Hoy analizamos una decisión que el Gobierno intenta vender como voluntaria, prudente y responsable, pero que en realidad es una huida hacia delante: ð España renuncia a los préstamos del programa Next Generation EU.
Según la información publicada, el Ejecutivo ha decidido no solicitar los cerca de 70.000 millones de euros en préstamos europeos a los que España tenía derecho.
La versión oficial es que “no hacen falta” y que podemos financiarnos más barato.
La realidad es mucho más grave: no pueden cumplir con las condiciones que exige Bruselas.
Los préstamos Next Gen no eran dinero gratis. Exigían reformas estructurales reales, hitos verificables y compromisos concretos en:
– sostenibilidad del sistema de pensiones
– mercado laboral
– control del gasto público
– reducción del déficit estructural
– reformas fiscales creíbles
Y aquí está el problema:
ð España no ha cumplido esos compromisos.
ð Ha maquillado reformas.
ð Ha retrasado ajustes.
ð Y ha disparado el gasto estructural.
Aceptar los préstamos implicaba supervisión estricta, controles periódicos y la posibilidad de que Bruselas bloqueara los desembolsos si no se cumplían los hitos. Renunciar a ellos evita el control… pero deja al país sin financiación barata y sin credibilidad.
Lo más preocupante no es perder los préstamos.
Lo más preocupante es el mensaje que se envía a Europa y a los mercados:
➡️ España no es capaz de cumplir reformas.
➡️ España no puede asumir compromisos a medio plazo.
➡️ España prefiere más deuda cara antes que dinero barato con condiciones.
Hoy explico:
ð¹ por qué esta renuncia no es una decisión técnica, sino política
ð¹ por qué el Gobierno huye del control europeo
ð¹ y cómo esta decisión compromete el futuro económico del país No es que no quieran los préstamos.
Es que el Gobierno no quiere que le miren las cuentas.
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