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El papa Benedicto XVI ha exhortado hoy a la población de Haití a la calma para facilitar la llegada de la ayuda humanitaria, en un mensaje enviado al presidente del país, René Preval. «Rezo para que el espíritu de la solidaridad esté presente en todos los corazones y que la calma regrese a las calles para que la ayuda generosa que llega de todos los países lleve el alivio a las personas que hoy tienen necesidad de todo y que tengan la tranquilidad de saber que toda la comunidad internacional se ocupa de ellos», aseguró.
Benedicto XVI ha escrito de su puño la carta al presidente haitiano y al presidente local de la Conferencia Episcopal de Haití, el arzobispo Louis Kerebreau, para manifestar su cercanía con la población víctima del terremoto del pasado 12 de enero y animar el trabajo de los equipos de socorro.
El Papa ha expresado su dolor hacia las familias que, en muchas ocasiones, «no pueden dar digna sepultura a sus amados».
Este mensaje se da a conocer cuando hoy en Puerto Príncipe se celebran los funerales del Prelado en una Misa en la que también participará una delegación de obispos de Estados Unidos, encabezada por el Arzobispo de Nueva York, Mons, Timothy Dolan.
Texto completo de la carta del Papa al presidente de Haití
Conocedor con profundo pesar del terremoto que ha asolado trágicamente a amado país, deseo asegurar a Vuestra Excelencia mi profunda simpatía y mi oración ferviente hacia todos los afectados por este terrible desastre.
Le pido a Dios que reciba en la paz de su Reino a todos los que han muerto en el terremoto y conforte a sus familias, que incluso, en algunos casos, no pueden dar una sepultura digna a sus seres queridos. También rezo para que el espíritu de solidaridad habite en cada corazón y para que se mantenga la calma en las calles a fin de que la generosa ayuda llegada de todo el mundo aporte socorro a todos los damnificados y la tranquilidad de saber que toda la comunidad internacional se ha hace corresponsable de su cuidado
Aprecio enormemente el compromiso de todos aquellos que, haitianos y extranjeros, a veces arriesgando sus vidas, hacen todo lo posible para encontrar y rescatar a los supervivientes. Lo agradezco de todo corazón.
Permítaseme asegurar a Vuestra Excelencia que la Iglesia Católica, a través de sus instituciones, más allá de la viva conmoción de estos días, permanecerá junto con los afectados por este desastre y, en la medida de sus fuerzas, les ayudará en pro de un futuro mejor.
Como una muestra de cariño hacia todos, le doy de corazón a usted y al conjunto de la población de Haití una especial Bendición Apostólica.
Ciudad del Vaticano, 16 de enero de 2010
(RD/Agencias)
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