Periodistadigital América Home
3 segundos 3 segundos
Coronavirus Coronavirus La segunda dosis La segunda dosis Noticias Blogs Videos Temas Personajes Organismos Lugares Autores hemeroteca Enlaces Medios Más servicios Aviso legal Política de Privacidad Política de cookies
-

‘Me salvó una lágrima’, de Angèle Lieby y Hervé de Chalendar

Vicente Torres 13 Ene 2013 - 20:21 CET
Archivado en:

Ficha técnica
Título: Me salvó una lágrima
Autores: Angèle Lieby y Hervé de Chalendar
Editorial: Temas de Hoy
192 páginas
16,50 euros

Lamento desmentir a las mujeres que afirman que los Príncipes Azules no existen. Este libro, escrito por la esposa de uno de ellos, certifica lo contrario. El título habla de una lágrima, que fue muy importante, pero creo que sus inconmensurables voluntad de vivir y resistencia ante el dolor no hubieran podido ser iguales sin el apoyo de su marido, que sabía adivinar lo que necesitaba en cada momento e imponerse al personal sanitario. Supo decirle a un médico: ¡No quiero que ni la toque! Ese brazo firme en apoyo de quien está en apuros siempre es muy importante.
De modo que este no sólo es un libro testimonio de la inesperada situación que le tocó vivir a la protagonista, sino que también es una historia de amor incondicional e inquebrantable y quizá algo más.
Por supuesto que la mayor parte del mérito le corresponde a ella. El relato que hace es dramático, incita a seguir leyendo página tras página. Pero el horror que debió pasar sólo se adivina. Es imposible de plasmar y tampoco ella se ha volcado en esta parte, sino que simplemente deja constancia resumida de los hechos. Supongo que los psicópatas no se conmoverán leyéndolo, pero los demás lectores sí que han de verse afectados.
En las páginas finales, la autora da muestras de esa energía que ya ha evidenciado durante su lucha contra la enfermedad y del talento. Ambos dos, mujer y marido, atesoran valor y talento, y muchas más cualidades, que habían pasado desapercibidas hasta el momento para el gran público, porque ellos se dedican simplemente a vivir su vida.
Soy un devoto de la duda y aunque comprendo que los médicos necesitan certezas para trabajar, me parece que tampoco deberían tener demasiadas certezas absolutas. Dejar pasar la duda siempre que sea posible puede ayudar a que se hagan menos barbaridades. El personal sanitario no tiene la culpa de que ella contrajera esa peligrosa y rara enfermedad, pero al menos podría no haber añadido dolor y pánico. Si no llega a estar el marido…
Vicente Torres

Más en Libros

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

CONTRIBUYE

Mobile Version Powered by