar churras con meninas. Sus directivos no son quién para censurar el arte y los gustos de su audiencia.
Esto no es un informativo, donde ya dejan patente su falta de objetividad y su torticera manipulación en RTVE, es un espectáculo musical de primer orden con un share impresionante que demuestra el máximo interes de los españoles por el concurso.
A este paso nos censurarán documentales donde aparezcan judíos, películas dirigidas por israelitas o exposiciones de artistas de un país en guerra porque a unos personajes, totalmente politizados, se les ocurre que no debe ser emitido.
Sí, todos queremos la paz y estamos en contra de una guerra injusta, como las hay por cierto en otros países, pero si dejamos que nos quiten el arte, la cultura y la música es que ya no nos queda nada en nuestros tantas veces humillados corazones.
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