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Novak Djokovic nunca decepciona cuando se trata de añadir dramatismo a la pista central de Wimbledon.
En su debut de esta edición, el serbio convirtió lo que parecía un trámite ante Alexandre Muller en una auténtica montaña rusa: problemas estomacales, asistencia médica, suspense con el reloj y el público expectante por ver si el siete veces campeón sería otra víctima más del caos que está marcando este arranque del torneo.
Lo que comenzó como una exhibición de autoridad —Djokovic se llevó el primer set por 6-1 casi sin despeinarse— mutó en pesadilla a mitad del tercer set.
El serbio, que hasta ese momento transmitía seguridad, empezó a mostrar claros síntomas de malestar. Se le vio desorientado, pidiendo atención médica y recibiendo lo que él mismo calificó después como “píldoras milagrosas” del galeno del torneo.
A sus 38 años, y tras una recuperación exprés apenas un mes después de operarse el menisco en Roland Garros, Djokovic parecía estar al borde del abismo… pero no.
Porque si algo define al exnúmero uno es su capacidad para reinventarse y sobrevivir a cualquier tormenta.
“Pasé de sentirme absolutamente en mi mejor momento durante un set y medio a sentirme en mi peor momento durante unos 45 minutos.
Tal vez fue un virus estomacal, no sé qué es, pero simplemente luché con eso. La energía volvió después de algunas píldoras milagrosas del médico y logré terminar el partido de buena manera”, explicaba Djokovic con su habitual sinceridad brutal tras sellar la victoria.
Un Muller combativo pone a prueba la paciencia y el físico de Djokovic
La historia del partido también la escribió Alexandre Muller, número 41 del mundo y debutante absoluto en la Central londinense. El francés, lejos de venirse abajo tras ser barrido en el primer set, supo aprovechar los minutos bajos de su rival para meterse en el partido. En el segundo parcial salvó hasta once bolas de break y terminó llevándose el tie-break ante la incredulidad generalizada. La central olía a sorpresa, sobre todo porque Djokovic no encontraba soluciones inmediatas ni físicas ni tácticas.
Pero cuando el partido amenazaba con convertirse en pesadilla absoluta para el serbio —perdiendo 2-1 en juegos en el tercer set y con evidentes gestos de dolor— apareció la intervención médica. Unas pastillas misteriosas cambiaron el rumbo: Djokovic recuperó energía, aceleró las piernas y barrió los dos últimos sets (6-2, 6-2) para sellar su pase en poco más de tres horas y cuarto. El propio tenista admitió después que nunca se le pasó por la cabeza retirarse: “Sinceramente, no estaba pensando en eso ni considerando eso como una opción”.
Contexto: Un Wimbledon impredecible
El arranque de este Wimbledon está siendo más caótico de lo habitual. Ya han caído 23 cabezas de serie —13 hombres y 10 mujeres— igualando cifras históricas desde 2001. En este contexto, lo último que necesitaba Djokovic era añadir más incertidumbre a su camino hacia el octavo título que le igualaría con Roger Federer. Pero si algo le sobra al serbio es fe ciega en sí mismo: “Siempre sentí que el césped es donde jugué mi mejor tenis. Así que, ¿por qué no hacerlo de nuevo?” proclamaba desafiante ante la prensa británica.
La siguiente parada será contra Daniel Evans, británico invitado por la organización tras vencer a Jay Clarke en primera ronda. Las apuestas siguen colocando a Djokovic entre los máximos favoritos —junto a Carlos Alcaraz, defensor del título— aunque cada vez menos casas se atreven a descartar sobresaltos físicos o partidos maratonianos para ‘Nole’. Porque si algo parece claro es que este Wimbledon no va a regalar nada a nadie.
Pronóstico: ¿Hasta dónde llegará Djokovic?
El debate ahora gira en torno al estado real del físico del serbio. Aunque él insiste en que está listo para pelear por todo (“No estaría aquí si no pensara que tengo una oportunidad”), las dudas sobre su rodilla recién operada y estos problemas gástricos pueden pasarle factura ante rivales más exigentes que Muller.
Las apuestas lo mantienen como uno de los favoritos al título —junto a Alcaraz— pero esta primera ronda ha dejado claro que cada partido será una batalla contra sí mismo y contra los elementos. El propio ‘Nole’ bromeaba tras el encuentro: “Si no pensara que no tuviera la oportunidad de ganar Wimbledon no vendría”.
Curiosidades sobre Djokovic, Wimbledon… y las ‘píldoras milagrosas’
- Djokovic nunca ha perdido un partido inaugural en Wimbledon: suma ya 20-0 en estrenos sobre la hierba londinense.
- El serbio buscaba llegar a las 100 victorias sobre césped esta misma edición; tras superar a Muller suma ya 98 triunfos solo en Wimbledon.
- Ha alcanzado la final las seis últimas ediciones disputadas… pero las dos últimas perdió frente a Carlos Alcaraz.
- Durante el partido ante Muller pidió asistencia médica dos veces, algo inusual incluso para él.
- A sus 38 años sigue aspirando —y creyendo— que puede igualar o superar los ocho títulos históricos de Federer.
- Las redes sociales han bromeado sobre las “píldoras milagrosas”, incluso comparándolas con los famosos “brebajes secretos” del fútbol.
- En esta edición han caído ya más cabezas de serie que nunca antes desde que existen los cuadros ampliados.
- Djokovic ha asegurado entre risas: “Siempre me pasa algo aquí; igual me aburro si todo va demasiado bien”.
Wimbledon sigue siendo territorio mágico… e imprevisible. Y mientras Novak Djokovic siga pisando la central, ningún guion está escrito hasta la última bola.
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