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El "lento descender a los infiernos" de Siria

¿En qué punto está la noche?

La comunidad internacional parece hasta ahora incapaz de actuar eficazmente

Federico Lombardi 16 Jun 2012 - 18:26 CET
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(Federico Lombardi, en RV).- De diversas localidades de Siria siguen llegando cada día noticias de una masacre de personas inocentes de todas las edades y credos religiosos, con un crescendo cada vez mayor desde hace ya, al menos, quince meses. Son cada vez más ya quienes afirman que se debe hablar de una verdadera situación de guerra civil.

Un país caracterizado por la convivencia entre componentes diversos del mundo musulmán, y donde también las relaciones ecuménicas entre los cristianos de diversas confesiones y ritos y las relaciones interreligiosas entre cristianos y musulmanes eran tradicionalmente serenas -inolvidable el bellísimo viaje de Juan Pablo II en el año 2001- precipita ahora en la violencia, en el caos, en el riesgo de desintegración, sin que se vea una salida: un «lento descender a los infiernos», dijo el Nuncio Apostólico, Mons. Zenari.

Las expectativas de libertad y de mayor participación en la vida política presentes en tantos jóvenes sirios como en otros países implicados en el viento de cambio de la región no han sido debidamente escuchadas por parte de los gobernantes, mientras en el campo de los opositores se han sumado y han tomado su lugar componentes violentos.

No obstante los repetidos llamamientos del Papa, así como de tantos líderes religiosos y civiles, la comunidad internacional parece hasta ahora incapaz de actuar eficazmente. Ciertamente influye el hecho de que Siria se encuentre precisamente en un área particularmente delicada para los equilibrios internacionales. El plan de Kofi Annan no ha encontrado espacio, y la hipótesis de una intervención internacional armada es inmensamente preocupante.

¿Hasta cuándo, entonces, la dinámica de la violencia seguirá creciendo y la gente seguirá muriendo y huyendo de sus casas?

Para los creyentes es tiempo de compasión, de oración, de socorro a los que sufren en la medida de lo posible, de invitación y de apoyo a las iniciativas de diálogo a todo nivel, vislumbre de esperanza. No olvidemos ni abandonemos a Siria.

 

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