Relaño: «Cuando un tercio de los culés llevan la estelada da la impresión que todo el Barça es independentista. Y no es verdad»

Escribe Alfredo Relaño este 20 de mayo de 2016, a 48 horas de que tenga lugar una nueva edición de la final de la Copa del Rey, sobre la polémica de las esteladas, bandera independentista que ha prohibido Concepción Dancausa, delegada del Gobierno en Madrid–Carlos Herrera sobre la finalidad de las esteladas: «Es un escarnio que sirve para el regocijo de lerdos como Mas y otros cretinos»–.

Empieza el director de As diciendo que la mayoría de los aficionados culés no llevan esteladas a los campos–Javier Tebas: «Las esteladas son símbolos que defienden la destrucción de España»–:

No soy un defensor de la estelada. No me hace feliz verlas en los partidos del Barça y hasta suelo pensar que su exhibición en ellos es ventajista y abusiva.

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A las últimas elecciones del Barça se presentó Laporta reclamándose de adalid de la independencia y sólo sacó un tercio de los votos.

No es poco, pero no es mayoría. Eso sí: si un tercio de los culés que vayan al campo llevan la estelada dan la impresión de que todo el Barça es independentista. Y no es verdad.

           LA AFICIÓN DEL BARÇA CON ALGUNA QUE OTRA ESTELADA

Pero critica la decisión de Dancausa–«¿Que por qué llevo una estelada? No lo sé, porque es gratis»–:

Concepción Dancausa, y quien le haya aconsejado u ordenado, ha hecho un favor a ese tercio mal contado de barcelonistas. Escrutando la ley del deporte, no consigo ver algo que impida las esteladas. Lo escrito ahí está dirigido al racismo, la xenofobia o la homofobia, no al separatismo, que es el caso que nos ocupa

Y argumenta:

Lo que ahora no vale, por mucho que a muchos nos disguste que se pitara el Himno, que invitaran a Otegui, u otras tantas actitudes reprobables, es decir de repente que fuera las esteladas del Manzanares.

El caso va a la mesa de un juez de Madrid. Que la Magdalena le guíe. Nos ha faltado seriedad en las Cortes para establecer liturgias de respeto a la Nación.
[…]

Y así hemos llegado a esto: la sonrisa sobrada de Mas en un extremo, la decisión extemporánea de Concepción Dancausa en el otro. Quizá estas cosas les den un rédito electoral. Eso pensarán ellos. Ya ni lo creo