Nadie es eterno. A Florentino Pérez no le va temblar el pulso en el Real. El presidente persigue lo mejor para el Madrid sin importarle nombres, estatus o condiciones.
Zidane es presente y futuro. El elegido para capitanear al Real al éxito. Pero si las cosas se tuercen, el presidente lo tiene todo bajo control.
La obligación del máximo mandatario del Madrid es proveer la desgracia. En la abundancia no luce el ingenio. Es cuando las cosas se tuercen que se ve quien val y quién no. Y Pérez es un hacha.
Florentino cuenta en su haber con un currículum de entradores extensos. Quien no sirve se va. Y viene otro que lo hace igual o mejor.
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