(Juan Jaúregui).- Hay frases que escuchamos tan a menudo que, al final, las asumimos sin ninguna crítica y pasan a ser carne de nuestra carne, pensamiento de nuestro pensamiento.
Una de ellas es «soy cristiano no practicante».
Me la recuerdan a menudo los jóvenes que vienen a solicitar el matrimonio por la Iglesia o las parejas que desean bautizar a su hijo, cuando, tratando de ayudarles a celebrar el sacramento, les pregunto sobre el sentido de su petición.
Para leer el artículo completo, pinche aquí
Más en Religión
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home