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30 años trabajados y sin cotización

¿Estoy amargado o resentido con el Opus Dei?

La tozudez en no pagar de la institución incumplidora es similar al ahínco de sus partidarios en defenderla

20 Jul 2015 - 12:02 CET
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(Antonio Esquivias).- Escribo esta entrada para esas personas, que básicamente coinciden en sus comentarios, que afirman que yo pido mi pensión para la vejez al Opus Dei donde he estado 30 años, porque estoy amargado o resentido con el Opus. En otras versiones se afirma que he fracasado con mi vocación, pero acaban en el mismo sitio, que el fracaso produce el amargor que explica mis hechos.

Primero. Me sorprende… ¡y mucho!, la postura de esos que juzgan desde la altura de la moral (que creen católica), y desde ahí sacan un juicio de condena contra una persona de la que no conocen las circunstancias. Me sorprende porque para los católicos que realmente han leído el evangelio, el «no juzguéis y no seréis juzgados» de Jesús de Nazaret es más que un precepto, un principio en favor de las personas, y estos comentaristas católicos o pertenecientes o afines o defensores del Opus se lo saltan a la torera. Juzgan personas y no hechos.

Me sorprende en segundo lugar por la incapacidad de aceptar un hecho (no tengo pensión por 30 años de trabajo) cuando este apunta directamente a un incumplimiento del Opus. Lo haya yo hecho mejor o peor, lo haya solicitado una o varias veces o no, subsiste el hecho de que no tengo cotizados esos 30 años y eso apunta directamente a un incumplimiento de la institución Opus Dei. Que he trabajado esos 30 años en el Opus es un hecho, que no se pone en duda. Es decir estamos ante un hecho que configura un derecho ante el que las motivaciones de la persona que pide su derecho dan exactamente lo mismo.

¿Cómo es posible que personas que se dicen católicas y católicas entregadas y conscientes y formadas, vayan contra sus propios principios y arremetan contra una persona que se acerca a la vejez y se encuentra sin medios para afrontarla?

Para leer el artículo completo, pinche aquí

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