Sin curas y sin catequistas

El descenso de catequistas es un ejemplo más de la pérdida de vocaciones que cada año sufre la iglesia. En la actualidad hay alrededor de 400 instructores de fe en la ciudad de Vigo, una media de 12 por parroquia muy lejos de cifras de hace tres décadas y con tendencia a la baja durante los últimos años. Las personas que quieren ser catequistas descienden a un ritmo mayor que el de niños que se preparan para recibir la primera comunión.Lo cuenta T. Novoa en Faro de Vigo.

«Necesitamos un relevo generacional, gente joven que se dedique a la educación religiosa de los más pequeños. Cada vez es más difícil que los recién confirmados se queden en la parroquia para guiar a los pequeños», asegura José Vidal, delegado de catequesis de la diócesis de Tui-Vigo.

Para combatir esta desidia un nuevo movimiento se está gestando en la ciudad y tiene sus inicios en la parroquia de Bouzas, se trata de la catequesis familiar, que ya cuenta con miles de adeptos en otros países de Europa o Surámerica. La catequesis familiar pretende involucrar a los padres en la educación religiosa de los hijos de forma que ellos mismos pasan a ser catequistas.

Esta fórmula, implantada en España por la pedagoga Julia Muñoz Ferrer, multiplica y prolonga las tareas de los más pequeños. Por una parte, los niños tendrían que trabajar a lo largo de toda la semana las lecciones con sus padres y por otra, los cursos se podrían abarcar desde los 3 años a llegada la adolescencia.

A pesar de que los padres actuarían como catequistas, una vez a la semana los más pequeños se reunirían con un grupo de niños a cargo de un catequista de la parroquia y los padres acudirían por su parte a una preparación a cargo de otro instructor de fe. De modo que para implantar este método sería necesario multiplicar el número de catequistas.

Sin embargo, para Vidal este no es un problema. «En otras partes del país se ha demostrado que al poner en marcha esta catequesis son los padres los que pasan a formar parte del cuadro de catequistas. Después de que sus hijos reciben la comunión deciden quedarse porque les gusta la labor que están realizando», asegura el delegado episcopal.

«El objetivo del método es vincular a los padres en la educación religiosa de sus hijos y además, combatir la percepción de la comunión como un mero trámite. Tras la ceremonia no vuelven a pisar la iglesia», explica Fernando Escaned, coordinador de la catequesis familiar en Galicia.

Escaned implantó el año pasado esta novedosa fórmula en la parroquia de Bouzas con la pretensión de expandirlo por toda Galicia. Con este método Escaned también procura reformular el papel de los catequistas. «La formación es muy deficiente», asegura. Una opinión que comparten desde la diócesis de Tui-Vigo.

«Nos gustaría que la formación de los iniciadores en la fe fuese mayor pero sabemos que no disponen de tiempo. Ellos tienen su trabajo, su familia y una voluntad enorme que tenemos que agradecer. Pero por supuesto nos gustaría que se empleasen más a fondo en la labor que realizan», indica José Vidal, que comprende que el ritmo de vida actual no hace posible una mayor dedicación de los catequistas. «Destinan una media de 4 o 5 horas a la semana, no podemos exigir que hagan más cursos de formación porque si no nadie podría ser catequista», aclara.

Aunque por el momento la catequesis familiar solo se imparte en la parroquia de Bouzas, la diócesis de Tui-Vigo trabaja para poder extenderla por otras iglesias. «Los padres podrán elegir entre este método o el tradicional», señala Vidal.

En las parroquias españolas que se ofrecen los dos tipos de catequesis alrededor del 40% de los padres eligen la familiar. «A pesar de que los progenitores tienen que emplear más tiempo a estos quehaceres, ya que tienen que molestarse y asistir a reuniones, está siendo muy bien acogida porque si algo preocupa a los padres es la educación de sus hijos. No les importa que les implique más tiempo porque se trata del futuro de los pequeños», asegura el párroco.